36. RESTAURANDO VÍNCULOS

3330 Words
Aeropuerto Internacional Jhon F. Kennedy Max Decidimos con Rag que recogeríamos a mi tío para darle la sorpresa, llevábamos algunos minutos esperando hasta que vemos algunos pasajeros salir, al verlo con su maleta, fui corriendo hacia él recibiéndome con un gran abrazo. —¡Max! Te eché tanto de menos, me alegra saber que sigues sano y en una pieza —saludó entusiasmado sin bajarme de sus brazos. —Espera a que lo veas desnudo y veremos si sigues diciendo lo mismo —replica Rag quien se acerca a nosotros. —No van a empezar y no seas así tío, Rag me cuidó muy bien en estos días y la pasé excelente con ella. —¿Tan bien la pasaste que no me extrañaste ni un poco? —¿Cómo voy a extrañarte si llamabas muchas veces al día? Aunque me hizo falta verte —lo abracé nuevamente del cuello y él dejó un beso en mi cabello. Realmente extrañé mucho a mi tío, aunque también la pasé muy bien con Rag. En el camino a casa le conté lo que hicimos en la semana e incluso le conté de Tony, se sintió un poco incómodo, pero le dije que nos habían invitado a almorzar a todos ya que el abuelo quería conocerlo. Ya en casa me mostró los regalos que me había traído y le dio un obsequio a Rag, lo cual nos sorprendió un poco. —Si querías traerme una rata muerta había muchas en Manhattan. —Lo sé, pero ninguna tiene tu personalidad y esto me recordó a ti. La vemos abrir la caja, pero solo hace un leve movimiento con su cabeza, lo cierra nuevamente y se queda mirando a mi tío, aunque esta vez no logro saber lo que significa esa mirada. —Gracias Dániel. —Gracias a ti por cuidar de él. No mentiré, llegó a sorprenderme que ninguno de los dos se agradeciera en un tono sarcástico, así como tampoco pude saber lo que le trajo ya que ella no quiso mostrarlo, solo se fue a su cuarto y lo guardó en el armario, le pregunté a mi tío, pero él me sonrió diciendo que ese era un secreto entre ellos. Para el anochecer cenamos, recogí mis cosas y luego ella nos llevó a casa. —Muchas gracias otra vez por cuidar de Max. —Ya deja de darme las gracias, tampoco es como si fuese a descuidarlo. —Lo sé, pero él significa todo para mí. —Bueno, ya lo tienes devuelta para que lo disfrutes, me voy que debo trabajar temprano. —De acuerdo, adiós Ragnar. Ellos se estrechan la mano amistosamente, pero es como si algo hubiese cambiado, como si después de ese regalo se hubiesen hecho más cercanos, igual no menciono nada y la abrazo fuerte para despedirme, no quisiera que se fuera, pero tampoco tengo una excusa para hacer que se quede durmiendo en casa con nosotros, ella me regala una caricia y responde mi abrazo, algo poco usual teniendo en cuenta que hay alguien más presente. —Cuídate noche, descansa. —Tú también, nos veremos luego. Hubo algo en su despedida que fue triste, no sé si se sentía como yo o si era solo mi sentimiento queriendo reflejarse en ella, pero así lo sentí. Se me hizo un poco raro regresar, tanto, que esa noche no pude dormir bien, me sentía extraño en mi propia cama al estar solo de nuevo, sin su cálido frío y sus aromas calmando mi agitado corazón que se emocionaba al verla dormir plácidamente a mi lado. (…) Dániel Al día siguiente de haber regresado tenía la mañana libre, terminé de despachar a Max y lo acompañé a la escuela, me quedé pensando en aquel hombre, así que fui a buscar a Ragnar al taller. —Hola Ragnar ¿Tienes un minuto? —saludo en cuanto Vero me da el pase para entrar a la oficina. —Claro siéntate, supongo que vienes para preguntarme de Antonio. —Así es, quiero saber sobre esta persona, confío en Max, pero sabes que me preocupo por él. —¿A qué se debe esa sobre protección Dániel? porque no me trago ese cuento de que es solo por su dolor y la pérdida de su madre. Ella es tan directa que se parece a él, creo que incluso cuando crezca será igual a ella, me sorprende cómo puede deducir las cosas; de tal forma que pareciera entrar en la mente de las personas. —Si te digo, quiero que me asegures que Max nunca se enterará de esto por favor, la imagen que tiene de la vida me ha costado mucho dársela y quizás por mi culpa él ha tenido problemas para relacionarse con las personas. —De acuerdo. Odio hablar de esto, pero quizás si le explico ella pueda comprenderlo mejor. Cuando era pequeño fui abusado por un vecino, incluso me daba dinero algunas veces ya que sabía que no teníamos ni para la comida, mi madre nunca se enteró, de haberle dicho le habría partido el corazón. Mi hermana un día escuchó unos ruidos extraños en casa, sabía que mamá estaba trabajando, al entrar vio que estaban violándome el vecino con otro hombre y ella los golpeó con mucha fuerza, por supuesto nos echaron del lugar porque el otro sujeto era quien nos rentaba el apartamento, pero mi hermana convenció a mamá de que era lo mejor, así no daba explicaciones extras y yo estaría a salvo. —Sé que puedo ser paranoico con el tema, pero en verdad no quiero que nadie se atreva a tocar a Max, es un niño con facciones muy bellas y puede ser una presa fácil, nunca me perdonaría si alguien se atreviera a hacerle algo. —Entiendo perfectamente Dániel e igual algo así intuía, por Max no debes preocuparte que nadie lo va a tocar y aun si eso ocurriera, te juro que me encargaré de que esa persona pague con creces lo que le haga, en cuanto a Antonio, será mejor que vengas conmigo, si tienes tiempo claro está. Afirmé con la cabeza y salimos en mi auto directo a casa de este hombre. —Buenos días Srta. Wintar, el Sr. Grazzi vendrá en un momento a atenderlos —explicó una de las empleadas. No paso mucho tiempo cuando vi a un hombre mayor aparecer, se nota que es de carácter imponente y con un porte muy elegante, luego de que ellos se saludaron me presenté directamente. —Usted debe ser Antonio Grazzi, mucho gusto, soy Dániel Ferrer el tío de Max. —El placer es mío Dániel, Max me habló bastante de ti —contestó amable. Estrechamos las manos y hubo una sensación familiar que no pude comprender, nos dirigimos a su oficina para hablar en privado los tres y al entrar pude darme cuenta que encima de la chimenea estaba la foto de mi madre, se veía muy joven, con una sonrisa bellísima y cálida igual a la de Helena. —Disculpe ¿de qué conoce a mi mamá? —Será mejor que te sientes —me dice Ragnar en un tono muy extraño. —Dániel, ¿qué sabes de tu padre? —pregunta Antonio con algo de curiosidad. —No mucho, mamá apenas y lo mencionó una vez, dijo que era un hombre peligroso con muchos vicios, alguien que decidió escoger el mal camino. El ambiente se sentía pesado y sentí como si algo dentro de mí me dijera lo que ocurriría, pero al mismo tiempo no quería creer en ese presentimiento. —Dániel, mi nombre es Antonio D’Porti Grazzi, esposo de tu madre Clara Ferrer Bianco y padre de Helena y tuyo —suelta sin más. Comienzo a levantarme del asiento negando con mi cabeza, el aire me falta, hay una presión fuerte en mi pecho y de repente todo se pone n***o. ­ (…) Ragnar —Supongo que no debería sorprenderme, pero al menos creí que esperaría hasta escuchar la historia —pronuncié decepcionada al verlo desmayado en el suelo. —No seas así, es algo muy fuerte para él. Entre los dos lo levantamos acomodándolo en el sofá y abro un poco su camisa revisando sus signos vitales, pero igual sé que no es más que un desmayo. —Igual tendré algo de qué burlarme cuando todo esto pase —Tony y yo reímos. —No puedo creer que me ría por algo así a sabiendas de que mi hijo está en ese estado. —Es porque en el fondo sabes que tengo razón y también porque soy cruel. —Mejor coloca el alcohol en su nariz para que reaccione, no vaya a ser que termines tomándole fotos. —No sería una mala idea, así podrías ponerlas en el álbum familiar —él solo ríe negando con su cabeza. Hace unas semanas sentí que al haber tenido un mejor acercamiento a Max y Dániel era el momento de reunir a la familia, Helena siempre quiso ver de nuevo a su padre y ahora lo haría a través de las dos personas que más le importaban, pero Dániel al haberlo visto y saber su identidad, solo le restaba escuchar su historia y decidir qué hacer, como dijo Max, al menos Tony tomaría la iniciativa demostrándole su interés y ya él vería qué hacer con esa información. (…) Dániel Despierto encima de un sofá, Ragnar está colocando un paño con agua fría en mi rostro con una mano y con la otra sostiene un algodón con alcohol, entonces recuerdo lo ocurrido y veo a ese hombre sentado mirándome muy preocupado. Por muchos años quise saber de él, sabía que había lastimado a mamá y que ella lo amó a pesar de todo hasta el final, aunque su orgullo le pudo más, pero ahora que tenía la oportunidad de obtener respuestas no sabía por dónde empezar. Cuando me sentí mejor, bebí un poco de agua que él me había dado y tomé impulso para comenzar a despejar mis dudas. —¿Por qué lastimaste a mamá? —No era mi intención hacerlo, era joven y en mi ambición por el poder empecé a caer en el alcohol, le fui infiel a tu madre y teníamos discusiones fuertes por eso, una vez llegué a abofetearla y me fui de casa, cuando regresé ella se había ido con Helena y embarazada de ti —lo veo tomar la foto de ella y derrama unas lágrimas en silencio. —¿Alguna vez nos buscaste? —Te juro que lo hice por dos años hasta que los encontré por casualidad en San Francisco, ella apenas me dijo que habías nacido y que eras un niño, le supliqué que me permitiera verlos y aun si ella no quería volver conmigo lo entendería, pero quería estar en sus vidas. Fui un esposo horrible y lo reconozco, pero no hubo día que no pensara en ustedes, ella me dijo que nos veríamos al día siguiente, pero desapareció de la ciudad y nunca más los volví a ver. —¿Entonces te rendiste en la búsqueda? —Jamás lo hice —respondió contundente. —las seguí buscando a ella y a tu hermana, contigo no tenía posibilidad ya que nunca me dijo tu nombre. Solo supe de Clara el día que encontraron la partida de defunción, entonces recorrí las pistas hacia atrás y supe varias cosas de ustedes por medio de otras personas en todas las ciudades que habían estado. —¿Supiste todo? —Todo, las cosas por las que pasó Clara, lo que te hicieron de pequeño y lo que le hicieron las parejas de Helena a ella —suspira profundo e intenta mantenerse en calma lo mejor posible. —Sé que no pude librarlos de ese dolor, a veces pienso que si hubiese seguido a tu madre ese día en vez de darle su espacio y confiar en ella, ustedes no habrían pasado por todo ese sufrimiento, pero más importante, si ustedes hubiesen sido lo primero y no la ambición, ahora estaríamos los cuatro juntos. Era evidente que es una carga que seguía mortificándolo, pero no quería mostrarme benévolo ante él sin pensar bien todo, igual sigue siendo un completo desconocido para mí. —Antonio, nuestras vidas no fueron fáciles, pero siempre hicimos todo lo posible para salir adelante sin ti. —Lo sé y los admiro por eso, pero igual me siento culpable porque considero que yo detoné esa avalancha de tragedias. —¿Cómo diste conmigo? ¿Sabes algo de Helena? —pregunté ignorando nuevamente sus sentimientos. —Hace un tiempo saltó un archivo en la policía con el nombre de ella y pude saber por fin en dónde estaba, pero cuando fui a buscarla ya era demasiado tarde, por calamidades del destino me enteré que ella tenía un hijo aquí en la ciudad el cual vivía contigo y mira si es rara la vida que justo teníamos un punto en común entre todos. —Ragnar —digo apenas en un susurro. —Así es, a ella la conocí hace muchos años por medio de su padre, así que nos hicimos buenos amigos, en una visita que me hizo hace poco me contó de Max y de ti, pensamos toda la situación y las piezas encajaban, igual si deseas podemos hacer la prueba de ADN, pero yo no necesito ninguna, para mí eres mi hijo y Max es mi nieto. —Tú sabias cuando lo trajiste la primera vez ¿no es así? —pregunto mirando directo a Ragnar. —Sí, pero él no sabe la verdad. —Consideré que primero debía hablar contigo antes de decirle algo a Max —intercede Antonio. —Dániel, no te culparé si no quieres saber nada de mí, me encantaría que pudiéramos entablar una amistad, puesto que pedirte que seamos padre e hijo será un proceso que llevará tiempo suponiendo que así lo quieras —su semblante y voz se tornan melancólicos, suplicantes y a la vez con una chispa de esperanza. —Solo te pido que me permitas seguir viendo a Max, es un joven increíble, muy inteligente y quisiera seguir estando en su vida, al menos piénsalo por favor. Necesito salir de aquí como sea o voy a explotar con todo esto que siento. —Se me hace tarde para trabajar, son demasiadas cosas y necesito pensar con calma. —Te entiendo, tómate el tiempo que necesites, estaré esperando tu respuesta. —Sé que nos invitaste el domingo a almorzar, no te aseguro que venga, pero Max vendrá con Ragnar, él no sabe nada y por ahora prefiero que siga así. —Gracias, espero que tú también puedas venir ese día a acompañarnos. —Ya veremos. Me dirijo a la puerta y veo de nuevo el retrato de mi madre, no me había fijado, pero también hay un cuadro colgado detrás del retrato, es un dibujo de Antonio con Ragnar viendo los girasoles y abajo la firma de Max. —Lo hizo el día que vino y me lo obsequió, eran las flores favoritas de Helena y también de Clara —menciona Antonio detrás de mí con mucha nostalgia. Me fui con muchos sentimientos encontrados, tantas preguntas resueltas y aun así no podía entender qué me hacía falta. Ese día no tuve cabeza para pensar en nada del trabajo o de cualquier otra cosa, es por eso que a mediodía fui por Max a la escuela, almorzamos donde Janet y después lo lleve al taller con Ragnar, necesitaba estar a solas y no quería que él se diera cuenta de nada, es un chico inteligente que me conoce bien y no sería fácil ocultarle esto por mucho tiempo. Volví al restaurante con Janet comentándole todo lo ocurrido, si había alguien que pudiera darme otra perspectiva que me ayudara en momentos como este es ella. —Es increíble, no puedo creer que una mujer detonara todo eso en sus vidas —comenta una vez termino de relatarle todo el asunto quedando tan anonadada como yo. —No eres la única que piensa eso, pero lo que no entiendo es por qué ocultarnos la verdad, ella tenía que decirnos en vez de armar todo ese plan. —No es por defenderla Dani, pero no estoy de acuerdo contigo. —Janet es la verdad, ella tenía que decirme lo que pasaba y hablarme de la existencia de Antonio, así como habló con él. —Ustedes no son tan cercanos como ellos, así que eso de que hablara contigo de la misma forma no va y tampoco considero que la culpes por ocultarles la verdad porque a ella no le correspondía hablarles sobre un tema tan delicado, solo fue la intermediaria. —Pero ella… —No Dani —interrumpe firmemente. —deja tu impulso por un momento y piensa como un hombre razonable, ella no tenía por qué decirte nada, eso le correspondía a tu padre hacerlo y así lo hizo, mientras que ella te llevó con él así como hizo Max y ambos respetaron el hecho de no decirle nada a él, así que para mí está bastante claro que ambos pensaron en lo mejor para ustedes. Me quedé un poco confundido con esas palabras o más bien, conmigo mismo, no sabía qué hacer y tenía muchas dudas rondando mi cabeza. —Dani, creo que tu rabia está mal dirigida —habla esta vez más compasiva. —toda tu vida quisiste saber sobre tu padre y ahora sabes quién es, querías hacerle todas las preguntas para resolver esas dudas y ya las hiciste, ahora la pregunta es: ¿qué quieres de él? porque ya te dejó bastante claro sus deseos, pero cuáles son los tuyos. A veces pienso que la vida me envió a Janet para tener otra hermana a mi lado, porque incluso me ayudó a descubrir qué era ese algo que me hacía falta, entre muchas otras cosas que ha sido testigo en mi vida desde que llegamos a Brooklyn. Ese domingo Ragnar recogió a Max y fueron a la casa de Antonio mientras yo seguía pensando en todo lo que me dijo esa mañana, sin embargo, no me tomó mucho tiempo recordar las palabras de Janet y darme cuenta de la respuesta a esas preguntas que ella me hizo cuando vi una foto en la que estaba con mi hermana y Max muy felices. Tomo las llaves de mi auto y salgo directo a la casa de Antonio, cuando llego, una de las empleadas me lleva hacia el jardín donde puedo ver a los tres conversar, Max se ve tan feliz al lado de él que en verdad es como si siempre hubiese tenido a su abuelo al lado, le hago una señal a la mucama y ella se retira. Continúo mi camino y Max me saluda muy alegre al verme llegar, él es mi razón de ser, en parte lleva mi sangre, pero sobre todo, yo lo he criado, lo veo como a un hijo y solo deseo verlo así de feliz cada día de su vida. Antonio se levanta acercándose con una ligera sonrisa y estira su mano para saludarme, indicándome que aún no le dicen nada a él, sin embargo, la aparto suavemente y lo abrazo un poco temeroso, pero él me corresponde aferrándose a mí con mucho cariño, es un abrazo que anhelaba desde siempre. Saber que ahora tengo a mi padre conmigo y que siempre le importé me hace feliz, ella tenía razón, era este cierre el que necesitaba para darle paso a alguien en mi vida. Al abrir mis ojos mientras continúo abrazado a mi padre, veo a Max observándonos en lo que está detrás de Ragnar abrazándola del cuello y tras ellos, un jardín lleno de girasoles que se mecen alegremente con el viento, me siento pleno y feliz porque al fin nuestra familia está reunida, porque una nueva etapa comienza para Max y para mí junto a un padre y abuelo que ansiábamos tener en nuestras vidas.
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