Alaric
La mañana del desafío alfa, estaba emocionado y listo para enfrentar el día. Kaelin, sin embargo, estaba hecha un manojo de nervios. Ya había vomitado dos veces y sus manos temblaban. La preocupación por mí se leía en toda su cara. Incluso cuando la abrazaba, la besaba y le aseguraba que todo estaría bien, era imposible que se relajara.
—No te preocupes por mí —dijo cuando le pregunté por tercera vez si quería que le preparara un té de menta—. Sé que esto pasará cuando todo termine. Cuando estés en el ring, ni siquiera pienses en mí. Solo concéntrate en ganar y salir entero.
Le besé la sien.
—Nunca podría dejar de preocuparme por ti, amor.
Le besé la frente.
—Así como tú no puedes evitar atormentarte por mí.
Le besé los labios.
—Sé que estarás así hasta que termine, pero te
