Enahkant.

1762 Words
Enahkant, hasta hace unos días, recordaba día y noche en sus ratos libres como era su familia, recordaba los alegres momentos explorando la naturaleza, dado que su reino natal era un lugar con vegetación exuberante y con grandes lagos, le gustaba de vez en cuando aventurarse al lago, en una pequeña canoa o bote junto con su familia, a recolectar peces suela, que eran unos pequeños peces cóncavos que parecían la suela de un zapato, de ahí el nombre por su curiosa naturaleza, su casa y pensó que sería de sus padres, ¿Se habrían enterado a caso que habían él y su hermana sido vendidos como esclavos, y que se hallaban en un lugar que no conocían? ¿Algún día regresarían a casa con sus padres, ? Pensaba en lo desesperados que se hallarían al no verles regresar a casa, se preocuparon de el inmenso dolor que sentirían sus padres ya que podrían pensar que estaban muertos, que algún cocodrilo se los había llevado o que simplemente habían sido muertos por algún maleante, tenían ganas de volver a ver a sus padres, o mínimo de hacerles saber que estaban vivos, trataban de verles en sueños, pero en sus sueños, tanto de Enahkant como de Fivsala, cuando intentaban buscar a sus padres, había una inmensa muralla de agua que se los impedía, y ni siquiera en sueños podían verlos, Recordaban con cariño su hogar, su casa de piedra y el trabajo de sus padres, donde ellos formaban parte importante trabajando en atender a las personas que quisieran comprar marfil, artesanías y alimentos, recordaban con gran emoción y platicaba con su hermana de aquellas memorias donde ambos paseaban en búsqueda de alguna perla en el río, o simplemente jugaban con otros niños en la calle, eran tiempos que parecían tan lejanos, recordaban como recorrieron varios días en una galera con gente desconocida cuando fueron vendidos como esclavos y traídos a una tierra extranjera, pero también estaban sumamente agradecidos que las personas que les hayan comprado hayan sido tan buenos con ellos como lo fue Zafiria y su padre, quien habían tratado no como esclavos a el y a su hermana, les habían dado un techo en el cual comer y dormir, además su trabajo no era tan malo como el de los esclavos, simplemente era como el de sirvientes domésticos, lo cual era mucho mejor si lo comparamos por ejemplo con el destino sufrido con la mayoría de esclavos quienes iban a trabajar en las minas hasta morir. Hasta le habían agarrado algo de cariño al trabajo de cuidar los animales y las mascotas de la familia real, era sin duda la parte de trabajar que más les agradaba, ahora se encontraban en medio de una guerra de la cual no tomaban parte y se habían visto envueltos en aquel sangriento conflicto, porque Zafiria había querido llevarlos con ella, de todas formas hacían bien su trabajo de seguirla e informar al padre de Zafiria de cualquier peligro que pudiese involucrar a su hija, además, tanto él, Enahkant, como su hermana Fivsala, eran incluso más jóvenes en edad que Fadir y Zafiria, pero lo compensaban en su gran velocidad, ambos estaban acostumbrados a correr largas distancias y eran sumamente veloces, además el tener buena forma física les ayudaba a poder asisitir de buena manera a Zafiria o a cualquier otro m*****o de la familia real Todo eso tuvo una pausa abrupta cuando la flecha envenenada le atravesó el cuello,como si el destino hubiera puesto una piedra pesada en una tela que se estaba a punto de romper, su vida pendía de un hilo, poco a poco, sus heridas seguían siendo bastante graves y con dificultad se mantenía con vida, la más preocupada por supuesto era su hermana quien no dejaba de cuidarlo y velar junto a su cama en el campamento aluz día y noche, le hablaba tal vez con la esperanza que su voz le fuera escuchada por su hermano en los sueños que tenía, porque aún no era capaz de despertar, estaba tan herido que estaba sumido en un profundo sueño, a pesar de los constantes esfuerzos de su hermana y de los médicos del padre de Zafiria parecía que nada surtía efecto, lo cual ocasionaba una tristeza muy grande en su hermana Fivsala, quien solo abrazaba a su hermano inconsciente teniendo la ilusión de que pronto despertaría, hablaba con el a pesar de que no era totalmente seguro que él la escuchase, ella estaba segura que en algún lugar de sus sueños su hermano escuchaba sus historias, le contaba cuentos para poder calmarlo. Enahkant era uno de los que a quien primero habían raptado junto con su hermana Fivsala y vendidos como esclavos , ahora era el liberto que habían comprado y liberado de la esclavitud hasta hace unas dos semanas por Zafiria y la familia del rey Fäsir Mutämer, del que su verdadera casa se hallaba a una isla cruzando las aguas del océano a muchas millas al sur, pasando el mar de Aukalaf, ahora él y su hermana se hallaban miles de kilómetros al norte de su hogar lejos de sus padres a los cuales extrañaban, no sabían lo dolidos que podrían estar sus padres al volver de un largo viaje y enterarse que no estaban sus hijos, debía de ser devastador y demoledor para su ánimo, estaban ahora en una "terra incógnita" es decir algo completamente desconocido en todos los ámbitos posibles para él y su hermana,, a pesar de que habían actuado valerosamente de manera fortuita estaba teniendo de manera silenciosa su propia contienda alejado del campo de batalla principal, había tenido constantes pesadillas y malos sueños, en medio de la prerrogativa de la batalla que se desarrollaba entre los dos bandos de la guerra por la ciudad de Carianis constantemente mientras aún estaba inconsciente por la flecha que le atravesó el cuello, con un gran dolor punzante como si un pedazo de hierro al rojo vivo le entrase en el cuello como un cuchillo caliente en la mantequilla, era una sensación agobiante que lo había llevado a la incosciencia, había estado en gran peligro pero se resistía a morir mientras tanto había estado incosciente casi todo el tiempo perdido en un torbellino de sueños aterradores donde estaba en una mesa, y varias personas le rebanaban como a un simple trozo de carne de buey pero el no podía hacer nada para evitarlo, ni siquiera era capaz de gritar o emitir sonidos en el sueño, pero si era capaz de sentir angustia y dolor, en otro se vio a si mismo siendo un pequeño grillo, siendo perseguido por ratones y arañas todos los sueños que tenía hasta ahora, eran meras representaciones de su estado de salud actual, era su mente que trataba de acomodar las ideas mientras su cuerpo trataba de pelear para sobrevivir a la herida de flecha acaecida durante la primera confrontación contra las fuerzas de la ciudad de Carianis, el no era ni siquiera un militante de ningún bando, su hogar estaba muy muy lejos de aquí y se había visto en fuego cruzado en una batalla que no era suya. Aún no había despertado del todo, solo de manera intermitente, tenía fiebre alta y ocasionalmente le faltaba la respiración, el galeno a su cargo no había dado muchas esperanzas, pero algo dentro de el le inspiró, aún solo en sueños, no dejarse atrapar por los ratones, ni por las arañas, de la misma forma que el cuerpo de Eni, o Enahkant, se resistía a morir del todo, seguía huyendo y no dejándose atrapar por esas figuras que siempre trataban de atraparle en sus sueños, todo era un complicado laberinto surrealista dentro de su ambiente en sus pesadillas, su hermana Fivsala, deprimida en gran manera por no poder hacer nada por su hermano y por la paupérrima condición en que se encontraba, no hacía casi nada de caso del aspaviento de batalla que se desarrollaba fuera del pabellón, entre el ejército aluz y la ciudad de Carianis, tampoco prestaba mucha atención al desarrollo de los acontecimientos, estaba como ausente, sentada junto a la cama donde estaba postrado su hermano, También recibían la visita de Zafiria y Fadir quienes trataban de mostrar su apoyo moral, Fadir había rebuscado en el libro que había traído de casa en su viaje usando el poder de transportarse a voluntad, algún remedio para poder curar tanto a Enahkant como a Zafiria, pero todos los remedios no eran efectivos cuando la herida era de muerte, si había habido una mejoría pero una de las cualidades de la magia es que no era omnipotente como se suele creer, era mas una ayuda, pero no una salvación garantizada para un herido, era por esa razón que se sentía tan impotente, a pesar de que se había recién encontrado con Zafiria y sus libertos, les había tenido una simpatía de inmediato, pasaban las horas, y Fadir tanto como el galeno seguían intentando con todo tratar de curar a Enahkant o hacer que despertase, estaba rojo de la cara debido a la alta temperatura y sudaba, lo trataban con ungüentos de pastas herbóreas y con tratamientos con sanguijuelas, pero no parecía mejorar, Fadir trató de usar unas palabras sagradas escritas en los capítulos finales en el libro que tenía para curarlo, con poca fé de que resultaría, pero contra toda teoría, Enahkant, comenzó a bajar de temperatura y a despertar por momentos, aunque no era demasiado común, era ya un avance, el galeno se adjudicó la mejora que había tenido lugar, le dió el crédito a sus pastas de hierbas que habían comenzado a curar a Enahkant, por otra parte, nunca realmente se supo si fue gracias a las palabras del libro o a los ungüentos herbolarios del médico, pero por lo pronto Enahkant mostraba signos de mejoría de su herida, aunque el dolor era completamente agobiante y exhasperante, tenía que estar en cama casi todo el día con una infusión de hierbas para poder tolerar el dolor medianamente porque era muy fuerte, su hermana se alegró sobremanera de que él estuviera mejor de salud y mejoró su ánimo, pero a su alrededor seguían sonando los cuernos de batalla en las lejanías y preparandose las escuadras de ambos bandos, para reanudar la batalla, Zafiria había estado muy ausente escuchando las pláticas de su padre, y según lo que había escuchado, sus temores se habían confirmado, aún no había terminado la prerrogativa para castigar a la ciudad de Carianis, habría un bloqueo a la ciudad, con el ejército aluz, y la armada de Fäsir Mutämer.
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