BRITANIA DEL NORTE GIA —Pareces fresca. —Lo estoy. —¿Aunque haya una leona rondando al semental? Sonreí ante la comparación. —Lo tengo bien protegido y en caso de que lograra caer, estoy segura de que podría contener otro en cuestión de tiempo. He decidido detenerme en cuanto a las mujeres. Si mi marido desea perderse en alguna está en su derecho y posición, siempre y cuando no intente apuñalarme la espalda. Puede que esté dispuesto a hacerlo, pero yo tengo mi cuchillo predispuesto para devolverle el golpe. Licinius asintió. Le gustaron mis palabras. Había entrado en un punto de mi vida donde ya nada podía ser pero. Maximilian parecía haberse acostumbrado a mí y yo a él de nuevo, pero seguía habiendo ese roce que no nos dejaba continuar. Iba a dejarnos continuar, porque no se

