Las conversaciones con el padre de Sharis, estaban solucionándose de una manera elocuente, sin rencores, poco a poco estaban formando un lazo de padre e hija, junto con su otro hijo, Songo.
Sharis tenía ese remordimiento vivo en su mente, ¿Cómo vivir con eso? Se preguntaba a diario… Para ella fue el golpe más duro que le pudieron haber dado, ser producto de una violación por su propio tío, quedó atrás el dolor sentimental, eso le dolió… Pero el causado por pasión a Ibrahim, fue lo más vil de mundo.
Su vida vaga en el dolor causado a esa persona, el cual la ayudó en sus peores momentos. Recordó el obsequio, nunca más utilizó el celular, lo dejó guardado en la caja y allí mismo guardó su corazón lleno de miseria y desdicha.
Sharis cambió de una manera radical, ya su vida no es la misma… Ahora es fría, calculadora, seca y no pretende volver a enamorarse, el engaño, la inocencia mental, el hambre, la necesidad, todo eso la llevó a lo que es ahora.
Hoy en día, ella estudia en una agencia de modelaje, nunca olvidó las palabras de aquella doctora ¿“No te gustaría ser modelo”? De la misma manera le preguntó si tenía un espejo en casa. Ibrahim también lo mencionó, ¿Por qué no estudias modelaje? ¡Eres muy hermosa! Todos esos momentos se marcaron en su alma y en su triste corazón.
Su padre, Emilco Briche, arregló la situación odiada, la misma que sostenían desde hace mucho tiempo, por una relación tranquila, los ayuda en todo lo que se les ofrezca, sus dos hijos lo tratan muy bien, los rencores quedaron en el pasado. Sharis nunca más supo de Ibrahim, sin embargo, lo soñaba por las noches; ese tormento a veces no la dejaba dormir.
— Abuela, las cosas han cambiado… Los estudios en la academia van muy bien, lo que no me agrada mucho abue, es la privacidad de los alimentos. Debo estar a dieta todo el tiempo y beber solo agua, queda aguantarme.
— Sharis, en otras ocasiones aguantaste hambre, ahora, sé que puedes volverlo a hacer, recuerda que todo es por una meta o un objetivo.
— ¡Lo sé, abue! Pero… lo que me tiene un poco fuera de la realidad aunque esté en ella, es todo lo que pasó y cuánto me arrepiento de ello. No encuentro la manera de enmendar mi error.
— Mijita, el tiempo lo borra todo, tal vez algún día el destino los vuelve a poner de frente, así podrías pedirle perdón, por teléfono las cosas no son iguales.
— Es una promesa y tengo que cumplir, no puedo volverlo a ver, abuela… eso me mata cada vez que llega a mi mente.
— Fue mi culpa, hija, todos sabíamos menos tú, por eso pasaron las cosas, yo pido perdón a Dios, siempre… Hasta que muera.
— No digas eso, las cosas pasaron así, yo sigo creyendo en las personas, pero Dios no se ha acercado a mí, abuela,
— ¿Por qué dice eso Sharis, no lo creo?
— Entonces, porqué tuvo que pasar eso ese día, abuela, él debió evitar o hacer algo para que no cometiéramos ese crimen pasional en nuestros corazones y sentimientos, debí haberle pedido paciencia, comprensión, no abuela, no lo superaré jamás. —Sharis aún lloraba por todo aquello de lo que se arrepiente tanto.
— Hija, ya no te atormentes con eso, mejor hablemos de otra cosa… Cambiando el tema, estamos muy tristes, cuéntame ¿Cómo es esa agencia de modelaje? Sé que serás una de las modelos más hermosas de este país y fuera, lo presiento.
— Abuela Abigaíl, es una gran agencia, hay muchas chicas hermosas, bellas, no tanto como yo, pero si abuela, se llama NY Model, es preciosa, muy reconocida, estoy feliz, por fin mi padre se ocupa de mis necesidades, ahora estudio y seré la mejor de las modelos del mundo abuela, mi vida ha de cambiar para siempre, y el amor en esto no cabe, no entrará jamás… lo juro, mi ángel se alejó, y con él se llevó todo lo que por él sentía y que podría sentir por alguien más.
— ¡Ay, mijita! Cómo nos ayudó ese chico, Dios tiene que perdonarlo y él seguir su vocación por el sacerdocio. Es su vida, por eso esto debe ser un secreto Sharis, nadie jamás debe saberlo, yo me llevaré ese secreto a la tumba.
— Y, yo… No sé si podré olvidarlo, tal vez cuando sea vieja y mi mente esté entre lagunas…
— Tengo muchas amistades abuela, pronto saldremos de este barrio, mi padre me dice que puede ayudarnos, pero lo haré yo cuando triunfe ya verás abue, todo cambiará, Songo trabaja con él en una de sus tiendas, nuestros hermanos nos aceptaron, por fin, la esposa es un amor, mi madre debe aprender un poco y tratar de aceptar los cambios.
— Ojalá mi amor, así será, sabía que eras una buena chica, Sharis —agregó la abuela con cariño.
— En la agencia, piden muchas cosas, abue, disciplinas que debo cumplir, fotos a menudo, comer saludable, ejercitarme por lo menos abuela, tres veces por semana en un gimnasio, imagínate abue, yo en uno de esos aparatos que parece querer tragarte, (risas) debo estudiar mucho, aprender a maquillarme.
— ¡Ehh!… Pero eso es bueno mija, las cosas van bien para ti, haz todo lo que la agencia te pida… serás la modelo más hermosa y cotizada de los Estados Unidos… Sharis Briche.
— Abuela, cuando se quiere ser modelo, hay que cambiarlo todo, debes caminar de otra manera, modela mucha ropa fina, usar tacones muy grandes, aprender a caminar con ello será un reto para mí, abue, caeré cómo borrego pequeño aprendiendo a caminar (risas) debes soltar los brazos como querer volar… es impresionante como te cambia el modelaje, la vida.
Mientras Sharis sigue envuelta en sus estudios de modelaje, Ibrahim está en Londres junto a sus padres, él llegó allá de pronto sin avisar, su familia al verlo se sorprendió, el papá, sobre todo.
— Hijo, ¿Qué ha pasado? ¿Dejaste el seminario en Estados Unidos?
— Papá, no pude seguir allí, las personas son muy diferentes, además no me agradaba el colegio… así que decidí regresar.
— ¿Seguro fue por eso? ¿No tuviste ningún problema? Mira que de inmediato me entero de todo.
— Tranquilo, no pasó nada… Además los extrañaba mucho, sobre todo a mi madre.
— Hijo, pero… ¿Fue que te retiraste? ¿Desde cuándo estás aquí en Londres?
— Papá, estoy desde hace unas semanas, pero no te angusties, estoy bien, continuaré mis estudios aquí, no deseo estar lejos, es todo. Es mi decisión, debes respetarla, ya hablé con el padre Francisco, él entendió mi situación y seguiré aquí, más bien, salúdame.
— ¡Hijo mío, me has dado un tremendo susto!, Creí que habías dejado la carrera de teología.
— ¡No padre, por nada del mundo! Seguiré mi camino, aunque tenga que pasar por senderos oscuros, no temeré, pues mi Dios está conmigo.
— ¡Así se dice, hijo! Tú eres nuestro orgullo. Este es tu camino, cuando sientas que ya no puedes andar, pide ayuda… para eso estamos aquí apoyándote.
— Gracias padre, deseo que sepas que me estoy quedando en la casa de Villa Sierra, el aire es más puro, necesito aire puro, recuerda que la ciudad de Nueva York, no fabrica aire puro (risas).
— Es cierto hijo, esa metrópolis infernal, en ese país, es muy bonito, a mí me agrada un poco, pero no cambio mi querida Inglaterra, por nada en el mundo. Está bien hijo, quédate donde gustes, el padre Francisco, aceptó tu regreso… así que bienvenido nuevamente.
— Y, ¿mi madre?
— Está bien hijo, salió con tu hermana a hacer unas compras, vamos a tomarnos un ponche de esos que prepara tu abuela Martha, ella sí que sabe cómo hacer el mejor ponche de toda la zona.
Ibrahim, ya no era el mismo, había pecado inocentemente, pero en su mente, y en su corazón no existía rencor, pues sabía que Dios, lo había perdonado, las circunstancias fueron visibles en aquel momento tan inoportuno, él no deseaba mal para nadie, tampoco que las cosas hubiesen llegado a esos extremos… Pero él puso tierra por delante, situó un océano entre su cuerpo y el de Sharis, no volverían a encontrarse nunca más… aunque nunca podemos saber que nos guarda el destino y ojalá esté a su favor.
Ibrahim siguió su vida en el seminario, aún faltaba mucho tiempo, pero no le importaba… Él seguía guardando un poco de extrañeza por aquel lugar, por las personas a las que ayudó incondicionalmente, fue una experiencia al principio saludable, buena, aunque después se halla agraviado.
La madre y la hermana de Ibra, llegaron a casa… Las dos se llevaron una gran sorpresa a verlo cerca del señor Romano.
— Hijo mío, ¿cómo estás? ¡Te ves muy bien! ¿Qué estás haciendo en Londres?
— Lo mismo le pregunté yo, ya te hablaré de eso. —recalcó Romano. Nuestro hijo se quedará en Londres.
— ¡Excelente! ¿Y eso porque hijo? ¿Tuviste algún problema?
— ¡No, madre! No ha pasado nada, todo está bien… las cosas no resultaron.
— Papá, ¿recuerdas el cargamento de alimentos, ropa, zapatos y todas esas cosas que te pedí?
— ¡Claro! Lo recuerdo hijo, ¿qué pasó, al respecto? ¿Las cosas salieron bien?
— Sí padre, todo muy bien, quería agradecerte por todo lo que hicieron por esa gente, fue de gran ayuda, todos estaban muy contentos.
— Eso es lo importante, Ibrahim, la gente de bajos recursos, tienen derecho a tener un poco de felicidad, eso lo hemos hecho por muchos lugares del mundo, somos muchos los que estamos involucrados en este tipo de ayuda sin fines de lucro.
— Si… Fue de esa manera, la organización de los habitantes, estuvo genial, mucha organización por esa parte —comentó Ibrahim.
— Hijo, noto algo en tu mirada, es como si reflejas un dolor muy profundo, no sé hijo, ¿te encuentras bien…?
— Si madre, estoy muy bien, puede ser la extrañeza, deseaba volver junto a ustedes.
— Hermano, disculpa, ese país es muy difícil, me encanta tenerte aquí, veo que extrañabas a nuestros padres, a mí de broma me viste, pero no te preocupes, sigues siendo mi brother (risas)
— ¡Ay! hermanita, tú nunca dejas de sorprenderme con tus cosas… serás siempre así, te quiero mucho, bueno en realidad, los amo.
Ibrahim se está quedando en la villa, es una casa de campo muy acogedora, cerca del bosque, la vegetación y el frío le encantan a él, eso ha de ayudarlo mucho, así sus pensamientos se van desapareciendo y él volvería a reencontrarse con Dios, sin mancha alguna.