Durante minutos... ella gimió... siseó... ronroneó... jadeó... gimió su nombre... apretó su rostro contra el suyo... le ofreció su amor... presionó sus pechos contra su pecho... Besó su mejilla... Acarició su espalda y su cuello... Él besó sus labios. "Michael, eres tan bueno para mí", jadeó. "Me lo estás haciendo tan bien... me estás tocando donde se siente tan bien. Me encanta... Te amo, mi amor, te amo tanto. Oh, Dios, voy a correrme por ti, Michael, sigue, sí, oh sí... ¡Sí!". Respiró hondo y lo abrazó con fuerza... Temblando bajo él... sus pies temblando en el aire... sus dedos arqueados y separados en éxtasis... Contracciones y placer abrumaban su cuerpo y mente. Colores por todas partes en sus ojos y cerebro. Amor fluyendo de su cuerpo al de él. Su amor por él aumentaba a cada momen

