Tentando al diablo

1782 Words
Nicole se levantó muy temprano en la mañana, se dio un baño, ese día se esmeró aún más en su arreglo, se puso un capri color vino , un top n***o y un blazer al color del pantalón, usó unos stilettos n***os para resaltar su figura, se maquilló ligeramente y se dejó el pelo suelto con algunas ondas, se puso su perfume favorito, se paró frente al espejo y se sintió satisfecha con el resultado. Al bajar Jack ya la esperaba para llevarla a la oficina. —Buenos días Jack. El hombre le respondió con un gesto que intentaba ser sonrisa. Al llegar al edificio, no tenía idea de donde se encontraba la oficina de Bruno, al preguntar a la recepcionista, está la guío hasta el último piso. —El señor Leone me ordenó que la acompañara hasta su oficina. Al estar frente a su oficina, noto que la secretaría no estaba, se acercó a la puerta después de dudar unos segundos tocó suavemente la puerta, entró en cuánto le ordenó que pasara, la oficina de Bruno era amplia, con enormes ventanales que mostraban una magnífica vista de la ciudad, todos los muebles eran en madera color caoba, Nicole pensó que sería moderna, pero se había equivocado, era seria y elegante como él. —Vaya, eres puntual. La observó detenidamente, se veía hermosa y sexy como siempre, por un momento tuvo el impulso de pedirle que buscará la manera de cambiarse, pero sabía que pensaría que estaba celoso, en realidad lo estaba, pensar que los empleados pudieran admirar su cuerpo le molestaba demasiado, tuvo que respirar profundamente para controlarse, pensó que si la hubiera conocido en otras circunstancias se hubiera enamorado indudablemente de ella, su suave voz lo volvió a la realidad. —Dime qué función es la que haré, como sabes sé dibujar y hacer planos, además de que se me facilita usar varios programas en la computadora. —De ninguna manera, serás ayudante de mi secretaria, tendrás un lugar al lado de ella, te encargarás de ordenar los archivos, sacar copias y preparar café, tendrás un sueldo de acuerdo a tus funciones, —Te podría decir que no permitiré que me humilles de esa forma, pero como eres el todopoderoso y omnipotente Bruno Leone, haré lo que me pides. —Trató de calmarse, era un imbecil que solo pretendía humillarla. —No te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando, recuerda esto siempre, yo no acostumbro pedí, yo ordenó y tomo lo que me agrada cuando me da la gana. Nicole salió de su oficina, no sin antes hacer una reverencia, al verlo estaba segura que de sus ojos salieron chispas. Cuando salió, ya se encontraba en su lugar la secretaria, era una señora de unos cincuenta años, imaginó que trabajaba ahí desde que era presidente de la compañía don René, se acercó para presentarse educadamente. —Buenos días, soy Nicole, el señor Bruno me ha dicho que estaré a su disposición. —Buenos días, señora, soy Bertha, sé que usted es la esposa del jefe, no sé porque le dio este puesto, pero no se preocupe, trataré de no hacerlo muy cansado para usted. —Muchas gracias, sé que podremos ser buenas amigas, no me hable de usted, solo llámeme Nicole. —Sonrió al decirlo, esa mujer era muy agradable. —Está bien, entonces puedes llamarme Bertha. La mujer le sonrió amigablemente. El día transcurrió sin contratiempos, a la hora de la comida decidieron bajar juntas al comedor, Bertha le comentó que Bruno contrató excelentes cocineros para que la comida de los empleados fuera de lo mejor, Nicole pensó que cuando menos el ogro se preocupaba por sus empleados. Estaban esperando el elevador de empleados para bajar, cuando de pronto del elevador de los ejecutivos salió Sondra y entró en la oficina de Bruno sin avisar. —Amor he venido por ti para ir a comer como quedamos. —Su terrible voz se dejo escuchar. Bruno entrecerró los ojos, ¿es que la voz de esa mujer no podía ser más chillona? No soportaba la prepotencia de Sondra, ni su manera de tratar a los empleados, la toleraba con el fin de molestar a Nicole. Salieron de la oficina tomados de la mano, pasaron junto a Nicole ignorándola, ni siquiera se tomaron la molestia de voltear a verla, sintió pena de que Bertha se diera cuenta en lo que se había convertido, en una completa burla para esos dos. —Nicole, perdón por mi atrevimiento, me parece que ella es tu hermana ¿algo va mal con el señor Bruno?. —No pasa nada, en realidad no importa. —La mujer sintió profunda pena por ella. Llegaron al comedor, justo cuando iban a empezar a comer, escucho la voz de Max. —Pequeña libélula, he venido a comer contigo, tu padre me dijo que hoy es tu primer día de trabajo. —Max que bien que estás aquí. Nicole se alegró al ver a su amigo, se levantó para abrazarlo, su presencia le había alegrado el día. —Ella es Bertha, la secretaría de Bruno. —Mucho gusto soy Maximilian, el mejor amigo de Nicole. —Mucho gusto. Se sentaron a comer en medio de risas y de una agradable conversación, después de un rato Bertha se despidió, debía estar en su puesto antes de que Bruno regresara, Nicole se quedó para despedirse de Max. —Gracias por venir Max, necesitaba de tu compañía aunque sea por un momento. —He querido ir a visitarte, pero me ha dicho Sophie que el patán de tu marido te tiene prohibidas las visitas, así que esperaremos que regrese Dante, para poder hacerlo. —Genial, espero regrese pronto, los esperaré impaciente. Se despidió de él con un abrazo y un beso en la mejilla, escucho un carraspeo detrás de ella, al voltear estaba Bruno observándolos, por la cara que tenía estaba más que furioso, se acercó y la jalo hacia un lado. —¿Se puede saber qué hace este tipo aquí en mi empresa? —Es mi amigo y me vino a visitar. —Que se retire de inmediato, ordenaré que le prohíban la entrada. Máx apretó los puños, ese hombre era un perfecto imbecil, no entendía como Nicole seguía a su lado, se veía que era agresivo y que no la respetaba, no estaba enterado de lo que realmente ocurría, Nicole había pedido a Sophie que no le contará nada, sabía que no podría contenerse e intentaría golpear a Bruno. Cuando Bruno regresó a su oficina, había notado que Nicole no estaba al lado de Bertha, necesitaba que le buscara un archivo, así que decidió bajar a buscarla para que regresara a su lugar de trabajo, no pensó encontrarse aquella escena, no podía creer lo que veía, lo estaban dejando en ridículo ante el personal de su empresa, esa niña estaba tentando al diablo, verla tan cerca de otro hizo que su sangre hirviera, sobre todo si ese alguien era Maximilian Roberts. —Óyeme bien Bruno, si te atreves a hacer eso, convocaré a una rueda de prensa, donde expondré la relación que tienes con mi hermana, mis amigos podrán visitarme cuando se les pegue la gana. —Vaya la gatita ha sacado las uñas, está bien no lo haré, solo recuerda que quien ríe al último ríe mejor. Se dió la vuelta y se alejó completamente furioso, ya encontraría la manera de que Nicole le pagará su atrevimiento, no estaba acostumbrado a que sus órdenes no se obedecieran y menos a que lo amenazaran y ella lo había echo delante de sus empleados. Max los observaba con los puños apretados, que ganas de partirle la cara a aquel engreído, decidió no intervenir para evitar un escándalo, Nicole se despidió de él para después regresar a su lugar fuera de la oficina. —Nicole, el jefe pidió que en cuanto subieras le lleves un café, lo toma n***o sin azúcar. —Es lógico que lo tome así, he leído que el café n***o y sin azúcar es el preferido de los maniacos. Entró a la oficina para llevarle el café, ni siquiera se dignó a mirarla mucho menos le dio las gracias, pensó en tirar el café caliente sobre sus pantalones, pero prefirió salir de ahí tranquilamente, dejó la taza sobre el escritorio, sin decir palabra alguna salió de la oficina, le pareció sentir la mirada de Bruno sobre ella, estuvo a punto de voltear, prefirió quedarse con la duda. Por la tarde Bruno aún tenía que pasar por Sondra, se sentía cansado y no tenía ánimo de soportarla, avisó a Nicole que se iría con él, Jack pasaría por su hermana, a ellos los llevaría el chofer. A Nicole no le agrado saber que tendría que soportar su mal humor de camino a casa, además de que su hermana no estaría nada contenta. Viajaron en silencio, él se sentía demasiado cansado como para discutir, Nicole agradeció por ello, Bruno cerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás, solo el sonido de sus respiraciones se podía escuchar, a pesar de su cansancio tuvo que hacer un esfuerzo para poderse controlar, tenerla cerca era toda una tortura, sentir su dulce aroma lo desquiciaba. Cuando llegaron a la mansión, nanny estaba esperando a Nicole en la sala, poco después llegó Sondra y se acercó a abrazarla. —Nanny querida, imagino que has hecho de cenar lo que me gusta. —Lo siento, hice la cena favorita de Nicole, tú tienes aquí quién te prepare tus gustos, te voy a pedir que no me vuelvas a abrazar y para ti no soy nanny, soy la señora Sara. —Pero nanny. —No Sondra, has hecho mucho daño a tu hermana y eso no te lo puedo perdonar, si no lo digo a tu padre es por el estado delicado en que se encuentra, vamos Nicole la cena se enfría. Nicole observó la cara de furia de su hermana, le pareció ver un gesto de burla en la cara de Bruno, quien en lugar de molestarse, parecía que se estaba divirtiendo. Por la madrugada no podía dormir, tenía sed y su botella estaba vacía, bajó a la cocina, descalza y en pijama, ya en la cocina se le antojó un helado de chocolate con crema batida, abrió la nevera para sacarlo, al voltear sintió que chocó con alguien, al ver hacia arriba vio que era Bruno quien la observaba fijamente como era su costumbre, había manchado su playera con el helado, se la quitó y sujetó la barbilla de Nicole con su mano, la atrajo hacia él, ella no pudo resistirse, pensó que era una tonta por caer de nuevo en su juego.
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