Ella se sintió tan aliviada y feliz, sabía que sus hijos empezarían a mejorar, ella lo había sentido cuando terminó de hablar con Dios, preguntó: — ¿Y Santiago? — Seguimos observando y esperando su evolución mi señora— dijo el médico con amabilidad. La dejó en la sala y ella inmediatamente empezó a informar a la familia de cómo iban los chicos, salió un momento hasta el comedor del hospital y decidió comer algo estaba agotada y pensó que quizás era porque no había almorzado aún. Eran casi las cinco y media de la tarde cuando nuevamente el médico trajo información, Santiago había recuperado el conocimiento y estaba lúcido, lo pasarían en pocos minutos a una habitación y así ella podría hablar y estar con él. Roxanne no podía estar más feliz, se sintió tan agradecida que allí mismo al s

