"Sí", gimió durante una contracción. "Dile a Michael que voy al hospital. Creo que nuestro bebé está en camino". ¡Dios mío! ¡Te llamará en unos segundos, Amy! Momentos después, sonó el teléfono de Amy... Era Michael. "Hola, guapo", respondió ella, mientras miraba calle abajo y veía el Hospital Presbiteriano más adelante. Sonrió al oír su voz. —Vaya, Amy. Suenas maravillosa. ¿Estás bien? "Estamos bien, cariño. Mamá está conmigo y va en coche al Presbyterian. Llamé a la Dra. Austin. Dijo que nos vería allí". Hubo un silencio en el lado de la llamada de Michael. "¿Michael? ¿Estás ahí?" "Sí... Me acaba de impactar, Amy... Muy fuerte. Hoy vamos a ser padres." —¡Dios mío, Michael! ¡Lo somos! ***** Amy sonrió radiante. Feliz de ver a su esposo entrar a la suite donde nacería su bebé.

