Volvió a introducirse dentro de mí hasta la mitad, pero yo ya me sentía completamente llena. Noté algo suave y fresco bajo mi estómago y me di cuenta al abrir los ojos de que era una almohada. Esto sería mucho más intenso. Mi sexo estaba abierto para él, esperando su vaivén. Él no tardó en responder y empezó a llenarme de placer sin más presión de la necesaria. La conocida sensación no tardó en hacerse notar y entonces salió de mí. No me dio tiempo a protestar porque pronto tenía sus dedos sobre mi clítoris de nuevo, haciéndome temblar, y lo sentí rodear mi ano con la punta de su m*****o. El cúmulo de sensaciones no me dejaba tiempo para ponerme nerviosa y lo dejé hacer. Me limité a sentir y eso pareció satisfacerle, porque a los pocos segundos de notar la tensión y presión en mi bajo

