Nos han visto

1191 Words

La beso en la espalda, en la nuca, en el hombro. La muerdo. La marco. Mis manos recorren su cuerpo como si estuviera esculpiéndolo. Firme. Desesperado. Mis caderas rozan las suyas, mi erección late contra su piel, ella lo siente y se mueve contra mí, buscando más contacto, más roce. Y se lo doy. La poseo con el cuerpo, pero más aún con la mirada, con la forma en que la sostengo, en que la domino, en que le digo sin palabras que no hay nadie más. Que no va a haber nadie más. Y cuando finalmente la penetro con mis dedos, su cuerpo se curva, un grito de placer se escapa de sus labios. Me aferro a su cintura, la mantengo en su sitio, y empiezo un ritmo que la hace perder la cabeza. Ella gime. Se retuerce. Me pide más. Me suplica. Y yo se lo doy… pero a mi manera. —Eres mía, Rosalia —le gru

Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD