Capítulo 7.

1706 Words
Drago: Mis nudillos dolían pero quería seguir golpeando al hijo de puta frente a mi, su rostro estaba lleno de sangre y moretones, el hijo de puta caía una y otra vez al suelo pero mis hombres se encargaban de levantarlo, el sabe cómo cobro las traiciones. Terminé de golpearlo, tomé un pañuelo para limpiar la sangre de mis nudillos y parte del rostro, me senté frente a el y tomé mi arma. —Me decepcionas querido Otto, recuerdo hace dos años cuando entraste a trabajar aquí con ganas de comerte el mundo y siendo leal a mi, pero ¿Que sucedió? Decidiste traicionarme de la peor manera, revendiendo mis armas a los Rusos sin mi consentimiento y por si fuera poco, has filtrado información para que me atrape la interpol, pero ¿Que crees? —reí— los malditos de la Interpol, me compran armamento... Eres patético. Alzó el rostro y se veía realmente asustado, para los perros que traicionan, merecen morir sin piedad alguna y yo, era un maldito sin piedad. A mi nadie me traiciona y sale vivo para contarlo. —Dr-dragon... Yo solamente quería ganar dinero extra por favor no me mate, sabe que tengo a un niño a quien cuidar... —Oh si, el pequeño Ottis —sonreí—, por el no te preocupes... Tu esposa recibirá una buena suma de dinero para que no tenga que preocuparse por nada.. ¿Lo vez? ¡Todo solucionado! —exclamé en tono alegre. —No me mate por favor... —Oh si lo haré querido Otto, lo haré de una manera lenta y dolorosa, porque al Dragón no sé le traiciona ¿Así o más claro? —Q-quiero agua... Por favor. —Denle agua por favor —Me crucé de brazos—, debe tener sed, denle un poco, tampoco es que soy un hijo de puta como para negarte un vaso de agua, podrías morir deshidratado y no... No mereces morir así Otto —negué— ¡Es más! Denle dos vasos de agua porque pidió de por favor, los modales hacen al hombre. Le dieron el agua y me levanté de la silla, me quité la camisa y me preparé para un segundo Round de golpes, de esta no sale vivo ese hijo de puta. Al almacén entró Ian corriendo junto con más hombres y de inmediato sonaron muchos disparos, rápidamente tomé mi arma y me acerqué a Otto. —Quería divertirme contigo Otto, pero no sé podrá... La bala atravesó su cabeza e Ian llegó hasta mi y me tomó del brazo, corrimos hacia la parte de atrás de almacén para poder salir, en campo de visión aparecieron dos hombres y de dos disparos los asesine, de repente entraron más y todos estaban usando las armas que Otto vendió, eran los malditos Rusos ¿Que hacían en mi territorio? Tomé una ametralladora uzi y la cargué para empezar a disparar a todos esos hijos de puta Rusos que me tienen hasta los huevos con querer obtener mis territorios, pero como no podrán. Ya algunos eliminados subimos a la camioneta, Ian iba gritando maldiciones pero yo estaba concentrado en tapar la herida que tenía en la parte superior de mi pecho. —Ian.. me han disparado, joder. —¡Rápido Javi, conduce hasta la casa! —sacó su teléfono— Doc, es Ian, vaya a la casa en media hora o menos, Drago está herido. Hizo presión en mi herida y dolía como la puta mierda, hace años no recibía un disparo y se siente horrible, la sangre no paraba de salir e Ian estaba alterado. —Ian tranquilízate... No es nada, no me duele. —Eres malísimo mintiendo Drago, te recuerdo que estamos juntos desde niños y que eres mi hermano... Se notaba que estaba preocupado y lo entiendo, yo estaba así cuando le dieron su primer disparo, ese día pensé que se iba a ir de mi lado y por primera vez en años sentí miedo. Llegamos a la casa y subimos a mi habitación, era más que obvio que Ian estaba gritando como loco pidiendo no se que cosa. Me acostaron en mi cama y ya estaba empezando a sentir frío, la Maldita bala aún seguía dentro de mi, Ian hizo presión en la herida para que parara la sangre y medio funcionaba. Saraí llegó con agua caliente y más toallas, detrás de ella venía Samantha, al verme empezó a temblar y estaba parada en medio de la habitación, miré como tomaba la toalla con fuerza mientras temblaba ligeramente. —Saquen a Samantha de aquí... —pedí pero nadie me hizo caso. Mi pecho se oprimió al verla así tan asustada. —¡Que saquen a Samantha de aquí maldita sea! —alcé la voz— Está muy asustada... Saraí, llévatela. Saraí sacó a Samantha de la habitación y de inmediato el doctor entró para empezar a hacer su trabajo, extrajo la bala sin ningún problema y suturó la herida que por suerte no fue tan grave, solo que la sangre si exageró un poco (...) Más tarde. 2:00 AM. Eran las dos de la mañana y no podía dormir, miraba el techo de mi habitación pensando en el balazo que me dieron, ya era otra cicatriz para mi cuerpo. Tuve que mandar a Ian a su habitación junto con Saraí porque estaban empeñados en quedarse y sinceramente quería estar solo, odiaba cuando querían hacer eso, no me gusta que me traten así, lo odio, me dieron un balazo, no estoy inválido. Me acomodé un poco en la cama para poder sentarme y después de Miles de intentos, lo logré. —Maldita sea, no puedo hacer nada ahora... Y tengo hambre —bufé. Pero en eso, la puerta de mi habitación se abre dejando ver a Samantha con una bandeja de comida, estaba usando el mismo suéter de las noches anteriores, su cabello estaba suelto y tenía puestos esos lentes junto con un mono blanco y pantuflas. —Perdón que venga así a su habitación señor pero, ha dormido todo este tiempo y no ha comido nada, Saraí me pidió estar pendiente de usted. Que bonita es.. Joder Drago, no seas así, piensa en peleas o tiroteos, eso.. —Lo agradezco, colócala ahí. La dejó en la mesita de noche, había sopa de pollo ¿Porqué? Saraí sabe que odio la sopa de pollo, ella sabe que pienso sobre eso, ella cree que la sopa de pollo cura todo y es falso. —Si quiere... Puedo darle de comer, digo, está herido y creo que se le hará complicado sostener la cuchara con su mano derecha. Intenté buscarle el truco a esto, pero no, no había truco ¿Lo peor? Es que estaba dejando que me tratara como a un maldito enfermo. Le asentí y ella colocó una silla al lado de la cama y empezó a alimentarme cómo si tuviese cinco años. Hasta donde he llegado... Pero se siente bien... —Deberías estar durmiendo, le pedí a Saraí que nadie me molestara. —Lo siento, pero es que... No había comido. Ella frunció el ceño y colocó la taza de la sopa sobre la mesa, pareció pensar lo que iba a hacer pero tocó mi frente con sus diminuta mano. —¿Qué haces? —Tiene fiebre señor —se escuchó preocupada—, tiene que tomar medicina, puede infectarse la herida. Se levantó de la silla y fue hasta el montón de medicamentos que mandó a comprar Ian, pareció encontrar lo que estaba buscando y tomó la jarra para llenar un vaso agua. —Esto es por si le daba fiebre y... Tiene fiebre, puede tomarlo, le hará bien. Me dió las píldoras y las metí a mi boca y ella me dió a beber agua, desde que estaba aquí, era la segunda vez que teníamos éste tipo de cercanía, podría decir que ella olía muy bien, ese toque de Canela y miel que desprendía me gustaba. Esperen... Yo odio la canela, la odio, me causa gases, no debería gustarme.. Joder. Colocó el vaso sobre la mesa y siguió dándome la sopa, sinceramente odio la sopa, pero ésta estaba muy rica. —Samantha... Gracias. —No hay de que señor. No sonrió, no hubo una expresión de asombro por darle las gracias , yo jamás doy las gracias, a nadie, era la primera vez que lo hacía con alguien, pero como iba a saberlo ¿Cierto? —Ya me retiro, ya comió y pued... —carraspeó un poco— Saraí puede estar más tranquila —asentí—, que tenga buena noche señor Drago. Se levantó a recoger todo, quería detenerla pero no quería tocarla, se tensa cada vez que me acerco y puedo ver un destello de miedo en sus ojos, por eso prefiero que ella se acerque, así no se asusta. —Samantha ¿Podrías quedarte un poco más? Es que, no puedo dormir y detesto estar sentado o acostado aquí. —No creo que sea una buena compañía señor.. ¿Que podría hablar conmigo? —Si te incomoda hablar... Puedes.. Leer un poco ¿Sabes leer? —asintió— ¿Podrías leer para los dos? —Pero... A usted no le gusta que nadie entre a la biblioteca. Que mentirosa, casi todas las noches la oigo leer. —No es necesario que entres, ahí en mi escritorio hay un libro —lo señalé—, se llama el Principito. Pude ver un destello de emoción en sus ojos, fue de inmediato hasta mi escritorio y tomó el libro en sus manos, se sentó en la silla, se recogió el cabello en una coleta muy desordenada y se acomodó los lentes, esa simple acción me pareció la más pura y delicada que he visto. Se acomodó en la silla y abrió el libro. —¿Quiere que lo lea desde el inicio? —Si, por favor. Ella carraspeó y busco la primera página para empezar a leer. Escucharla leer pausada y tranquilamente me hizo pensar en mi madre, en cómo cada noche me leía ese hermoso cuento para hacerme dormir y olvidarme de todo lo malo que me rodeaba. Cerré los ojos escuchando a Samantha leer, de nuevo, su voz calmaba mis sentidos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD