Capitulo 4: una vida común.

1996 Words
La ciudad Nifhril, estaba divido en seis sectores. El sector central, comercial, residencial, urbano, industrial, y los suburbios. A su vez. El sector urbano estaba divido en ocho bloques, de la A hasta H. Siendo el bloque D, el lugar donde vivía helios. Mientras que la academia orquídea gris; lugar donde realizo el examen, se encontraba en el bloque A. Por suerte para él. En ese mundo, también existían el sistema de líneas de metro. Facilitándole un medio de transporte, bastante económico. Que era comúnmente utilizado. Por los clase, D y C. En comparación de los clase, A y B. Que solían tener monturas voladoras o, transportes de alta tecnología. Francamente. A Helios, no le gustaba gastar dinero. El destino que le había dado Atrofus, para su encarnación en ese mundo. Fue la de un huérfano. Por lo que la plata, no era algo que le sobrara. Al contrario, era algo por lo que debía luchar cada día. Si bien la secundaria militar, era gratuita. El uniforme, los libros, y el transporte; no lo eran. Gracias al cielo. Aunque no tenía padres. Siempre que estudiara, y mostrar buenas notas. El gobierno le daría una compensación económica, hasta los 17 años. Ese dinero, no era realmente mucho. Pero sumado a un incentivo económico, que le daba la secundaria militar. Por sus buenas notas, y el desempeño académico militar. Podía vivir, medianamente bien. Obteniendo 8000 créditos al mes. Siendo sus gastos mensuales, de 7200. Motivo suficiente, para tomar varios trabajos de medio tiempo; durante las vacaciones, cada año. Ahora, viajando aún en el metro. Helios, suspiro. Contemplado a los clase C, y D; a su alrededor. Este mundo era tan diferente a la tierra, en muchos aspectos. Especialmente, con el injusto sistema de clases sociales; basado en el talento mágico. Que brindaba mayores beneficios, y oportunidades; a aquellos que nacían con talentos mágicos superiores. Mientras que los que nacían, con talentos mágicos inferiores. Debian resignarse a vidas sencillas; como obreros, oficinistas, empleados, y dueños de pequeños negocios. Si bien el examen internacional académico, podía romper el equilibrio de esa disparidad. Solo unos pocos eran capaces de cambiar su destino. Helios, por ejemplo. Fue el único clase D, que presentó el examen; ese año, en ciudad Nifhril. Otros estudiantes clase D, simplemente no consiguieron los requisitos necesarios; para presentar el examen. Por lo que la única opción, que les quedaba. Era ir a alguna escuela profesional. Donde podrían aprender a desempeñar algún oficio. O en otros casos, podían estudiar una carrera técnica; en escuela privadas. Aunque esta última opción, era bastante costosa. Para personas de la clase baja, como la clase D. Otro ejemplo, de la evidente diferencia de beneficios; entre las clases sociales. Era la manutención, que recibía por parte del gobierno. Ya que al ser un huérfano de clase D. Lo único que podía conseguir, era 4000 créditos al mes. Mientras que un huérfano clase C, recibía 9000. Uno de clase B, 18000. Y los de clase A, que eran casos muy extraños. Ya que la mayoría, pertenecían a familiar adineradas. Podían recibir 30000, al mes. Por lo regular. Nunca verías a una clase A o B, en una escuela pública. Ellos estudiaban en internados o, escuelas privadas; como la academia orquídea gris. Donde el ambiente, la calidad, el material didáctico, y el nivel educativo; eran superiores. Teniendo, mayores posibilidades de empleo. Aunque sus calificaciones del examen internacional académico, fueran bajas. O simplemente, no lo presentaran. Pese a todo esto. Helios, comprendía. Que, aunque existía una gran diferencia. Entre la calidad de vida. Dependiendo el talento mágico. También sabia, que estos beneficios. Conllevaba, responsabilidades. Uno de estos casos. Era cuando ocurrían, las fugas de laberintos. Eventos comunes. Que sucedían, cuando el número de criaturas en un laberinto. Superaba, la capacidad de este. Provocando, que se generaran fisuras espaciales en el exterior del laberinto. Por donde el excedente de criaturas, seria expulsado. Atacando, y masacrando; todo lo que encontraran a su paso. En esta situación. Los clase D, podían huir por su vida; sin sentir ningún remordimiento. Los clase C, por otro lado. Debían apoyar a la evacuación, para reducir el número de bajas civiles. Y tanto los A como los B; a partir de los 15 años. Tenían la obligación de combatir a las criaturas, contenerlas, y si era posible; reducir su número. Esto hasta que llegaran las fuerzas del ejército o, la ayuda de los gremios de cazadores. Quienes erradicarían la amenaza. Meditando un momento. Helios, levanto su mano izquierda. En su muñeca, se encontraba un brazalete metálico; color plateado. En el centro de dicho brazalete, podía verse una gema translúcida. Dentro de la gema; cadenas de runas, reverberaban en constante movimiento. Este extrañó dispositivo, era equivalente a los teléfonos celular en la tierra. Sin embargo, era mucho más avanzado. Ya que había sido creado; mediante la combinación de tecnología, y magia. Siendo superior en procesamiento, velocidad, batería, y utilidad. Este dispositivo, era un brazalete de intercomunicación. Algo bastante común, y que cada persona en este mundo tenía. Ya que incluso servía como medio de identificación. Además de tener funciones como inteligencia artificial, monedero, ebook, reproductor, ordenador, gps, teléfono, cámara, y reconocimiento de mana. Aunque pequeño el brazalete. Su tecnología, era extremadamente avanzada. Utilizando la proyección espiritual, en vez de pantallas táctiles; como medio de interacción. Esto permitía que el usuario visualizara, una pantalla frente a él. Que no era perceptible, para nadie más. Y el control de esta, era a través del pensamiento. Siendo manipulada, sin la necesidad de utilizar las manos o la voz. En el caso de Helios. El utilizaba el brazalete, de gama baja; más barato del mercado. Algo que un ciudadano, podía solita al gobierno. Si no contaba con los ingresos suficientes, para adquirir uno propio. Este contaba con casi todas las funciones, de un brazalete común. Con la excepción de una inteligencia artificial, reproductor de música, y cámara. Por otro lado, su procesamiento era menor, y su velocidad era promedio. No obstante, cumplía con lo necesario para helios. Que, en ese momento. Solo era verificar la hora, su saldo en el monedero, y el tiempo que tardaría en llegar a la siguiente estación. Minutos más tarde, finalmente se encontraba caminado fuera de la estación de metro. Al avanzar por la acera, pudo notar una pequeña riña cerca de un callejon. Se trataba de una pela, de 3 contra 1. Una escena bastante común para Helios. Se trataba de un clase C y dos D, intimidando a otro D. Por lo que pudo ver, todos usaban el uniforme de una secundaria pública local. Lo que le dio una pequeña idea, acerca de lo que sucedía. El clase C, había hecho una pequeña pandilla de matones. Para atormentar a débiles clase D, y extorsionarles algo de dinero. Un escenario tan cliché en ese mundo, que ya se lo sabía de memoria. De la nada. El grupo de matones, giro la mirada; al sentir que eran observados. Percatándose de la presencia de Helios. Esperando, cuál sería su reacción ante la escena. Sin embargo, él no se metió; y solo continúo caminando. En el pasado, se encontró en una situación parecida. Trato de ser el héroe, y acabo con una costilla rota. No volvería a cometer el mismo error dos veces. Simplemente no era su asunto, y tampoco conocía al pobre diablo a quien estaban apaleando; como para que le importara, siquiera un poco. Así era la vida, para los clase D. Lo sabía muy bien. Por ese motivo, escogió una secundaria militar. Mientras tuviera el uniforme de la escuela, era considerado un cadete del ejército. Y los matones, no se meterían con él. Ya que la escuela, lo respaldaba. Sin más, se apartó cada vez más del lugar. No podía hacer nada para cambiar la situación. La sociedad, beneficiaba a los fuertes. Lo había quedado claro, desde el momento que despertó en un orfanato. También le quedo claro, cuando el mismo fue acosado por matones; y nadie fue en su ayuda. Y también le quedo claro, cuando a los 10 años; se descubrió que su talento mágico, era clase D. Desde ese entonces, hasta la fecha. Tuvo que lidiar, con las múltiples penurias. Que significaba ser de la clase baja. Y se resignó, renunciando a muchas cosas; que simplemente, nunca iba a tener. Especialmente, el deseo de venganza; que lo había llevado a ese resultado. Los años en ese mundo. Lo habían permitido pensar, leer algunos libros de auto ayuda, y recapacitar un poco las cosas. Sabia, que su error principal. Fue un error de novatos, para jugadores expertos. Se había dejado llevar por sus emociones. Cuando Callie, estuvo frente a él. Por eso Atrofus, lo vio como una amenaza a sus planes. Y lo envió a ese mundo, en tan mala encarnación. De haber esperado, tal vez su destino habría sido diferente. Quizás Atrofus, lo hubiera visto como una herramienta más para salvar al mundo; en vez de un estorbo. Incluso, pudo haber encarnado con un talento para la magia mejor; o al menos, mejores condiciones de vida. Sin embargo, era demasiado tarde para lamentarse. Lo hecho, hecho estaba. No podía remediarlo. Lo único que le quedaba, era renunciar a su deseo de venganza. Ahora más que nunca, eso era algo imposible. Seguramente aquel dios, había mandado a los otros. Con talentos excepcionales para la magia, familias acomodadas, e incluso habilidades tramposas; que les permitirían realizar su encomienda, sin muchos problemas. En contraste ¡Él no tenía nada a su favor! Si lo ponía, en términos de juego. Ellos eran los personajes principales, y él era solo un NPC desechable. Alguien, que si desaparecía. No alteraría nada la trama del juego. Lo que era peor. Es que recordaba las últimas palabras de Atrofus. Él dijo que tendría un destino pobre, y una vida corta. Algo que no le agrava en lo más mínimo. Coma ex gamer, le gustaban los retos. Sabía que su vida sería difícil, pero que no sería imposible vivir medianamente bien; en algún futuro. Siempre que pensara diferente, se esforzara mucho, y afrontar las dificultades que otros no se atrevían a realizar; como el examen internacional académico. Por lo de la vida corta. Superarlo también sería difícil. Lo único que podía hacer para vivir más tiempo. Era ser cuidados con sus decisiones, mejorar su alimentación, y cuidar su salud; lo mejor posible. También, trataba de comer solo lo que el preparaba. Recordando como Callie, lo había drogado tan fácilmente. No podía permitirse, ser envenenando por confiar en los extraños. Pese a todo esto. Aun había algo que le preocupaba. Y no era otra cosa. Que la orden final de Atrofus. Quien dijo. Que si alguno de ellos, se encontraba con él en el futuro. Debían matarlo. Generándole, mucha preocupación. No quería ser asesinado. Al menos, no en esta segunda oportunidad. Por eso quería ser Alquimista. Los alquimistas era tesoros para las organizaciones, los gremios de cazadores, e incluso el gobierno. Por lo que eran cuidados, y protegidos. Si se convertía en uno, tenía la posibilidad de escapar a su destino. Siempre que los otros, no lo encontraran primero. Por suerte para él, su rostro era diferente al de Arthur. Este era mucho más simple, por lo que podía pasar fácilmente desapercibido. Y podía evitar ser reconocido, por las únicas dos personas que lo conocían. De la nada, una alarma sonó en su brazalete. Al igual que el brazalete, de todos los que caminaban por la acera. Acaba de ocurrir, una fuga de laberinto en el bloque urbano F. Por lo que se recomendaba ir a casa, o evacuar a otro bloque; si se estaba cerca del lugar. Sin pensarlo mucho. Helios, acelero el paso. Su edificio de departamento, ya estaba muy cerca. Debía regresar a casa, y resguardarse; hasta que terminara la emergencia. Lo último que quería, era ser asesinado por las criaturas del laberinto. Si alguna de ellas, lograba escapar del cerco de contención; en el bloque F.
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