BRITANIA DEL NORTE GIA Licinius debía saberlo. No podía seguir ocultando la realidad porque tarde o temprano lo sería y sería mucho peor para mi pues estaba segura que me reprocharía no habérselo dicho. No sabía exactamente qué palabras usar para explicar lo que había acontecido, había tardado días en hacer que mis pensamientos se alinearan después de verlo vivo. —Debemos tener en cuenta que Roma ha quedado atrás, ninguno de nosotros puede regresar, menos con el loco de Aelius pidiendo a mercenarios nuestras cabezas. Puede que a ti no te mate porque te necesita, pero ten por seguro que es capaz de encerrarte solo para tenerte a su merced y presumirte en Roma como si fueras un trofeo. Mi madre permanecía sentada con la mirada un tanto perdida, en cambio Galia, con su vientre abulta