ALARIC
Ya estaba despierto cuando el sol comenzó a salir. Me había quedado con la última guardia del día, así que tuve el privilegio de ver cómo el sol dorado se extendía por su rostro. Dormía hecha un ovillo sobre su jergón, con las manos bajo la mejilla. Su cabello castaño caía suavemente sobre su rostro. Sentí un impulso incontrolable de apartarle el cabello, un deseo que me desconcertó por completo.
Ella—Kaelin—era mi prisionera, mi pieza en un juego de guerra que había comenzado oficialmente en el último día. Debería saber que no debía permitir que nada me hiciera sentir algo por ella, sobre todo cuando tenía toda la intención de dejarla ir una vez cumplidos mis planes.
El resto de la manada se levantó poco después que yo. Kaelin fue la última en despertar. Cuando lo hizo, abrió lo
