Para Reijan las cosas no habían sido fáciles luego de haber estado casi al borde de la muerte por haber ordenado que Alexandra supiera que todo lo que su marido había hecho era para protegerla, o al menos eso quería que la italiana pensara, solo que las cosas no habían salido para nada como ella quería. Ahora esa mansión estaba más vacía, había perdido a la única persona que de verdad le era fiel, perder a su guardia fue perderlo todo y su tía, quien cada vez estaba más en las puertas del infierno, menos podía hacer algo por ella. La desesperación no es una hiena consejera, pero Reijan era demasiado joven como para comprender eso, por lo que una vez logró recuperarse de todo lo que el hombre que amaba le había hecho, terminó pidiéndole, rogándole que le diera unas vacaciones, y de la man

