Kira Petrova.
Me encuentro con las chicas en la habitación luego de haber terminado nuestras clases. Las conocí a ambas en mi primer día en la academia y desde entonces somos inseparables. Juntas practicamos las rutinas que nos enseñan y ellas al tener más tiempo que yo en el lugar, me han mostrado algunos trucos que han pulido a través de los años y los cuales desconocía.
Al no contar con la aprobación de mi madre me ha tocado tener trabajos por turnos en algunos restaurantes, lo único malo es que la paga no es muy buena y en ocasiones me ha tocado trabajar horas extras, lo que dificulta mi concentración en clases. Estoy buscando otro trabajo que me permita hacer ambas cosas, pero que me genere más dinero sin sacrificar tantas horas.
Hace unos días me enteré de que Agata tiene un trabajo nocturno y eso me generó inquietud. Comencé a preguntarle en repetidas ocasiones el sitio donde trabajaba, aunque nunca me dio detalles. Finalmente, después de tanto insistir terminé descubriendo su verdad y la de Yelena. Al principio no les creí, pensé que bromeaban; luego me demostraron que sí era verdad.
Lo impresionante de todo esto es el dinero que ganan. Por eso me causa cierta intriga lo que hacen, aunque no me veo haciendo lo mismo. De hecho, no creo que siquiera me guste hacerlo, así que cuando me plantearon la idea me negué rotundamente.
—Vamos, Kira. Es una buena opción —escucho a Agata mientras entrelaza mi brazo. Es una idea totalmente descabellada.
—¡Oh, vamos! No puedes negar que con esto ganarás mucho dinero —comenta Yelena.
—Sí, es cierto, pero si me descubren será el fin de mi carrera —comento.
—No lo harán, nosotras tenemos mucho tiempo en esto y hemos mantenido en secreto nuestra identidad. De lo contrario no pudiéramos pagar la academia. Además, no hacemos nada malo únicamente bailamos y luego salimos de allí. Las personas que van al lugar no conocen nuestro mundo, así que no tenemos problemas con eso. Lo único que te diremos es que si accedes a esto no le comentes nada a otra chica de la academia. Recuerda que muchas no quieren vernos triunfar y harán lo imposible por hacernos quedar mal para obtener nuestro lugar.
—¿Están seguras? —inquiero dudosa.
—Por supuesto. Es más, hagamos algo, acompáñanos esta noche observa nuestro espectáculo y luego nos comentas qué te parece.
Pienso en su proposición y aunque me sigue pareciendo descabellada accedo a hacerlo.
—Está bien, iré con ustedes.
—¡Sí! —expresa Agata levantando los brazos al aire.
—Nos divertiremos juntas, ya lo verás.
Sacamos unos snacks y merendamos mientras divagamos en nuestras r************* y hablamos.
—¿Qué debo ponerme? —pregunto de pronto.
Ambas voltean a verme y sonríen.
—Arréglate como te sientas a gusto. Hoy irás únicamente de espectadora. Con el tiempo le irás agarrando el ritmo y comenzarás a crear tu propio atuendo y seudónimo.
Sonrío tímidamente.
—Tranquila, estarás bien —me alientan.
Terminamos de pasar nuestra tarde y luego Yelena se va a su habitación.
—Vamos a prepararnos, Kira. Esta noche será inolvidable…
(***)
Me encuentro sentada en una de las mesas que las chicas me instalaron. El espacio del local es amplio, hay varios tubos y las luces enfocan únicamente al escenario. El resto del local no está completamente iluminado, de hecho, no puedo enfocar muy bien la vista entre las personas del lugar. Cada uno está sumido en el espectáculo. Diviso otros reservados que tienen un tubo e imagino que esos son para sesiones privadas. Las chicas más o menos me explicaron cómo se maneja el trabajo y lo que se permite o no en el local.
Me siento fuera de lugar, mi atuendo no es el adecuado para estar aquí. Observo a diferentes mujeres aparecer en el escenario y otras haciendo sesiones en cubículos de la planta baja y la de arriba. En la parte superior hay unos ventanales grandes donde se visualiza a las chicas realizando sus espectáculos.
De pronto observo a Yelena entrar al escenario principal al compás de la música. Hace movimientos sensuales y se ayuda del tubo. Su atuendo la ayuda mucho porque deja ver mucho de su cuerpo a la imaginación. Algunos hombres disfrutan del espectáculo desde sus lugares y otros se acercan al escenario.
Cuando las chicas terminan su acto veo mi reloj y me preparo para salir. Vuelvo a echar una ojeada por el sitio y de pronto distingo a un hombre voluptuoso en la parte superior. Me quedo admirándolo y contemplando lo guapo que es. Tez blanca, cabello ondulado que le llega hasta los hombros, nariz perfilada y su barbaba un poco larga. Porta un traje n***o, pero a simple vista visualizo su porte varonil e imponente. Nunca había conocido a un hombre tan misterioso y apuesto.
Está concentrado en una conversación con otros hombres a su alrededor y de pronto comienza a mirar por el local. De seguro se dio cuenta de que alguien lo estaba estudiando con la mirada porque claramente eso es lo que hago. Agradezco que el reservado en donde me encuentro tiene poca luz y estoy segura de que no logra verme. ¡Oh, vaya! Sí que tiene tatuajes, y se le ven muy sexis. ¡Carajo! Pero en qué estoy pensando. Ese hombre me debe doblegar la edad y mínimo debe de estar casado porque no tienen a ninguna mujer rondándolos.
¡Dios! No puedo dejar de mirarlo…
—¡Llegamos! —escucho la voz de Agata.
Giro a verlas con decepción porque acaban de interrumpir el mejor espectáculo de la noche. Admirar a ese hombre fue lo mejor que pude haber presenciado en mucho tiempo.
—Estuvieron fascinantes, chicas. —trato de sonar convincentes para que no se den cuenta de mi desilusión.
—¿Te gustó?
—Sí, estuvieron geniales. Aunque la verdad no me veo a mí haciendo lo mismo que ustedes sin ánimos de ofender…
—No te preocupes, pero igual deberías pensar en esta posibilidad. Esta noche fue muy productiva para nosotras.
Me muestran todas sus propinas y me quedo completamente asombrada. Ni en un mes trabajando en el restaurante yo haría esa cantidad de dinero.
—¿Ahora sí entiendes lo que te decimos?
—Sí… —todavía estoy impresionada.
Vuelvo a mirar hacia la parte superior y mi adonis ya no se encuentra allí, ¿a dónde se habrá ido? ¿Volveré a verlo de nuevo?, me pregunto. Borro rápidamente estos pensamientos de mi cabeza y me concentro en lo que realmente importa, obtener el dinero para mi sustento.
—Saben qué, chicas, ¡voy a hacerlo!
—¡Sí! —gritan al unísono.
Quizás es la idea más loca que he tenido; no obstante, de algo estoy segura, este dinero no me vendrá nada mal. Algo me ingeniaré para ocultar mi identidad.