Consuelo Corrí de vuelta a la habitación antes de que Felipe se diera cuenta de mi ausencia en nuestra cama, llevaba dentro de mí una enorme duda y un sentimiento que ya no podía existir. Qué audacia hacer el amor aquí, pero siempre hemos estado tan equivocados. Entré en el cuarto y lentamente me acosté cubriendo mi cuerpo con la sábana, Felipe no merecía nada de eso y de todas las personas inocentes en aquella historia él era la que más me dolía engañar. Al día siguiente teníamos actividades programadas como gimnastas en equipo y esas cosas, hice todo lo que pude para convencer a Felipe de dejarme en el cuarto, pero él no quiso. Consuelo - Ni siquiera somos empleados de la empresa, no tiene sentido entrar en ese juego. Felipe - Ya que estamos aquí tenemos que interactuar. Consuelo -