Después de una plática con Lyam me fui a mi habitación. Gracias a Dios no me encontré con Damián y con mi hermana. Me di una ducha deliciosa, luego salí y me puse un short de seda corto y una camisa de tirantes de seda color rojo pasión. Me pongo mis pantuflas y salgo de la habitación. Voy a la cocina, ya que aquí no tengo a nadie que me lleve lo que quiero a mi habitación. Oooh… los pasillos están oscuros. —Mierda —murmuré—, me voy a caer por las escaleras. ¿Tan rápido ya se durmieron? Sé que son las tres de la mañana, pero… ¿por qué no tienen lámparas encendidas? ¿Quieren ahorrar luz o qué? —Mierda… creo que me voy a regresar… no veo —me quejé entre dientes. Me asomé por la baranda. Sí, había una lámpara encendida, pero hasta el primer piso. Mierda. A ciegas voy bajando. Espero que

