Así que el cielo se pintaba de dorados cuando Alexandra y Daniel se lanzaron de cabeza a la fiesta del compromiso. Después de resolver el dilema de las decisiones, los protas se encontraron en la onda de consolidar su amor recién renovado con acciones reales y compromisos que valían la pena.
Los días se fueron entre cariñitos y charlas profundas. La ciudad, que antes fue el escenario de su historia ficticia llena de dramas, ahora estaba a punto de ser la audiencia de un nuevo capítulo donde la decisión de comprometerse sería la base para construir su futuro juntos.
La adaptabilidad, que siempre fue la chispa en cada etapa de su relación, se volvía ahora el súper poder para traducir intenciones en acciones concretas. Alexandra y Daniel se metieron en una lista de compromisos que apuntaban
