+VALENTINA+ Estoy en la habitación con Bianca. Una de las que nos ofreció Lyam. Cálida, grande, con vista al jardín de rosas. Ni siquiera quiero mirar por la ventana. Me siento vacía. Fría. Y ni siquiera el aroma a vainilla que perfuma las sábanas puede consolarme. Me tuve que quedar en su casa porque Charlotte me pidió que me fuera. Me miró con esa carita de muñeca falsa, de falsa dulzura, como si estuviera haciéndome un favor. —He notado que mi futuro esposo se estresa demasiado cuidándote… todo por quedar bien con tu padre millonario —dijo con una sonrisita hipócrita clavada en los labios. La estupidez. El descaro. Casi me le voy encima, y no lo digo en broma. Me iba a parar firme, ponerla en su lugar, preguntarle si también se estresaba cuando el “futuro esposo” no le quitaba los o

