En medio de la tormenta

1314 Words
Mientras tanto, en aquella situación el joven Fadir, quien desesperadamente trataba de usar todos sus esfuerzos en sus conocimientos de magia de lux más aparte toda la práctica que aprendió desde que comenzó a leer el libro, decía sus hechizos en voz alta para poder ayudar a los heridos, pero trataba de sanar con más esfuerzos y primeramente a Zafiria puesto que las hermosa princesa despertaba en el una sensación de enamoramiento puesto que era sumamente hermosa y había ya pasado mucho tiempo junto a ella desde que se encontraron en el bosque de Alfen, además, trató de conseguir unas plantas para poder fabricar algunos remedios que aparecían en las páginas del libro, hizo lo que podía, desde que comenzó a leer aquel libro de magia apenas unas semanas atrás, trataba de usar ese conocimiento que había aprendido hasta ese momento, a pesar de que no había ni por asomo aprendido ni siquiera un cuarto de todos los hechizos que estaban en aquel pesado libro de pergaminos cosidos, para poder ayudar a sanar a ambos, tanto a Enahkant, quien estaba sumamente herido, y de terminar de ayudar a sanar a Zafiria, ambos habían pasado tiempo juntos, dentro de ambos comenzó a surgir un fuerte lazo de amistad que los unía, ya habían pasado cerca de la muerte cuando estaban los cuatro, y habían escapado por poco a morir al desastre de la invasión de Carianis, cuando los refuerzos enemigos de pronto acudieron s salvar la ciudad y a hacer estallar alguna clase de artefacto que había ocasionado que muchos de los soldados aluces fueran engullidos por un enorme agujero que se abrió en las calles de la ciudad, y cuando los enemigos al galope se aproximaron furiosamente para acorralar y aniquilar a lo que quedaba del ejército del padre de Zafiria se habían salvado gracias a que corrieron sin mirar atrás, aún en sueños y en pesadillas Fadir escuchaba los gritos de los guerreros, las mujeres, el resonar de las espadas contra las armaduras, el ensordecedor sonido de las flechas surcando los cielos en todas direcciones era algo que soñaba casi todos los días, era sin duda la primera guerra en la que participaba, aunque no como un guerrero, acompañaba a la hija del rey, e irremediablemente estuvo en el fuego cruzado, ayudó a salvar a Zafiria de caer en las garras de la muerte por lo menos tres veces, y se había poco a poco ganado la confianza de ella, ya que cuando estaban en el pabellón sanando tanto Zafiria como Enahkant, les acompañaban, aunque Fadir prefería pasar el tiempo con Zafiria, trataba de usar algún hechizo de sanación para ayudarla pero parecía no surtir el efecto deseado, al menos no de forma inmediata, así que decidió con todo esperar a que la situación mejorase en todos los aspectos, procuraba traerle algo de comer, y ayudar a los médicos que la trataban con ungüentos y pastas hechas y fabricadas por curanderos locales a base de plantas y pastas hechas de hierbas e infusiones medicinales que según los médicos funcionaban de maravilla, pero la verdad es que no había funcionado demasiado bien que digamos la medicina, entonces había que ver si eso era realmente cierto puesto que Zafiria aún tenía heridas así como el que había sido herido de gravedad por una flecha en el cuello de Enahkant,, sin duda fueron momentos difíciles, pero poco a poco los heridos que tenían las más graves y que estuvieron más cerca de la muerte comenzaron a mejorar, despertaron y ahora su dolor no era tan fuerte como antes, aunque aún era bastante fuerte, y tenían que traer un pedazo de tela para morderlo cuando el dolor era demasiado fuerte, en esos momentos Fadir abrazaba a Zafiria, para poder aminorar su dolor, aunque en la práctica eso no sirviera de mucho significó un apoyo emocional para ella en medio de su desgracia que pasaba, Enahkant también comenzó a mejorar poco a poco, estaba en riesgo de morir desangrado porque la herida de la flecha había sido justamente en el cuello, cerca de la arteria carotídea pero por suerte, no le cortó aquella vital arteria, de haberlo hecho no se habría podido hacer nada, ni salvarlo ni mantenerlo de ninguna manera con posibilidades de supervivencia. A pesar de que Fadir, tenía poco tiempo en realidad de conocer a aquellas personas, había tomado una manera particular de sentir empatía por ellos, como si se tratara de viejos amigos, ya que habían pasado por peligros mortales y ahora se veían como un grupo, el hecho de que los cuatro contribuyeran para salvar la vida de todos cuando la batalla estaba perdida y solo esperaban la despiadada espada de los adversarios hizo que su lazo de amistad se forjara, mientras aún no había terminado la guerra, apenas era solo una batalla lo que había acaecido, ni siquiera había habido un ganador avasallador, por lo que el destino de la vida de todos aún no estaba claro y pendía de la balanza de la muerte, el padre de Zafiria, Fásir Mutamer, había hecho planes de otro tipo de estrategia para conquistar finalmente la ciudad, comenzó los preparativos para sitiar la ciudad y hacerla caer de hambre y sed antes de volver a intentar capturarla de manera militar como lo había hecho anteriormente. - Nos hemos metido en un gran problema- le decía Fadir a Zafiria, - No solo eso sino que poco sabemos cómo terminará esto, en verdad. - le respondió Zafiria Sería una batalla de desgaste e ingenios, además, Fadir no lo entendía en ese momento, pero era también una cuestión de orgullo, dado que el orgulloso padre de Zafiria, era el rey y general de un país tan grande como Aluz, en su forma de ver el mundo no iba a tolerar una derrota de nuevas cuentas ante los enemigos, y combatiría usando todas las herramientas que tuviera por delante, ya que a pesar de que perdió la batalla por el control de la ciudad, aún no estaba decidido a darse por vencido y buscó otra manera de dar un escarmiento a aquellos tercos defensores que habían osado desafiarlo, era una ya un duelo personal para el monarca Fäsir, quien no estaba decidido a ceder la victoria al enemigo de manera tan fácil, de tal manera que aconteció que se preparó en medio de aquella tormenta de flechas que se avecinaba pronto, la segunda parte del enfrentamiento entre los reinados del bando de Fäsir, el gran ejército aluz, y sus aliados de Mevtli, que estaban en viaje para reforzar el frente, contra los reinos de la ciudad estado de Carianis, el Principado de Purias y Alfgard en la otra facción de la batalla, que estaba por comenzar en la cual el destino de miles de personas, entre ciudadanos, mujeres, niños y hombres de guerra se estarían jugando no solo sus vidas, sino el futuro de los tres reinos del norte y los del sur, miles de vidas que ahora dependían de lo que sucediera en el campo de batalla, y tanto Fadir como Zafiria no eran la excepción, pero no solo ellos, sino muchos más, decenas de miles de personas comunes que vivían en la ciudad de Carianis entre niños, familias, y una cultura llena de artes y de edificios tan impresionantes, sobrevivir y ganar era una cuestión de vida o muerte, y también, de honor. Mientras el ejército de los aluces se reagrupaba en su nuevo campamento, situado más lejos de la ciudad que el anterior, movieron todas los pabellones y sus provisiones así como su armamento a una nueva ubicación para evitar emboscadas del rival, on un contraataque ahora que el ejército estaba cansado y herido hubiera sido letal y probablemente el fin de la guerra, así que se prepararon rápidamente a construir barricadas y un puesto de vigilancia cerca para poder detectar cualquier indicio de actividad extraña.
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