—Esto es una locura, ¿no crees? —le preguntó ella, desesperada por saber cuáles eran sus pensamientos. Él se pasó una mano por el pelo, un gesto que ella empezaba a reconocer como un signo de estrés. —Lo que es una locura es cuánto esfuerzo invertimos en convencer a la gente de que nos acostamos cuando no lo hacemos. Harmony intentó sonreír para quitarle hierro al asunto. —Si lo dices así, parece hasta que estemos un poco locos. El vapor de la ducha empezaba a llenar el lavabo. Por primera vez desde el día en que se habían conocido, un silencio tan ancho como el Gran Cañón se interponía entre ellos. —¿Cuánto tiempo deberíamos quedarnos aquí dentro? —Eddy miró hacia el teléfono de la ducha como si allí pudiera encontrar la respuesta. —Bueno, si estuviera ahí dentro haciéndote el amor, d

