Capítulo 19: Imposible de ofender

2341 Words
Nota: no olviden dar like, comentar, y compartir. Helios, se mantuvo en silencio durante un largo rato. Observado por Wu. Quien noto, como de un segundo a otro. La cara de su invitado. Se tornaba en una expresión inexplicable de contemplación. Por respeto, el alquimista guardo silencio. Esperando a que Helios, rompiera el silencio. Para así continuar con la conversación. Sin entender, que el joven frente a él. Estaba pasando por un conflicto interno. Pronto el semblante de su rostro cambio, a uno de molestia. Haciendo Wu, se preocupará ¿Había de alguna forma ofendido al joven? Se pregunto nervioso. Rememorando, todas las palabras que había dicho. Tratando de descubrir. Si sus acciones, habían sido la cusa de ese comportamiento. El alquimista, no tubo mucho tiempo para pensar. Antes de que el rostro del joven, dibujara una nueva expresión. Esta vez. Se trataba de una de tranquilidad; que exudaba, un sentimiento extraño de confianza. Provocando que Wu, se sintiera mucho mas tranquilo. Aun así, no hablo. Comprendía que Helios, estaba poniendo sus pensamientos en orden. Por lo que consideró no molestarlos, hasta que este terminara. Mientras tanto. Desde su despacho, le envió un mensaje a su primo. Quien ya se encontraba estable, en su propio despacho. Acompañado por un doctor de medicina tradicional. Mediante el mensaje. Wu, le informo. Que trajera al notario, y que prepara dos contratos. Uno para el adelanto de un millón de créditos, que entregaría a Helios. Y otro para el convenio de la subasta de las gemas, en el anillo superior. Al ver esta información. El pequeño Hao, soltó una bocanada de sangre. Cayendo nuevamente inconsciente, por la fuerte impresión. Mientras el doctor miraba la escena, estupefacto. Sin entender lo que había sucedido. Apenas acababa de recoger sus herramientas, listo retirarse. Y de la nada, su paciente había vuelto a recaer. Por lo que rápidamente, corrió a socorrerlo. Para evitar que el pequeño Hao, pasara a mejor vida. Pobre Hao. En tan solo medio día. Tres cuartas partes de sus cabellos, se convirtieron en hilos de plata. Debido a las emociones tan fuerte, a las que había sido constantemente sometido. Dos horas después. Helios, partido de la tienda. Aun, un poco meditativo sobre el futuro. Ni siquiera le dio mucha importancia. A la transferencia de un millón doscientos mil créditos, que había recibido en su cuenta bancaria. Después de firmar un par de contratos con los comerciantes, y entregar los cristales elementales para su subasta. En ese momento. Muchos pensamientos, recorrían su cabeza. Divagando sobre sus opciones. Desde que había dejado el orfanato. Helios, nunca tuvo anhelo real o ambiciones personales, hacía el futuro. Sabía que su vida sería corta. La declaración y condena de Atrofus, lo había dejado claro. Por lo que siempre pensó. Qué el convertirse en alquimista, era su única opción. La única alternativa, para vivir una vida con seguridad. Considerando los beneficios que tenían los alquimistas. No obstante, las cosas habían cambiado. Y Helios, abrió los ojos. Ahora con su divinidad, podía aspirar a más. Aun recordaba. Lo emocionado que se sintió, cuando llegó a ese mundo por primera vez. El saber que existía la magia, los laberintos, los monstruos, y los cazadores. Le hicieron recordar sus primeros juegos MMORPG. Deseando muy en el fondo, convertirse en cazador. Sueño, que se vio frustrado. Cuando a la edad de 10 años, supo que era un clase D. Los peones de la sociedad. Por lo que sus deseos se fueron apagando. Alineando su pensamiento, acordé al sistema de clases sociales establecido por la sociedad. La verdadera razón por la que aspiraba a ser alquimista. No era originalmente, por la seguridad. Ese deseó vino con las pesadillas, que lo atormentaron durante años. Era para escapar del destino impuestos a los clase D. Sabía que nunca lograría ser un cazador. Pero al menos como alquimista, podría estar cerca de ellos y escuchar sus historias de aventura. Solo con eso se conformaba. Ya habían pasado tantos años desde aquel entonces. Que incluso había olvidado, la razón original por la que eligió convertirse en un alquimista. Tomando una roca del camino. Helios, la sujeto en su mano. Apretándola con fuerza, hasta que se convirtió en polvo. Ya no era el huérfano débil, que perdió sus sueños. Ahora era un joven, que tenía todo lo necesario para devorar el mundo. Solo necesitaba una meta. Volverse un alquimista. No le daba un sentimiento de realización personal. Era más bien su última alternativa. Ahora que tenía el poder de decidir. Prefería, convertirse en cazador. Tal vez. Si se hubiera replanteado está idea en el pasado. La habría descartado de inmediato. Pero ahora las cosas eran diferentes, él era diferente. Antes era débil, ahora era fuerte. Antes no tenía los recursos, ahora tenía más de un millón de créditos en su cuenta personal. Entonces ¿Que lo detenía de ser un cazador? Si bien está decisión, le traía muchos beneficios personales. Elegirla tenía un gran precio. Si se convertía en cazador. Estaba más que seguro, que se encontraría con los otros 10 reencarnados. Atrofus, no debí haberles dado identidades simples. Por lo que era muy probable, que todos fueran cazadores o, que estuvieran relacionados con ellos. Al final del día. Los cazadores, eran los ciudadanos que tenían mayor estatus. Obviamente. El dios, los colocaría en una posición que fuera beneficiosa para sus planes. Pero ¿Y qué? Ya había vivido diez años con miedo. Temiendo ese encuentro. No quería volver a sentirse así. Ahogándose constantemente una vorágine de miedo. Prefería morir peleando, que vivir escondiéndose. Eso no era vida. Decidido, eligió el camino del cazador. Sabía que no sería fácil. Pero era su decisión. Y que él pudiera decidir. Era lo que realmente importaba. Efectivamente, él era un dios. Ya que él controlaba su destino, y el destino no lo controlaba a él. No obstante. Eso no significaba, que no fuera a ser cuidados. Aun era un clase D, después de todo. Sin mencionar que era un dios, mas no un inmortal. Por lo que podría morir, si cometía un error o daba algún paso en falso. Este no era un juego. No había vidas extra. Solo tenía una vida, y debía cuidarla. Mas aun, si iba a convertirse en un cazador. Quienes estaban en constante peligro de muerte. Terminando ese conflicto que tenía consigo mismo. Por primera vez en mucho tiempo. En el rostro serio. Una muy ligera mueca de felicidad, se plasmó. Cambiando completamente su apariencia. Aunque Helios, no era nada atractivo para los estándares de belleza. Cuando sonreí, exudaba un aire de encantó. Que resaltaba en su rostro plano, haciéndolo agradable. Sin saberlo. Al elegir convertirse en cazador. Una parte de él, había despertado de su letargo. Llenándolos de esperanzas y anhelos, que se convirtieron en felicidad. Una felicidad que lo acompañaría de ahora en adelante, como una pequeña sonrisa casi indetectable. La cuál no desapareció de su rostro. Sino que formó parte de su ser. Mientras Helios, se alejaba cada vez más del barrio Azur. En la tienda de productos alquímicos. Ambos comerciantes, se veían el uno al otro. Consternados, por todo lo que había sucedido ¡Simplemente, no podían creerlo! Sentado en el sillón, que Helios, desocupo con su partida. Hao, miraba al holograma de Wu. Esperando a que esté hablará o, diera alguna orden. Sin embargo, el holograma no dijo nada. Cayendo en un estado de contemplación. Todo parecía tan irreal. Que pensaba, que se trataba de un sueño. No obstante. Sobre la mesa de té, yacían los cristales elementales. Demostrándole que se encontraban equivocado ¡Todo había sido real! –¿Quieres que envié a alguien, para que lo siga?- pregunto Hao. –¡Que acaso eres estúpido! - vociferó Wu, molesto. Despertado a la realidad– –No, solo pensé…- –Sé lo que pensaste ¡Maldito codicioso! Será mejor que no vuelvas a pensar de esa manera. Pensamiento como ese. Hundirán lo que queda de nuestra familia Fan ¿O debo recordarte, porque nuestra rama familiar fue exiliada a este continente? – -No hace falta- Hao, bajo la mirada. Limpiándose sangre seca de la boca. -¿Cómo está tu condición?- -Estuvo bastante bien, durante los últimos días. Hoy empeoró bastante. El doctor hace lo qué puede. Pero a penas puedo vivir con las secuelas del ataque. Necesito conseguir un antídoto cuánto antes. El doctor no me da más de 5 años, si mi condición sigue igual– de pequeño. Hao, fue atacado en el continente Azur. Por una rara clase de bestia escorpión albina. Durante el desbordamiento de un laberinto. Si bien pudo sobrevivir al ataque. Su cuerpo quedó envenenado. Lamentablemente para él. La bestia regresó al laberinto, antes de ser capturada. Por lo que fue imposible realizar un antídoto. Así que valiéndose de la medicina oriental. Su familia pudo tratar parte de su condición. Aun así, los tratamientos no eran del todo eficaces. Teniendo parte del veneno aún latente en su sangre. La única alternativa que le queda. Era adquirir una glándula venenosa del mismo tipo de monstruo, que lo había envenenado. El problema era que ese tipo de criaturas, solía vivir en colonias. Haciendo imposible la recolección, para equipos de cazadores privados. –El doctor dijo que estaré bien. Siempre y cuando. Evité la comida picante, y las emociones fuertes– –He de suponer ¿Que hoy, no fue precisamente tu día?– miraba el estado demacrado de su primo. –No imaginé. Que lo que comenzó como una pequeña venta, terminaría en un acuerdo comercial tan grande- tomó una de las gemas elementales. -Dime ¿Cuál es su calidad? – – Casi todos los cristales elementales, son de nivel 7- –¡Nivel 7!– expresó impresionado, tosiendo una bocanada de sangre. –Escúchame atentamente Hao ¡No quiero que hagas tonterías! No sabemos quién es él, y tampoco de dónde salieron estos cristales. Pero puedo asegurarte. Que el es una persona, que no podemos darnos el lujo de ofender– –¿Qué te hace pensar eso? – dudaba un poco, de las palabras de Wu– –No puede ser. ¡Aún no lo has entendido, pesado de zopenco! - –No. Aclararlo, porque no lo entiendo- –¡El tipo sacó 30 cristales elementales de nivel 7, como si fueran simples caramelos! Dime ¡Que clase de persona, podría hacer eso! Mira ahí– señaló la mesa de té. –Simplemente los coloco en la mesa, sin darles la menor importancia. Escúchame. Miré su rostro durante todo el proceso ¡¿Sabes lo que vi? – –No ¿Qué viste? – –¡Nada, no vi absolutamente nada! Su rostro parecía una hoja en blanco. Ni una sonrisa o un ceño fruncido, cuando le mencioné lo del millón de créditos. Era como si no le importará esa cantidad- –Podría estar fingiendo ¿No has pensado, que tal vez ni siquiera sabía el valor real de estos cristales? – –Hao. Como me gustaría estar en tu tienda, en este preciso momento ¡Para darte una fuerte bofetada! Después de tantos años en el negocio. Sigues siendo un imbécil, que no puede leer a las personas. Mucho me temo. Que si no me hubieras contacto. Probablemente, habrías arruinado este negocio– –Creo que lo estás sobrevalorado, y no ves las cosas con claridad ¡Que nos dice, que él no robo estos cristales! Además ¿No viste su ropa? Era un conjunto barato. Dudo mucho que sea de la manera que lo crees. De lo contrario. Dime ¿Qué identidad podría tener ese joven? – –Creo que voy a considerar. Si realmente eres apto, para continuar al frente de esa tienda ¿De verdad piensas que lo robo? Lo creería, si fuera un o dos cristales ¡Pero son 30! Nadie puede robar una cantidad así, sin que salga en las noticias ¡Son cristales elementales de nivel 7, no patatas! Piensa en tus palabras, antes de soltar estupideces– –...– Hao, guardó silencio. Entendiendo que Wu, tenía un punto. –Si quieres saber, cuál podría ser su identidad. Tengo tres teorías. La primera es. Que se trata de un aprendiz, de alquimia. Seguramente un maestro alquimista, decidió investigar en reclusión. Y vino a esta ciudad categoría C, para no ser molestado. El joven Helios, debe ser su aprendiz. Por lo que lo envió a vender estos cristales, con el único objetivo de recaudar algunos fondos para su investigación, y necesidades diarias- –¿Eso es posible?– – Te sorprendería, lo mucho qué suele suceder está situación en occidente. Seguramente el joven Helios, pregunto por alquimia. Solo para despistar. Probablemente su maestro, le tiene prohibido revelar su origen. Por eso tuvo que enmascarar sus acciones– –Dime ¿Cuáles son las otras posibilidades?– –Diría cazador, pero es muy joven. Probablemente es el hijo de una familia adinerada e influyente, de una ciudad categoría A. Que vino a esta ciudad. Para presentar el examen internacional académico. Sin la presión que tiene, el presentarlo en una ciudad de categoría A. Estos cristales elementales, deben ser solo una parte de su riqueza. Probablemente se le acabó el dinero, y para no llamar a casa. Decidido vender estos cristales– –Suena plausible– ahora entendía porque Wu, le daba tanta importancia a Helios. –Por último. Podría ser un espía extranjero, que acaba de llegar a la ciudad. Pero necesita dinero limpio, para realizar sus tareas. Estos cristales, puede ser algo que se le entregó. Como capital para sus operaciones– –¡Espía de dónde! – –Eso no importa. Sea cual sea su identidad. Será conveniente y beneficioso, trabajar con él. La próxima vez que vuelva, tratarlo bien. No olvides lo que te dije. Y evita hacer estupideces. Como lo dije antes. Es una persona, que no podemos darnos el lujo de ofender ¿Entendiste? – –Si– respondió Hao, con la espalda bañada en sudor. Al entender la verdad, sobre la posible identidad de Helios.
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