Siempre había dicho que mi habitación era el refugio perfecto, pues esta no era la excepción. Luego de que mis tíos dieran la peor noticia que he recibido y todos celebraran, menos Deck y yo, subí a mi habitación sin decir una sola palabra, ni siquiera había terminado de comer, y no es para menos, se me había quitado el apetito despues de semejante noticia. Había llorado sí, no quería ver a nadie ni a mi primo, a pesar de que sabia que pronto se iría y no lo vería como tengo acostumbrado, pero mis ánimos estaban por el suelo. Entiendanme. Ignoré los toques en mi puerta, que habían parado lo que yo calculé hace media hora y ahora volvían a tocar, creo que no les quedaba claro que no quería ver a nadie. Ya estaba cansada de escuchar los insistentes toques, que me daban a entender que

