Toda aquella magia desaparece al ver a Alex. ¿Cómo rayos sabían que era yo? Tenía una peluca roja de prostituta, se suponía que nadie podía reconocerme. No solo eso. Alex no estaba solo. A su lado lo acompañaba el dúo de idiotas con sus mandíbulas abiertas por lo que estaban viendo. -Ustedes dos, largo-Alex le ordena y ellos se levantan. -Lastima, estaba muy emocionada-Jules casi parece decepcionada-Si cambias de opinión, no dudes en venir con nosotros-ella se inclina un poco y besa mis labios. -oh dios-suelta Jake impresionado. Ambos chicos se quedan en silencio. De nuevo estoy en trance hasta que Alex me toma de la muñeca. - ¿Podrías despertar? -me sacude- ¿Qué haces aquí? Este no es lugar para alguien como tú. - ¿Qué quieres? -pregunto recomponiéndome y dándole la espalda. - ¿Q

