En busca de trabajo

2359 Words
Capítulo 2   –Ya casi llega el alquiler de la casa y con las miserias que me están dejando de propina en el antro, no me alcanza para pagar este mes, asi qué te conseguí un trabajo que vi en el periódico, está a dos horas de aqui, llame ayer para que asistieras a una entrevista, por tu bien y el de Elliot, procura conseguir ese trabajo para que encontremos que comer –me tira el papel al avisarme –el sonido de mi madre hablando se repetía una y otra vez dentro de mi cabeza causándome una especie de pesadilla-remordimiento en mi subconsciente provocando un aceleramiento de mi sistema cardiovascular y de esa forma levantarme desesperada y exaltada.   –Tranquila soy yo –ver los ojos color añil de mi mejor amiga me devolvieron la paz mental –Estaba a nada de llamar a un ambulancia amiga, papá y mamá están aquí se armó un lio súper feo – intento levantar mi cabeza con mis manos, sentía que estallaba mientras miraba a la pálida Charlotte caminar de un lugar a otro del ¿sótano? ¿Que hacíamos en el sótano? –Creo que esta vez sí me expulsaran del instituto –aquellas palabras desesperada de mi amiga me hicieron entrar en recapitulación.   –Expulsarte, pero si la que ha montado todo este embrollo asido yo –le informo parándome del suelo.   –Ni al caso amiga, yo me hizo responsable de ese lio, ni muerta dejaría que te expulsen de aquí –me le quede mirando como si se hubiera vuelto loca, que rayos habia hecho esa niña.   Sin darme tiempo a preguntar me pasa mi mochila y sube las escaleras del sótano de dos en dos, yo la sigo sin pensarlo dejando que el frio aire del interior del colegio, soplara en mi cuerpo dejándome un escalofrió de por medio.   –Charlotte, no te harás responsable de esto, acaso no has pillado lo grabe que es esto –le advierto mientras caminábamos con dirección a la rectoría.   –Bueno ni modo, la que se habia reído de lo ocurrido con la muñeca inflable esa, fui yo, y la que le habia lanzado el jugo a su cara cementada tambien fui yo, ademas, hoy es tu cumpleaños amiga, podrias hacerme el favor de cerrar la boca y dejar que manipule al rector, no pasara nada, con las colaboraciones que hacen mis padres en este mugroso lugar, dudo que me hagan nada –la chica hace un movimiento con su cabello de victoria y preparándose para la actuación emplea una actitud sumisa antes de entrar al directorio.   A quien intentaba engañar, si me expulsaran de este lugar no tendria escuelas que me acogieran, estaba casi a finales del año escolar, y mi madre ni de chiste vendría a pedirle nada al rector, asi que cerré la boca y agache la cabeza, yo no tenía voz ni voto, al fin y al cabo Charlotte era una niña rica con unos padres influyentes, yo… pues yo no tenía nada. Le dedique una mirada de lastima a los padres de mi mejor amiga y me quede en la puerta sin entrar a la charla.   –Lo primero es que esta niña es mala influencia para su hija, señor Campride –escucho decir al rector, que desde que pise este instituto lo unico que ha hecho es odiarme sin razon aparente. Talvez los roles sociales al fin y al cabo si importaban.   Su comentario solo hizo que agachara la cabeza aún más.   –Su hija de unas semanas para aca a empezando a tener comportamientos inadecuados en aula, desde crear charlas durante clases hasta realizar de manera incorrecta ejercicios y examenes –informa el rector –Creo que el verdadero problema de es esta niña –dictamina con voz de desdén.   En parte me dolió ver la cara de examinación que se hicieron los padres de Charlotte, no tenía nadie quien me defendiera, en este lugar y en muchos más yo no valía nada al fin y al cabo.   –Bueno ya no, deje de insultar a mi amiga, cada cosa que ha pasado lo he hecho yo, no sé con qué derecho y pruebas tiene para acusarla falsamente. Mamá, Papá, como pueden creerle –se levanta de su asiento y toma una postura desafiante. –No aceptare este tipo de comportamientos en mi presencia   –Que comportamiento solo le he dicho la verdad   –Bueno ya Charlotte, estos son temas de adultos y yo no te he dado permiso de hablar señorita, estas castiga esta vez por manera indefinida –esta vez se escuchó el padre de ella hablar –Señor director, por los años que hemos estados firmes en este instituto podria perdonar el actuar equivocado de mi hija y de su mejor amiga, la próxima vez que pase, yo misma me encargo de retirarla a ambas –quede de piedra ante sus palabras.   –Tampoco hay que ser tan drásticos señor Campride –dice debajo de una risita nerviosa dándome a entender que en efecto el problema es conmigo y nadie más –con una semana de retención a su hija pues todo está bien, ya que ella se hace responsable de caso.   –Claro, lo considero perfecto, señor rector, Annetthe no tuvo nada que ver en esto –secunda con seguridad y al notar que me iba a interponer me amenazo con la mirada.   Durante un largo minuto de charla, yo no pude evitar sentirme sumida en la tristeza, y la culpa, si solo hubiera mantenido mi postura de inservible, los padres de Charlotte me dieron una mirada de lastima, me felicitaron por mi cumpleaños y se marcharon llevándose a mi mejor amiga, en ese instante me sentí completamente vacía y sola. Las horas en el instituto pasaron lento y aburridos, ayude a unos empleados sacar la basura y por ello me regalaron unos cuantos centavos que me servirían para pagar el bus que me llevaría a mi nuevo empleo.   Despues de 2 horas en autobús este duraba tanto tiempo por las múltiples paradas que debía de hacer, y media hora  de haberme perdido en aquel vecindario lleno de casas grandes sacadas de alguna pelicula de millonarios, al fin llegue a mi destino, aún tenía el uniforme del colegio y me cuestione si debería llegar en ese estado. Aunque en parte si notaban del lugar en que estudiaba serviría de referencia.   Toque el timbre que se encontraba en la pared de las afueras de la casa, en el megáfono se escuchó una voz amable preguntar quién era le di mi nombre y acto seguido los grandes portones dejaron a la vista una hermosa mansión, tenía cierto parecido a la casa de Charlotte solo que un poco más grande.   En un vano movimiento para limpiar alguna suciedad imaginaria de mi vestuario le doy toques a mi falda de color azul marino, y entro dentro de la mansión con precaución. Me lleve el susto de mi vida cuando un perro del tamaño de mi futuro intento atacarme, pero la bestia estaba enjaulada aun asi fue suficiente para hacerme caer de culo por el susto. Perfecto esto ocasionó que el césped se pegara a la falda y algo de tierra, me alerte en quitarlo mientras entraba a la tal pulcra casa, creo que jamás en mi vida tendria algo parecido por dios. Casi al llegar a otra puerta que tenía que tocar la puerta, una seña pelirrubia muy hermosa me da una cálida sonrisa y me invita a pasar.     Miro de reojo la casa y a tan hermosa mujer, pareciera sacada de una revista de esas que Charlotte leía.   –Espero que te encuentres bien Charlotte, por tu voz pensé que eras más –me inspecciona mi físico – ¿Adulta? ¿Qué edad tienes cariño? –me brinda una mirada apacible y yo quedo de una pieza. –Justo hoy acabo de cumplir los 17 –mi voz sonó algo ronca por el simple hecho de que no habia hablado en mucho rato.   –Eres muy joven para este puesto, querida –de tuvo la caminata al jardín para darme una mirada de desaprobación   Sentí el miedo electrizar mi cuerpo, no podia decirme eso, necesitaba ese trabajo.   –Puedo cumplir las expectativas de la vacante, ya tengo experiencia cuidando a los niños, por favor señora, no le fallare, pero… necesito mucho este trabajo para subsistir –lo último lo dije casi inaudible.   Me mira esta vez más relajada sin dejarme entender sus expresiones porque no emitía ninguno.   –Cuéntame algo de ti –me dice mientras nos sentamos en un mueble del grande jardín   Ya habia leido esto en algún lugar de empleos y eso, los reclutadores siempre preguntaban eso.   –Pues… ehm.. –respire profundo, seria honesta aunque no tanto –me llamo Annetthe Collins, tengo 17 años, estudio en la alta casa de estudios Filipense, voy por ultimo año, ehm… actualmente no me dedico a nada más, ademas de cuidar a mi hermano Elliot, tiene 4 años. –intente agregar algo más, pero realmente ¿Qué más hacia yo? Eso me llevo a cuestionarme muchas cosas de mi vida en la tierra.   –Yo estudie un tiempo en Filipenses, hasta que me fui del pais a estudiar en Australia –me cuenta con una sonrisa, yo la imito –y dime… cuéntame más de tu hermano Elliot, si estudias en ese colegio ¿Qué te hizo venir a buscar trabajo?  –me mira sin entender   –En realidad el colegio me lo paga los padres de mi Mejor Amiga Charlotte, estoy muy agradecida por eso, habia durado un año sin estudiar porque mi madre se mudaba mucho y por cuestiones de desempleo, al no poder pagar un colegio y no encontrar una escuela cerca de mi vecindad pues paso eso –intente frenarme disimuladamente al darme cuenta que ya estaba hablando de más. Ella me miraba tan examinante que me asustaba, pero al mismo tiempo su mirada era tan abrazador, que despues de mi amiga, me sentí escuchada realmente.   –Entiendo ¿y vives muy lejos de aquí?   –A dos horas, pero si me da el trabajo nunca llegaría tarde. – ¿y tu madre que hace?   –Trabajar –en parte no mentía, corte contacto visual despues de mi respuesta y empecé a jugar con mis uñas   –Me pareces una niña muy bonita y supongo que necesitas mucho este trabajo, haré una leve excepción pero, tendrás que traerme una carta firmada de tus padres de que aceptan que trabajes –casi rodaba los ojos, era lo más facil de conseguir –y algunas referencias personales por si pasaba algún suceso –respire profundamente a la vana idea de que la gente creía que por ser pobre y vivir en un barrio de mala muerte te hacia un malandro, pero no hice nada más que asentir.   Me enseño cada rincón de la casa de manera amable y me comento que era psicóloga militar y formaba parte de la fuerzas especiales de Madrid en reclutar y asistir los cadetes y demas, casi lo otro no le preste atencion por estar mirando cuadros u alguna otra cosa de su mansión, en este momento los mellizos y su hija de 10 años no estaban aquí, no era la única niñera que estaria aquí, era una para cada bebe y la niña, pues yo me encargaría de cuidar a la ya mencionada, me ha informado que es un poco revoltosa y caprichosa, a mí no me quedo ningun remedio que decirle que era mi trabajo y que lo asumiría de manera responsable,  agradecida con el ser supremo ella fue bondadosa y me dio dinero suficiente para pagar el autobús, aunque de camino a la estacion de bus es bastante alejado, estaba completamente mojada por un imbécil que no midió fuerzas y paso en un charco que me ensucio toda la ropa, ni siquiera se detuvo a disculparse. Pero bueno, que se suponía que iba hacer,   Al caer la noche, cuando llegue a casa e asuste porque no habia nadie, pero la paz volvió a mi cuerpo cando recorde que mamá solía dejar a Elliot en casa de la señora que vivía en el segundo piso del condominio. Pase a buscarlo, y sin sorprenderme de lo más minimo, escuche a la señora quejarse por traer al pequeño sin comida ni nada, me eche la culpa diciendo que mi madre me habia dejado el dinero, pero me fui con unos amigos de improvisto, me regaño, le dije que no volvería a pasar, y le prometí que iría a lavarle su ropa como agradecimiento, cosa que la puso contenta porque es un simple señora que sus hijos venían a visitar de vez en cuando y no tenía quien la ayudara en sus quehaceres, apenas tenía fuerzas en los brazos, como solía cuidar en ocasiones a mi hermano, pues con gusto le pagaba el favor.   Al llegar a casa, encontre todo limpio, al menos mi mama no era una puerca y no tenía que lidiar tambien con eso. Con lo que me dio la señora Thomas me alcanzo para comprar algo de pasta y queso, cosa que agradecí porque Elliot estaba muerto de hambre.   Revise mi mochila y por un poquito y se mojaba, lave mi ropa del colegio con sumo cuidado y lo puse detrás de la nevera para que en la mañana despertara ya seco, un sonido logra asustarme, provenía del celular que me habia regalado mi amiga, cuando lo revise era una llamada de ella, mientras chismoseábamos dormí a mi hermanito hasta tarde y quedarme en el mismo estado. Me levante unas cuantas veces en la madrugada al escuchar sonidos no aptos para menores de edad, de parte de mi madre y con uno de sus amigos, cerré la puerta de mi cuarto y de Elliot con seguro, me avente a llorar unas cuantas horas y me lancé a dormir, no sin antes poner algún trapo que cubriera los espirales de mi cama que lastimaba a mi hermanito en la espalda.   Y asi paso mi maravillo cumpleaños.
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