Capítulo 4

1091 Words
Finalmente, el viernes había llegado. Me encontraba bastante impaciente, mirando fijamente el reloj que se encontraba colgado en la pared sobre la pizarra. Y entonces, la campana sonó y el salón se vació en cuestión de segundos. No me gustaba salir con toda esa cantidad de gente, por lo que solía esperar un par de minutos hasta que todos se hubieran ido. —¿Harás algo hoy, emo imbécil? —me preguntó el pelirrojo, quien no había dejado de llamarme así desde el día en que me corrió por casi toda la escuela. Sonreí discretamente y negué, colgando mi mochila sobre mi hombro. —No haré nada, estúpido fósforo; pero quiero estar solo hoy, así que me retiro —dije sonriendo, dándome la vuelta para empezar a caminar. Caminaba por las calles, sólo escuchando la música que salía por mis auriculares y entraba en mis oídos. Ni siquiera prestaba atención a mi entorno, pues sabía que vería las mismas calles de siempre, siendo recorridas por las mismas personas que solía ver a diario. Cerré los ojos un segundo para bostezar y sentí cómo alguien tiraba fuertemente de mi ropa, haciéndome caer hacia atrás en los brazos de una persona. Enseguida me quité mis auriculares  asustado de que fuese un ladrón y miré hacia atrás, encontrándome con quien menos lo esperaba, irónicamente hablando. —¡¿Eres estúpido?! —comenzó a gritarme el rubio idiota, dejándome desconcertado. —¿De qué estás hablando? —le pregunté irritado, frunciendo mi ceño levemente. Siempre tenía que encontrármelo cuando menos lo esperaba, eso jamás cambiaría. —¿Casi te pasa por arriba un camión, y ni siquiera te das cuenta? —preguntó enojado, rascando fuertemente su nuca—. Ah, eres realmente idiota —dijo irritado, revolviendo sus rubios cabellos. Entonces, un sudor frío recorrió mi espalda. Si él no me hubiese salvado, podría estar muerto ahora mismo. Solía ser distraído, pero hoy realmente me había pasado. —Gracias, Nick —sonreí, observando la expresión de sorpresa que mostraba el rubio. —No es nada... Sólo ten cuidado la próxima —dijo cabizbajo, ocultando sus ojos tras su cabello. Puede que haya sido imaginación mía, pero me pareció ver sus mejillas ruborizadas por un momento. ~★~ Nick se ofreció en llevarme a casa para asegurarse de que no fuera arrollado por un camión. A pesar de que me negué rotundamente, el rubio idiota no parecía tener intenciones de desistir, por lo que no me quedó más opción que aceptar su compañía por unos minutos más. —¿Por qué pasas tanto tiempo escuchando música? —preguntó, mirándome de reojo. Lo miré seriamente y desvié mi mirada, dando un corto suspiro. —La música no traiciona... Además de que, si los uso, no tengo que pensar en nada más y eso me gusta —dije cabizbajo, esperando a que él se riera de mí. Pero para mi sorpresa, él no lo hizo. En vez de reírse de mí, Nick sonrió ampliamente, logrando que me sintiese realmente atrapado por un segundo. —He llegado a la conclusión de que te sientes solo —soltó, haciéndome sentir una pequeña opresión en el pecho. No podía creer que alguien que ni siquiera me conoce haya comprendido algo de mí que nadie más ha entendido en todos estos años. —No volverás a sentirte así —me dijo de repente, parándose frente a mí y obligándome a dejar de caminar. Lo miré confundido y sonrió—. No dejaré que vuelvas a estar solo —afirmó, muy seguro de sus palabras. No parecía estar bromeando, y eso era lo que más me asustaba. No quería tener que acostumbrarme a su compañía y que llegue el día en que vuelva a estar sin él. Pero... ya era tarde; ya me había acostumbrado a él. —No te perdonaré si te vas —murmuré, lo suficientemente alto para que él lo escuchara. Escondí mi rostro en su cuello, sintiendo cómo mis mejillas comenzaban a arder. No sabía por qué razón me sentía así de bien, pero lo mejor sería no pensar en eso en este momento. ~★~ Desde ese día, Nick y yo nos hemos convertido en buenos amigos. No me deja volver a casa caminando, por lo que siempre va a buscarme en su auto a la escuela y me lleva hasta mi casa. Como él aún no ha conseguido un departamento, he tenido que ir a la casa en donde vive con su primo cada vez que quiero verlo. Me llevo bastante bien con su primo, Edward, quien por cierto es gay; el chico es realmente apuesto, con su cabello color castaño y sus ojos verdes. Es totalmente distinto a Nick a pesar de ser su primo, pero es bastante maduro para tener tan sólo quince años. El enterarme de que Edward es gay me hizo pensar en la posibilidad de que Nick también lo sea; es bastante ilógico y no tengo fundamentos sólidos, pero al menos sé que no es homofóbico y eso realmente me alegra. —Oye, rubio idiota —llamé a Nick, apoyando mi dedo índice en su mejilla. Nick se encontraba dormido sobre mi regazo, soltando quejidos cada vez que intentaba despertarlo; él realmente había tomado bastante confianza conmigo, por lo que este tipo de situaciones se habían vuelto normales. —Hey, en serio ya debo irme —dije acariciando su cabello, observando cómo entreabrió sus ojos.  Nick se sentó en el sofá, apoyando ambas manos en su rostro y sus codos sobre sus rodillas. Me levanté dispuesto a irme y, antes de que pudiese dar otro paso, Nick tiró de mi brazo y me sentó entre sus piernas, rodeando mi cintura con sus brazos. —Oye, ¿qué estás haciendo? —pregunté riéndome, sintiendo su agarre hacerse más fuerte. Cada vez que intentaba irme me abrazaba fuertemente, como si le costara despedirse de mí. Nunca le había preguntado la razón de eso, pues creía que sólo era un simple capricho del rubio. —Ya, yo te llevo... —me soltó, dejándome pararme. Nick agarró las llaves de su auto y salimos juntos de su casa. Me subí del lado del copiloto y Nick del lado del conductor, arrancando el auto enseguida. El camino fue silencioso, como si tuviésemos miedo de hablar. Normalmente era Nick quien hablaba, pero hoy estaba extrañamente callado. —¿Pasa algo, rubio idiota? —le pregunté, observando cómo me miraba de reojo con aquellos ojos café. —No realmente —sonrió, aunque se notaba a kilómetros la falsedad de su sonrisa. No podía obligarlo a decirme qué le pasaba, por lo que preferí dejarlo pasar. Llegamos a mi casa y lo miré de reojo, observándolo mirar hacia el frente. Sonreí y deposité un beso en su mejilla, despidiéndome luego con mi mano y bajándome del auto. Nick sonrió y arrancó, alejándose lentamente. Estando a su lado me sentía inexplicablemente feliz, algo que no sentía fácilmente y menos con cualquier persona. ¿Tendría Nick algún poder sobre mí para lograr hacerme sentir de aquella manera? Si no era así, entonces no lo comprendía.
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