Nat
Nat, me había nombrado sí desde que era muy pequeña. En realidad las personas que me recibieron, no es ser abandonado cuando apenas tenía 2 años me llamaron de esa manera.
Nunca un abrazo, ninguna caricia. Tal vez por ese motivo, no ví las señales de aquel hombre, tal vez una persona que lo hubieran dado mucho amor; las hubiera reconocido. Pero en mi caso, después de tanta indiferencia a lo largo de los años, no sabía distinguir bien entre el bien y el mal.
Tal vez por eso no me fui, al primer golpe. Aún recuerdo, estaba tan emocionada cuándo compramos el primer juego de comedor, le puse un bonito florero blanco con unas rosas de color amarillo. Aunque a mi ex marido le habían desagradado, diciendo que no combinaba con la salud tamente nada, qué era una tontería. Creo que esa fue la primera señal de maltrato, Cuando alguien no valora lo que hacemos o piensa que nuestras acciones no valen nada, eso es maltrato.
Pero no lo vi venir, no era una persona que había recibido amor no tenía con que comprarme. Por eso la primera vez qué me vestí con un vestido, Y fui a Universidad de esa manera porque hacía mucho calor, al llegar lo primero que recibí fue un golpe.
A la mañana siguiente, tuve que cubrir mi herida con corrector. Me pidió perdon, yo acepté pensando que iba a ser la última vez. Pero desde ese momento ya no usaba ningún tipo de vestido, me ponía pantalones largos y adentro y las blusas sin escotes. Prefería no tener ningún tipo de inconveniente con él, además casi ni lo veía el trabajará todo el día.
Pero cuando quise juntarme nuevamente con mis compañeros, otra vez él quiso golpearme y lo hizo; Aún recuerdo como no pude ir a la universidad por una semana. Era tal la hinchazón de mi cara que ni siquiera me reconocía frente al espejo.
Luego ya pasaron meses en el cual ya no iba, pero dije basta. Fui llorando hasta la comisaría más cercana, tenía sangre por todos lados en mi cuarto estaba muy lastimada te pusieron una orden de restricción y a mí me pusieron un abogado. Este abogado me había dicho que tenía una jugosa herencia, de parte de mis padres que habían fallecido en un accidente. Era única hija Por lo cual también estaba mi duda después que me hayan abandonado.
Lo mejor de mi vida, había sido la llegada de Leandro. Era un compañero muy divertido siempre me hacía reír con sus ocurrencias, no había día en el cual el no hiciera una sonrisa de mí. Por eso en este momento estaba un poco inquieta, me quedé sentada a su lado mientras escribía este diario.
El descansaba sin prisa, su pecho subía y bajaba en forma lenta con calma. Lo miré con una sonrisa, me parece adorable. Sin poder evitarlo mi mano llegó a su cabello, comencé acariciarlo sutilmente intentando no despertarlo. Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, alejé mi mano pero a él la sostuvo; sonrío.
Lo vi algo confundida, solo balbuceaba mi nombre.¿Por qué haría eso?, Seguramente tendría muchas chicas lindas a su alrededor. Él era más bien del tipo de hombre atractivo, qué hacía ejercicio y era muy inteligente, encima era gracioso.
Decidi ir acostarme, el sueño se estaba apoderando de mí. Pero el aún tenía mi mano, pues estafarme pero él no me dejaba. Entonces decidí quedarme a su lado, sería la primera vez que en todos estos años; dormiría con alguien. Pero su calor, me hizo sentir reconfortada, y en un momento dado me dormí.
—¿Tuvimos sexo?—escuche una voz a lo lejos que me hizo fruncir el ceño,abrí los ojos confundida.
—¿Qué?
—Quiero saber, sí tuvimos sexo. Porque estamos los dos en la misma cama, Además estoy en boxer.
—me recosté a tu lado porque no soltabas mi mano. En un momento al otro, vomitaste sobre tu ropa te cambie no te iba a dejar todo vomitado. También me vomitaste a mí me tuve que bañar, luego de cambiarte y todo me sentí tan cansada que me dormí.
—¿Me viste desnudo?—comentó avergonzado.
—Si y te cambie.Descuida no me aproveche de ti—dije divertida.
Me daba mucha gracia la situación, Leandro se tapaba con una sábana me miraba sonrojado. Pareciera típica escena de la chica que se despierta y no recuerda nada. No pude evitar lanzar una carcajada.
Me levanté bajé las escaleras, puse a hacer un café. Sabía que mi compañero de piso, tenía la cabeza destrozada. Lo pude ver, mientras bajaba peldaño por peldaño bostezando sin parar. Lo miré divertido en parte me parece adorable e increíblemente gracioso.
—Toma esto para el dolor de cabeza.
—Gracias.
—De nada.
—Nat—me dijo mientras mordía una tostada.
—Dime.
—¿Se me levantó el....
—¡Leandro!
—Lo lamento si fue así,siempre pasa.
—Leeré un capítulo de un libro así te relajas , Leandro: