Alaric Dom y yo estuvimos en la habitación en segundos. En la cama, mi madre se movió, girando la cabeza de un lado a otro mientras luchaba por salir de la inconsciencia. Me acerqué a la cama, observándola, con el corazón latiendo rápido. Doc mantuvo su muñeca sujeta, apretándola suavemente. Ella resopló, sus ojos abriéndose lentamente. —¿Damon? —preguntó con suavidad, su voz ronca—. ¿Eres tú? —Su mano se apretó alrededor de la de él. —Soy yo, Violet. —Sonrió—. Y no estoy solo. Sus ojos, tan vibrantes y verdes como los recordaba, recorrieron la habitación hasta posarse en mí. Inmediatamente me dejé caer a su lado y puse mi mano suavemente en su brazo. —Mamá, ¿cómo te sientes? —pregunté—. ¿Qué necesitas? ¿Tienes dolor? Ella retiró débilmente su mano de la de Doc para espantar mis pala

