CAPÍTULO 2
La había visto por segunda vez. La primera fue en el bar y ahora la veía en la fiesta. Su vestido blanco se adhería por completo a su piel que me dejaba sin aliento. Dejo que mis ojos acaricien su trasero firme y esos enormes senos que deseaba saborearlos. Ver a Tessa Williams era tener una erección automática que deseaba descargarla con ella en medio de la pared y mi cuerpo.
Yo no pasaba desapercibido para su radar. Su mirada era juguetona, sus labios lanzándome esas lascivas sonrisas me hacían imaginarlos envueltos en mi pene. Aquella mujer me había obsesionado y yo deseaba tenerla esta noche.
Esto de no tomar alcohol e ir a una fiesta era bastante ridículo. Pero deseaba tener tanto a esa chica en mi cama que quería hacerlo sobrio. Necesitaba estar cuerdo y recordar cada gemido que salga de sus suculentos labios cuando la siente en mi erección.
La música está muy alta. Había tantas personas en esta casa que era difícil poder moverme con libertad, pero lo logro. Su cabello n***o toca la punta de su trasero, sus tonificadas piernas brillan por el reflejo de las luces. La maldita lujuria me estaba consumiendo.
Tessa arruga un poco su rostro cuando me acerco. Se su técnica, intenta hacerse la difícil, pero sabía jugar con ellas.
-Hola-sonreí mientras trataba de tranquilizar mi respiración esto lo había hecho muchas veces, pero por alguna razón veía a Tessa como si estuviera de otro nivel.
- ¿te conozco? -su ceja se arquea ligeramente y se llevó el vaso con la bebida cuidadosamente a sus labios.
-No, pero creo que podría cambiar eso ¿no lo crees? -pregunto sonriendo. Sabía que la tenía en mis manos, solo que su arrogancia no permitía dar su brazo a toser y ahí era donde me tenía que fijar.
- ¿y porque crees que querría conocer al conserje de la uní? -ella soltó mirándome de pies a cabeza. No puedo dejar salir una sonrisa y parece desconcertada luego de sus palabras- ¿Qué es lo gracioso?
-Que te has fijado en mi-suelto con sinceridad.
-Bueno no es difícil no hacerlo si te paseas por ahí sin camisa, casi haces morir de un infarto a mi amiga.
«Casi la tengo».
- ¿y a ti? -pregunto lleno de curiosidad.
Ella intenta responder, pero en ese momento su nombre es pronunciado en medio de la pista. Todos le abren camino como la reina que era, regalándome un guiño para poder retirarse con un paso lleno de sensualidad innata se acerca a ese imbécil del cabello largo que sostiene la mirada. El lugar se llena de miles de suspiros cuando le dedica unas palabras y con un mal arreglo de música interpretan una estúpida canción.
-Ni siquiera son tan buenos-deja salir alguien a mi lado.
Me giro rápidamente y ahí la veo. De poco tamaño y con ojos tremendamente expresivos y enormes como los de un búho. Intento reconocer algo de ella, pero Leah Cooper había crecido muy rápido este último año y aquellos rasgos infantiles evolucionaron a esta nueva chica que tenía frente a mí.
Bajo mi cabeza para observarla. No me había dado cuenta de lo largo que había crecido su cabello y de cómo sus curvas se habían formado al tamaño justo y exacto para ella.
-Casi no te reconozco-confesé esta vez sin dejar de mirar ese pequeño escote y como la falda estaba tan corta que de seguro haría perder la cabeza a Neil.
- ¿tan mal me veo? -pregunto con un atisbo de pánico en tu rostro.
-pues no-aprieto mis labios. Sentía que con solo mirarla traicionaba a mi mejor amigo.
-no estoy acostumbrada mucho a eso-ella confiesa y luego nos quedamos en silencio.
La batería se sale de ritmo y la guitarra desordena la canción, pero todos aplauden y ella solo hace un puchero molesto.
-Ustedes son mucho mejores-confiesa-no entiendo porque no les dieron el contrato.
-yo si se porque-sonreí-Neil se había acostado con la novia del productor-confesé.
Su boca cae hasta el suelo, luego golpea su frente mientras rueda sus ojos.
-Mi hermano es un imbécil-decide concluir-Bueno, debo irme, las chicas me esperan-y señala un par de hermosas gemelas que estaban haciéndole señas desde arribas.
-Esas sensuales chicas son tus amigas-pregunto impresionado-quiero conocerlas.
-jamás-suelta algo molesta-tendrías suerte si se fijaran en ti-y con su típico infantilismo corre escaleras arriba no sin antes dejarme ver una grandiosa vista de su trasero.
De nuevo la culpa me reclama. Ella era la hermana de Neil se supone que no podía mirarla de aquella manera. Había conocido a Leah cuando apenas si tenía el tamaño de un piojo. En esa época tanto Neil, como Sam y yo pasábamos por tiempos bastante difíciles. Cada uno tenía problemas en casa, Neil se debía de ocupar de Leah y de su padre, Sam apenas si podía lidiar con la muerte de su abuela y yo me había convertido como en una especie de hombre de la casa.
En ese momento mamá tenia uno de sus tantos esposos, este era Phil o algo así recuerdo. El me hacía vivir un infierno y también a Colton y a Peaton. Sobre todo, le gustaba hacer llorar a mamá y cuando tuve edad suficiente para ponerle un alto este solo se marchó y mamá no me lo perdonó.
Para Sonia fue mucho más fácil echarme de casa con tan solo 16 años y era una fortuna que Sam decidiera darme albergue en esa enorme casa. Sin él, sin mis amigos jamás hubiese podido sobrevivir. A tan corta edad, tenía que buscar que comer y llevarle también a mis hermanos. Ambos eran mi responsabilidad y sabía que mamá no estaba en las buenas condiciones de darle una buena vida. Bueno, tampoco era como yo pudiera hacerlo. Como un gran perdedor tenía que esforzarme el doble para así obtener apenas pequeños resultados. Un trabajo de medio tiempo no pagaban las cuentas y mucho menos llenaban las barrigas de ellos. Yo tenía que ser ágil y por eso me había metido en negocios de los cuales no estaba muy orgulloso pero que con ellos pagaba asilo y la educación de los chicos solo por un tiempo.
Tomo otra cerveza e intento olvidar mis problemas. Ya tenía mucho tiempo sobrio, pero ahora necesitaba tener algo me que hiciera calmar todos estos pensamientos. En mi mente siempre estaba la voz de mi madre reprochándome lo poca cosa que era, ella le echaba la culpa al “Gen Green”, a la sangre que compartía con mi padre, ella me odiaba por culpa de un hombre que jamás conocí y solo para hacerme sentir más miserable me alejó de los seres que amaba más que nada en la vida.
«No los veras y si te acercas llamo a la policía, sé que siempre llevas drogas en los bolsillos»
En ese tiempo mi cabeza estaba revuelta. Confieso que me había dejado llevar mucho por las drogas y me culpo porque por gracias a ellas casi pierdo a Colton.
Esta noche solo Jake y Dante eran mis acompañantes. Desde que Neil era novio de Bea había decidido que las mejores noches eran encerrados en su habitación luego de tanto criticar al pobre de Sam. Aunque se sentía extraño ir a un lugar sin ellos nosotros jamás nos detendríamos para pasar un buen rato.
Jake está desparramado en el sofá lujoso con una botella en mano. Sus ojos parecían vidriosos y no por las sustancias toxicas de las cuales nos habíamos alejados. Su ropa estaba arrugada y su barba tenia días sin afeitar, incluso su famoso cabello azul empezaba a volverse verde por su descuido y todo por culpa de una mujer.
- ¿todo bien? -le arrebato la botella y bebo directamente de ella.
- ¿tú que crees? -preguntó mientras ojeaba su móvil-me bloqueó de las redes y desapareció. Si no fuera por su sudadera en mi cama pensaría que Melody fue un mal sueño.
-Es una simple chica-suspiro y le entrego la botella-no lo vale. Ella no vale tus horas sin dormir y que pienses en ella incluso hasta cuando vas a defecar.
Jake patea una lata que rueda hacia nosotros. Le doy un vistazo a Dante el sí parecía feliz con su soltería mientras hablaba con Tina Lover la aspirante actriz porno de senos recién operados.
-Él se la pasa bien-le digo a Jake, pero este solo recuesta su cabeza y cierra sus ojos-vamos, Jake. Estas en una fiesta, no seas un marica. Mira a una de estas chicas y acuéstate con ella, sé que para ti no será problema-digo con violencia.
Su pulso temblaba con mucha fuerza, se endereza y observa todo a nuestro alrededor.
Las personas bailaban algo electrónico después de que aquella banda terminara. Había muchas chicas sexys que elegir esta noche. Toda vestidas con ropa diminuta y bronceados perfectos. Varias le lanzaban miradas significativas a mi amigo y las más atrevidas lo saludaban, pero eran ignoradas. Jake giró hacia la izquierda y se quedó prendado de aquel par de Diosas gemelas que bailaban encima de una mesa teniendo a varios chicos a su alrededor y con ellas estaba otra chica.
Mis ojos amenazan con salirse de su lugar. Leah hacia movimientos que jamás la creí capaz de hacer. Puede que babeara un poco al principio, pero luego algo de mí me hizo sobresaltarme. Ella era Leah Cooper, no podía mirarla, aunque sus movimientos de caderas eran tan sensuales que enseguida hizo sentir mi bragueta apretada.
-Vaya, esa chica del vestido rojo es sexy-jadea Jake sin darse cuenta.
-Cierra la boca, hermano-mi voz suena grave, casi oscura.
«No sabe lo que dice».
Me levanto de un solo golpe. Camino hacia ellas. Los chicos silbaban enloquecidos mientras que las hermosas gemelas envolvían a Leah como si fuesen un emparedado.
Uno muy provocativo, debo admitir.
Ellas rozan sus partes y por un momento deseo estar con ellas a solas en una habitación y por los chiflidos de los demás también concuerdan conmigo. Leah agarra la botella que tenía a un lado y empezar arrojar alcohol por todos lados haciendo que todos la alaben a excepción de alguien.
Los hermosos senos de Tessa quedaron empapados y aunque daba una hermosa vista de ella, esta solo gruñó y empujó la pierna de Leah con tanta fuerza que ella cae hacia el suelo.
-Arruinaste mi vestido-vociferó mientras que su grito salía desde lo más profundo de sus pulmones.
Leah tiembla y ahora parece un ratón asustado. Intenta levantarse, pero Tessa toma su cabello y la lanza de nuevo con la fuerza de un hombre.
Las personas jadearon y las cámaras grabaron el momento en que su falda se deslizo tan arriba que mostraba un triángulo n***o muy encantador.
- ¿Qué te pasa, zorra? -grito la gemela de los aros mientras daba un salto para pararse en frente de Tessa-no vuelvas a tocar a mi amiga-ella advirtió y luego le dio un fuerte empujón.
Tessa cae sobre otra persona y solo es empujada sobre la gemela para iniciar una pelea. Ambas mujeres se tiran del cabello y juro por Dios que era la cosa más sexy que había visto.
Los alaridos de la multitud las alientan a seguir su pelea. Las cámaras captan aquel glorioso momento y gritan por su favorita y mientras la pobre Leah es pisoteada por la muchedumbre que la había dejado olvidada.
Corro hacia ella. Su rostro tiene lágrimas negras por el delineador y su rodilla parece estar sangrando. Estiro mi mano y ella la toma vacilante mientras la ayudo a levantarse.
-Vamos a casa-le digo, pero se gira al mirar a su amiga-no te preocupes, veo que va ganando la pelea-juzgo al ver como la gemela esta encima de ella y su hermana alza sus brazos en un gesto de excitación.
Leah intenta respirar, pero su llanto revienta a medida que vamos saliendo de ahí hasta a furgoneta de Jake. Busco en mis bolsillos las llaves, las tenía porque no quería que él se estrellara en uno de sus ataques de depresión donde iba a llorar a casa de su novia.
Leah se abraza ella misma mientras observa la ventana. Todo esa tranquilo salvo el motor de la camioneta. Ambos avanzamos casi al otro lado de la ciudad donde ella vivía. Hay una extraña tensión que crece entre nosotros. Enciendo el reproductor para poder concentrarme en la carretera, pero ella enseguida lo paga y revisa su móvil. Sus ojos no se despegan de la pantalla mientras busca rastros de que le recuerden la fiesta,
Me estaciono en frente de su casa. Todo está a oscura y en una extraña paz que me cautiva. Había recuerdo de ese buzón oxidado y torcido en la entrada y del camino empedrado que guiaba a la enorme puerta de madera ovalada. Muchas tardes venía a pasar el tiempo aquí para no estar en casa. Jugué con Neil en ese patio y en su propia habitación perdí mi virginidad cuando nos quedó la casa sola e hicimos una fiesta.
Leah parece no estar lista para marcharse. Ella pasa su mano por su cara y solo consigue dejar más manchas negras en ella.
-ten cuidado-le sonrío y con mis dedos limpio alrededor de tus ojos- ¿estás bien? -pregunté, pero ella niega con la cabeza.
-Soy una perdedora, las cosas no cambian, Alex. Pensé que en la universidad todo sería diferente, pero ahora…
Entrecierro mis ojos. Intento saber en qué está pensando, pero ella solo me muestra su teléfono y lo que le han etiquetado.
El video mostraba a ella bailando y como Tessa la empujaba, luego había una toma muy cercana donde mostraba sus bragas. En otro había uno donde su amiga había ganado la pelea.
-bueno, debo decir que son lindas -intento jugar con ella sin éxito.
-No seas un imbécil-ella chilla tan fuerte que me entra una desesperación-soy el hazme reír de media ciudad.
-oye, oye. Lo siento, sí. Solo quería hacerte sentir mejor.
Nada de lo que digo parece calmarla.
Yo era un soquete. Tenía a Leah dentro de la furgoneta llorando a mares mientras corría el peligro de que el padre de ella saliera a partir la cara por escuchar el llanto de su hija.
-vamos, Leah. No es tan malo como se ve. Solo son unas simples bragas, te sorprendería cuantas he visto por cosas más vergonzosas que esas-paso mi mano por su cabello y descubro lo brillante y suave que este era. Jamás había tocado ninguna parte de su cuerpo, pero ahora mis dedos sin querer también acarician la aterciopelada piel de su espalda.
- ¿estás en tu periodo? -solo se me ocurre preguntarle.
-vete a la mierda-ella termina de gritar y me regala un golpe en mi pecho.
Me congelo por un instante. No dejo de pensar en Justin y en que si nos ve yo seré hombre muerto. La casa de al lado enciende sus luces. Mi corazón se siente desesperado. Leah intenta bajarse a la vez que se deja llevar por su histeria producto del alcohol.
-Leah-se tensa mi mandíbula mientras la tomo del brazo-no puedes solo bajarte así.
-Vete al diablo, tú y todo el mundo. Los odios a todos, siempre intentan humillarme y hacerme llorar, los odio-sus puños se clavan en mi pecho y de verdad dolían. Podría parecer una debilucha, pero tenía suficiente fuerza como para que dolieran mis músculos.
Le sujeto sus brazos y empieza a forcejear. Ya estaba a punto de perder mi paciencia, solo quería que se calmara y dejarla a salvo en su casa, pero jamás en ese estado.
-Solo cálmate-suplico.
-púdrete y déjame sola.
-lo haré, solo necesito que te calmes.
Sus pies empezaron a moverse con violencia me sentía desesperado, mi paciencia estaba por agotarse así que solo hice lo que mi única neurona razonó. Me inclino hacia ella y estampo mi boca contra la suya. Aquello fue suficiente para que dejara de moverse.
Siento su cuerpo tenso como el mío. Presiono mis parpados y me concentro en sus labios, en lo suave que eran, en lo bien que ella respondía a mis movimientos, en ese sabor del vodka que con su saliva se volvía casi adictivo, pura ambrosia. Pienso en como su pecho sube y baja y en la manera que ella arquea su espalda cuando la sostengo en la cadera. Mi respiración se agota. Me detengo. De nuevo todo está en silencio. La luz de la casa vecina de nuevo se apaga. Ambos nos sumergimos en la más profunda e intranquilizadora de las calmas. Miro sus labios rosas, esos mismos que había besado y los cuales necesitaba probarlos de nuevo. Leah está lívida con su mano entre sus pechos como si fuera suficiente refugio. Mientras yo busco las palabras correctas para darle una explicación, pero a cambio solo la veo inclinarse hacia mí. Sus brazos rodean mi cuello y sus piernas se suben a las mías mientras me besa nuevamente. Esta vez ella no titubea y yo tampoco.
Mi erección hace un gran bulto en mis pantalones. Dentro de mi nace una necesidad de tocar a Leah, de recorrer sus delgados muslos y saber lo que hay en su interior. Ella jadea cuando mis manos suben hacia ese pequeño triangulo n***o que todos habían visto, ahora yo deseaba tocarlo y sentir aquella humedad que impregna mis dedos. Leah jadea sobre mi boca y su cuerpo tiembla tan delicadamente que me detengo.
Abro mis ojos. Casi puedo jurar que veo el fantasma de Neil a nuestro lado fulminándonos con los ojos. Leah da un paso atrás confundida. Abre su boca para decir algo, pero no lo hace. Creo que ella me comprende y sin decirme nada solo se baja de la furgoneta y desaparece.