PRÓLOGO

1067 Words
—¡Lorens ya no eres la misma de siempre! ¡entiéndelo! —me grita él con firmeza, moviéndose de un lado a otro en la entrada de nuestra habitación —no eres la mujer hermosa que conocí, con ese semblante esplendoroso y curvas finas. —Pero Robert… —trato de contestar algo que no tiene claramente justificación. —¡Ya no me gustas! –me aclara tajantemente, mirándome a los ojos mientras caen mis lágrimas. —¿Y por eso tuviste que meterte con mi prima? —estoy rota en mil pedazos y esto no se siente nada bien. —Debo admitir —la señala, en tanto ella, solo se cubre el rostro con la sábana —que Elena incluso cuida de su aspecto mucho más que tú y es irónico con la carrera que llevas. —se mofa y no tengo las palabras exactas, simplemente me enojo más por lo cínico que es. —Robert... nada de lo que me dices son excusas. —trato de sacar mi fortaleza y lo enfrento —si ya no me querías y si deseabas el divorcio, lo hubieras hecho primero ¡antes de hacerme esto.! —me altero, esta traición me duele en el alma —Te dediqué mi vida ¿Cómo pudiste hacerme esto con 3 años de matrimonio? —Nuestro matrimonio terminó hace tiempo desde que dejaste de ser la maravillosa mujer de la cuál me enamoré. —Eso… eso no lo entiendo, no tiene sentido ¿Cómo tienes la cara de ser tan descarado? Robert... nunca me descuidé de ti, estuve al tanto de tu cuidado como esposa, te he atendido muy bien, cada vez que llegabas a casa —lloro descontroladamente mientras golpeo su pecho desquitando mi dolor —nunca te faltó un plato de comida, te fui fiel y entregué todo de mí desde el primer día que me pediste ser tu enamorada hace 8 años, fuiste mi todo ¿Cómo puedes…? ¿Cómo pudiste? —él no reacciona solo me mira con frialdad, sin nada de amor y es lo que más me duele. Elena se encuentra envuelta aún en nuestras sábanas, en las sábanas de nuestra casa… de nuestra cama… Ni siquiera, se atreve a decir algo al respecto, mi rostro se torna sin expresión y al no soportar más esta desfachatez, salgo corriendo del lugar que era mi hogar. No puedo más con esto, la vida estaba siendo demasiada dura conmigo, él era mi vida y me estaba mortificando su drástico cambio. Ella era mi mejor amiga, mi única familia, no tenía a otra persona a quien recurrir aquí en la ciudad, todo esta mala pasada me estaba haciendo sentir completamente sola. Ya nada tenía sentido, y solo en mi cabeza dementemente se me cruza la frase de que "MI VIDA YA NO VALE NADA" Corro por las calles sin sentido exacto, hasta que llego al puente de Washington. Me quedo mirando cómo recorre las tranquilas aguas por un breve momento, mientras me derrumbo en llanto. «Ya no tengo que hacer más en este mundo, me quedé sin familia y sin alguien que me ame. ¿Cómo podré sola? lo amaba, lo amo, él era mi todo» Mi mente no comprende la razón y simplemente me dejo llevar por el sufrimiento. Me apoyo en la baranda en tanto mi cuerpo tiembla por la fuerte conmoción y subo unos pasos de la barrera del puente hasta llegar a la cima. Estoy dispuesta a decirle cobardemente Adiós a la vida. Pero de repente me comienzo a tambalear. Mi corazón se detiene, mi vida pasa por mi mente como un rollo de película. De una forma estúpida estoy por terminar todo. Pierdo el control e inesperadamente una mano me sostiene, me jala y caigo encima de alguien. Alzo mi rostro y me percato que estoy sobre un hombre, su gesto de enojo me consterna, es como que quisiera decirme miles de cosas a altavoz. Nuestras miradas se quedan fijamente intactas por un breve tiempo y me sorprendo que imprevistamente limpia mis lágrimas. Eso hace que todo en mí, se incomode por la extraña situación, por ende me levanto rápidamente. Me quedo helada de pie observándolo con mi corazón aún acelerado por el shock. Él se inicia a levantar despacio, parece adolorido y comienzo a sentirme apenada por eso. —¿Estás bien? —rompe el hielo del ambiente. —Sí… —contesto apenas. —¿¡Por qué querías hacer eso!? —se expresa muy alterado, veo como caen de su rostro gotas de sudor, por lo que intuyo que, está muy turbado y quizás nervioso. Rompo en llanto, la conmoción por lo que iba a hacer, aún me tenía fuera de sí, entonces a peso fuerte, me siento en la vereda cubriendo mi rostro. —Escucha... —el hombre se acerca y se pone en cuclillas delante de mí. —Está bien, todo está bien… —acaricia mi cabeza sorprendiéndome mientras sollozaba. —¿Qué sucedió? —se muestra amable—Yo te puedo escuchar. Su rostro confiable me inclina a hablar, esto que llevo dentro necesito expulsarlo. —Acabo de descubrir que mi esposo me engaña con mi prima. —me desmorono al decirlo con mi propia boca –no me imaginé que algo así me pasaría, yo confiaba en ella, confiaba en ambos, era como una hermana, y hoy, los sorprendí en mi misma cama. Él parece impactado, suaviza su gesto y tirando un resoplido, me dice. —No llores más por alguien que no lo merece… eres hermosa y aún puedes seguir con tu vida. «Soy hermosa y puedo seguir con mi vida» repito en mi mente con ímpetu. —No la acabes por alguien que no vale la pena —sostiene mi quijada para que lo mire —vales mucho más y lograrás muchas cosas. «Valgo mucho más» vuelvo a repetir lo que él me dice tratando de recuperar cordura. —Reluce tu modo VALIENTE y demuéstrale de la mujer que se perdió. «Seré valiente y le demostraré lo que se perdió» Lo fijo conmovida por cada palabra y gracias a esta persona desconocida, acabo de aspirar a seguir con mi vida... Detallo sus gestos, su rostro, su voz, y estoy segura de que desde hoy, jamás podré olvidarlo... porqué él... él me acababa de regalar UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD.
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