Capítulo 1

1598 Words
Consuelo Fui enviada para cuidar de mi tía Fabiana, que se había accidentado y no podía moverse bien. Terminé en la cama con su marido, André es un pecado de hombre y el primer día que llegué a cuidarla… Me pilló en el sofá de la sala durante la noche, tocándome. No podía resistirse a mí, y me encantó que pasara. ¿André y yo estábamos viviendo en plena luna de miel, sin importarnos nada más… quién en este mundo estaba exento de errores y capaz de juzgarnos por estar entregados al deseo? Mi tía Fabiana estaba mejorando cada día, hasta conseguía dar unos pasos y mi madre me había llamado esa semana para que volviera a casa. Estábamos en mi cama como siempre después de un maratón caliente de sexo. Consuelo - Mi madre llamó y voy a volver a casa esta semana. André - De ninguna manera gatita… yo te necesito y tu tía tampoco está totalmente recuperada. Sonreí e iba a levantarme para recoger mi ropa del suelo, André me tiró y me dio un beso ardiente para comenzar a quemarnos en el deseo una vez más. André - Eres tan perfecta… Fabiana - ¿Qué significa eso? André - No es nada de lo que estás pensando. Fabiana - ¡Ustedes dos son unos malditos! Ella todavía andaba con dificultad, pero salió del cuarto con la mano en la boca y yo todavía estaba helada con aquel flagra. André salió tras ella y yo fui a vestirme y a hacer las maletas para desaparecer de allí. André - Fabiana, por favor déjame explicar todo… Fabiana - Toma tus cosas y lárgate de mi vista, me das asco. ¡Frotándote en mi casa! Entré en el cuarto de los dos… Fabiana - Y tú eres aún peor que él, yo nunca te perdonaré… toma tus cosas y nunca más te atrevas a aparecer aquí. ¡Me da horror saber que tienes mi sangre! Consuelo - Yo no vine a pedirte nada, solo vine a entregar la llave de la casa que me diste. Me di la vuelta y salí de aquel lugar, llegué y ya me imaginaba lo que me esperaba con mi madre, a esa altura Fabiana ya le había llamado y contado todo. Elaine - Hija, dime que no es verdad lo que Fabiana acaba de decirme…? Consuelo - ¡Sí, es verdad… y si la señora viene a sermonearme, avíseme, que yo voy ahora mismo a vivir con mi padre! Elaine - Pero hija… Consuelo - ¡Pero nada! ¡Nadie puede juzgarme, ni ella, ni la señora, ni nadie!!!! Toqué la puerta de la habitación y allí estuve recluida por unos días, recibiendo mensajes desaforados de parientes, recriminándome por lo que hice. No dejé que esa situación dominara mi vida, así que íbamos a las reuniones familiares en los meses siguientes. André aún me buscaba todo el tiempo, hasta que lo bloqueé de todas las r************* . Mi madre dejó de hablarme de eso porque temía que me fuera para siempre. Unos días más tarde, supe que Fabiana y André habían dado una oportunidad al matrimonio… Conseguí un empleo en una tienda de ropa masculina, estaba feliz, tenía mi propio dinero y había olvidado aquellos problemas… Estaba agachada y arreglaba unas camisas cuando oí una voz espesa llamándome. André - ¡Buenas tardes, Consuelo! Consuelo - Buenas tardes… estoy trabajando y no es buena idea que estés aquí. Por favor… André - Quiero ver algunas camisas, talla G. ¿Me puedes mostrar? Consuelo - Por supuesto. Yo temblaba y casi me da un ataque al corazón, él se metía conmigo… De todas las maneras posibles. Cogí algunos modelos y temblaba y se los mostré. André - Me llevo estas dos. Se ha acercado demasiado. André - ¿Por qué no quieres verme más? Consuelo - No hace eso… No aquí. André - ¡Necesito hablar contigo urgentemente! Consuelo - Por favor váyase, si yo pierdo ese empleo ahí, si mi madre me mata de una vez… ya me ha traído suficientes problemas. André - Sabes que solo estoy con ella por tu culpa… Consuelo - Déjame en paz. Yo iba a salir, pero él agarró mi brazo. Miré para los lados orando para que nadie estuviera viendo. André - O me desbloqueas de w******p o vengo aquí todos los días. ¡Tú eliges! Se fue llevándose esas piezas y me dejó sin aliento de miedo y tantos otros sentimientos. Llegué a casa y llamé a mi mejor amiga Ludmila para una videollamada, o hablaba con alguien o mi corazón explotaría. Consuelo - Amiga… estoy angustiada, él me buscó y no sé qué hacer. Ludmila - ¿Pero no me dijiste que ya estaban saliendo? Consuelo - ¡No es Fernando…! ¡Es André! Fue a la tienda hoy y me amenazó con ir todos los días mientras no lo desbloqueo de la aplicación w******p. Ludmila - ¡El marido de tu tía, qué canalla! Creo que debes hacerlo… Hizo el diablo en su vida, pagó caro por sentarse en ese hombre y por lo que parece todavía va a pagar. Consuelo - No sé lo que siento, él me conmueve… y si quiere saber la verdad: no me arrepiento. Fue delicioso tener sexo con él y mi tía nunca fue santa en esta vida, ¿quién se cree que es para juzgarme? Ludmila - Habla con él entonces, pero por tu bien intenta alejarte. Si él realmente te quiere… él que quede soltero primero. Colgamos y tomé coraje. André Yo estaba en casa sentado en aquel sofá, mis pensamientos estaban atrapados nuestra primera vez… cuando la vi tocarse acostada en ese lugar y probé su sabor. Me emocioné y recordé el sonido de tu voz. Fabiana - Está pensativo… André - Problemas en el trabajo, apenas. Fabiana y yo después de lo que había pasado intentamos por todo salvar nuestro matrimonio, el sexo entre nosotros estaba más caliente… pero nada igual a lo que yo tenía con Consuelo. Ella vino y se sentó en mi regazo. André - Hoy no, estoy cansado. Fabiana - Sé que estás pensando en ella… solo de mirar su rostro lo sé. André - Te he pedido millones de veces, olvídalo o nunca superaremos lo que pasó. Fabiana - No es nada fácil para mí… oírte llamar por ella mientras duermes. Eres estúpido, ella solamente te usó… Es una joven aventurera y todo lo que ella quería era besarte. André - ¡Ya basta! ¡Me voy a acostar! Fui a acostarme en el cuarto de huéspedes, al menos allí tuve paz para quedarme con mis pensamientos, mirando su contacto… hasta que por fin ella me desbloqueó. No quería parecer desesperado, pero alguien que fue tras ella en el trabajo ya no tenía por qué hacerse el desinteresado. Mensaje de w******p: André - Buenas noches, te extraño. Consuelo - Por favor André, no me busques más, ya nos lastimamos y herimos a otras personas también. ¡No quiero más problemas! André - ¿Entonces yo soy un problema ahora? Pero yo no era cuando parpadeó para invitarme y terminamos en el sofá de casa. ¿Quieres decir que solo serví para satisfacerte en la cama? Consuelo - Fue un error… fue todo un gran error. ¡Por favor, olvídame!!! Tiré el maldito teléfono al suelo, Consuelo me había usado exactamente como Fabiana preveía… … Fabiana estaba en el cuarto inconformada con la forma fría del marido y su sexto sentido femenino gritaba: Fabiana - Algo te pasó hoy… Vio aquellas bolsas sobre la cómoda: tienda Premium shopping del centro. Algo dentro de ella pedía para sacar esa historia a limpio. Consuelo Estaba recogiendo algo de ropa en las perchas cuando Raissa me llamó. Raissa - Esa señora dice que compró unas camisas contigo y quiere cambiarlas. Era Fabiana, junté el coraje y bien altiva, fui a atender como si fuera una cliente cualquiera. Consuelo - Tía… Fabiana - No me llames así, no soy nada tuya. Consuelo - Déjanos solas un momento, por favor. Raissa ha salido. Consuelo - Lo siento, señora, es solo la fuerza de la costumbre. Fabiana - Entonces estás trabajando en esa tienda, mirando así hasta parece que eres una chica de bien y de respecto. Consuelo - Sé que no viniste a felicitarme por el nuevo empleo, así que habla de una vez. Fabiana - Tienes razón, sabes que solo no te di lo que mereces en consideración a tu madre… pero yo nunca olvidaré lo que me hizo. Consuelo - Pensé que ya habíamos pasado esa fase señora. Si vino a ofenderme puede girar los talones y volver por donde vino… Fabiana - André solo quiso comerte, yo juro que si yo sé que aún andas detrás de él yo acabo con tu r**a… lo acepto con todas las putas del mundo menos contigo. Consuelo - Ya hizo sus amenazas, ahora va allá cuidar de él, nosotras dos sabemos que la señora no es y nunca fue flor que se huela. Fabiana - ¡Ya he dado mi recado! Tenía miedo de llegar a las vías y perder mi trabajo. Pero ni ella ni yo íbamos a bajar la guardia… André tenía que haber comprendido que lo mejor para nosotros dos y por el bien de todos era mantener la distancia. Fernando - ¿Quién era aquella señora? Parecía estar nerviosa… Consuelo - ¡No era nada grande… solo una rata perdida, pero luego ella encuentra una serpiente que la devore! Si ella quería guerra, me encontraría con armas listas.
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