Punto de vista de Kayden:
No pude evitar robar miradas a nuestra pequeña compañera en su adorable vestido azul brillante mientras hablábamos con su padre y hermanos. Su cabello rubio estaba recogido en un moño bajo, y llevaba un collar de estrás y una cinta en el pelo; parecía la reina que estaba destinada a ser, pero al mismo tiempo, una cachorrita feliz, despreocupada, riendo y llenándose la boca de postres de la mesa. Jayden y yo la olfateamos en el momento en que entró al salón de baile, ese hermoso aroma a miel y rosas, que volvió locas nuestras mentes y las de nuestros lobos. Era tan inocente, tan pura, tan linda. Diosa, ¡éramos tan afortunados! Aunque ambos ansiábamos ir hacia ella y hablarle, nos contuvimos. No podíamos permitir que la gente supiera que era importante; papá tenía
