Antonella POV'S
Miraba sentada sobre la encimera la perfecta espalda del mafioso, en cada movimiento que hacia sus músculos se arqueaban. Me encanta ver lo bien trabajado que tenía su cuerpo.
Fíjense que hoy habíamos amanecido con ganas de que uno de los dos hiciera el desayuno, no queríamos bajar a uno de los restaurantes del hotel. Después de la espléndida noche de ayer el romanticismo permanecía intacto y el mafioso me había comentado que quería que le hiciera algo de desayunar a lo que obviamente le respondí que no.
No después del desaire que me había hecho con el almuerzo que le preparé aquella vez en el penthouse en Italia. Así que supuestamente para reemplazar su error él iba a prepararme que desayunar.
No les iba a mentir, olía riquísimo. Me había cargado y subido e
