Una esperanza en el corazón de Sharis

1005 Words
Por fin finiquitaron lo acordado, todos estaban contentos de la realización de la entrega, ahora solo faltaba esperar la próxima ayuda, la cual vendrá solo cuando haya temporada de lluvia, por estos meses. Las interrogantes de Sharis la tenían en la mente, a punto de soltarle a Ibrahim su interrogante, necesita saber de dónde ha sacado todo esto, y hasta que no lo haga no va a poder dormir tranquila. — Ibra, tengo unas preguntas que hacerte. — Tú dirás, Sharis. A ver... ¿Qué quieres saber? — ¿De dónde salió todo esto? Son muchas cosas, necesito saber de dónde viene, ¿Quién lo mandó? Dime, ¿tú que tanto estás metido en esto? Porque debe ser así o ¿me equivoco? — Deja de preguntar, sé que estás en tu deber, pero… Hay cosas que no deberías saber, dicen que la curiosidad mató al gato. — ¿Por qué no puedes decirme? ¿Es una orden secreta? — Bueno está bien te lo diré, espero tu discreción, ¿sabes de lo que te hablo? — ¡Acaba de decir! ¿Qué diablos pasa? ¿De dónde trajiste tantos alimentos? — Mi padre los envió desde Londres para cubrir las misiones que yo ando realizando en este país… ¡Ya lo sabes! — ¿Tu padre? y… ¿Por qué haría él eso? — Ya lo expliqué Sharis, son misiones, eso viene desde hace tiempo atrás, son muchos los católicos que están metidos en este proyecto de ayuda, no veo lo malo en ello… o ¿Sí? — No he dicho que sea malo, quiero decir… Ahora entiendo eres adinerado, tus padres tienen mucho dinero. — Mi padre es ingeniero, igual que mi hermana… Y mi madre, es hija de uno de los fundadores de todo el proyecto, o sea, mi abuelo. — ¡Vaya, vaya! entonces el señorito es de la realeza europea —comentó Sharis con tono de burla. — ¡Eso no es así! No soy un Príncipe, ni un Duque, ni un Rey, nada de eso… No deberías burlarte de mí, soy lo que ves, un joven sin rango, solo espiritual, eso sí puedo aceptarlo. — Disculpa no fue mi intención fastidiarte, ¿Sabes? Me caes muy bien, mi amiga Nadia dice que los hombres como tú, jamás se fijarían en chicas como yo… Y menos con un historial tan deprimente. — Eso no puedo saberlo, no estoy en la mente ni en los gustos de cada hombre sobre la tierra. — Duras palabras… ¡Me las gané! por esa razón no me he de molestar. Te agradezco todo el esfuerzo, me gustaría que hablaras un poco más de ti… Aún siento que no te conozco lo suficiente. Desde que trabajamos juntos en toda esta misión como tú la llamas, hemos estado muy ocupados con todo lo que te has propuesto junto con tú familia. — A ver Sharis, ¿Qué quieres saber? — Tu nombre completo, ¿Cuál es? Quiero saber si tienes muchos amigos, novias, si estas comprometido y si tienes mucha plata. — Comencemos… Ibrahim Lincolai Santos, amigos ah… No muchos, no tengo novia, ni esposa, si tengo un compromiso, tanto dinero no, estoy estudiando y trabajo para obtenerlo con mi propio esfuerzo. — Y… ¿El compromiso con quién? — Con mi vocación, la decisión que tomé hace unos años es todo, no tengo más de mí… ¿Qué más puedo decir? — De mí no tengo nada, mi vida es como un libro abierto, todos la conocen, mi padre me abandonó de pequeña y de allí nunca más he sabido de él. — Pero ¿Está aquí? ¿En este país? —preguntó Ibrahim con interés. — ¡Sí lo está…! Mi madre me ha dicho que aparece en un comercial de tiendas… Pero nunca más supo de nosotros, dejó a mi hermano casi recién nacido. — ¿Cómo es su físico, lo recuerdas? — No mucho, pero lo he visto un par de veces… Es claro de piel, cómo yo, aunque ahora no se me note tanto, con ojos un poco claros y facciones finas. — ¡Entonces… Eres muy parecida a tu padre! — Así dice mi madre, es por eso de su molestia conmigo, siempre tiene algo odioso hacia mí, porque yo le recuerdo a mi papá. — No lo tomes así… Y ¿no te gustaría buscarlo? ¿Saber de él? — No lo sé… En realidad, nunca he pensado en ello. — Puedo ayudarte a ubicarlo, si quieres. — Si te soy sincera, odio el rechazo, y al verme, eso será lo primero, entonces mejor abortar esa idea, tampoco deseo saber, si él quisiera vernos ya lo habría hecho, simplemente no le interesamos, no perdamos el tiempo en eso. — Tal vez tengas razón… Yo siempre tratando de arreglar tu vida. Perdóname, pero deseo verte feliz, eres una chica muy lista, has vivido siempre limitada, sin poder tener lo que por derecho te corresponde, aunque tus padres se hayan divorciado, tú sigues siendo su hija y con su apellido tienes los mismos derechos de sus bienes… Piénsalo bien. — Nunca me he puesto a pensar en eso… Pero ahora que lo dices, creo… ¡No! mejor dejemos eso, mi madre se entera y la perdería a ella también por completo. — Sharis, ella no haría eso, una madre ama por sobre todas las cosas, algún cuando día cuando seas madre lo entenderías mejor, pero ahora piensa en lo que te hablé y no lo tires por la borda. Ibrahim, le abrió una esperanza a Sharis en el corazón, su vida podría cambiar y en algo tenía razón, ella mantiene su apellido podría simplemente por curiosidad averiguarlo. Sharis se quedó pensando en las palabras de Ibra, en el fondo cabe la razón de sus palabras. Sharis estaba en casa, su madre llegaba cansada, saludando a duras penas se dirige a su cuarto, su hija la sigue deseando preguntar, averiguar, saber de ese comercial que su madre ha visto por la tele.
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