Capítulo 8

3234 Words
Estaba en la playa pensando que hacer con aquella confesión, esto jodia totalmente todos mis planes, pensaba utilizar su estado de amnesia para mi propio beneficio, si no recordaba nada tenía un punto a favor, lo pondría a trabajar para mí. Pero que me recordara teniendo sexo con el jodia todo. Inventarle la excusa mas barata que se me ocurrirá fue mi única salida, pero qué pasaba si ¿descubre que todo lo que le decía era mentira? Estaba en un laberinto sin salida y mis excusas vagas ¡no me servían de nada! Por más que evitará que otras personas hablaran del tema, era solo cuestión de tiempo para que descubriera todo. El humo del cigarro salía por mi boca, esperaba que mis problemas se solucionaran con cada calada que le daba, la noche estaba fría, me estaba congelando, pero aun así no quería volver hasta aclarar mis ideas. Teníamos una misión en pocas horas y aun no confiaba en dejarlo actuar con nosotros, pero si no lo hacía él sospecharía que todo lo que le dijimos era una completa mentira, lo tenia como un perro encadenado, le jalaría de la cadena si veía que no seguía con el plan, en el peor de los casos me queda matarlo, convive con nosotros, sabe mucho nos puede joder si se nos voltea. -  ¿Qué haces aquí a esta hora? – se sobresalte con la llegada de aquel extraño - ¿tú qué haces aquí? – evite a toda costa responder sus preguntas - Huiste después de que hablamos, me preocupaba que… - se callo apenas me vio incómoda ante la situación – olvídalo, es algo tonto, tal vez lo soñé – asentí poniendo distancia entre nosotros - Deberías volver, A es muy impaciente cuando algo no sale bien – asintió levantándose, me tendió la mano esperando a que imitó su acción, pero la rechace levantándome por mi cuenta -  ¿Quieres practicar tiro al blanco conmigo? Estoy algo nervioso tal vez nos ayudé a… - negué caminando lejos de él - Estoy algo ocupada, pídele el favor a otro – camine en la oscuridad en sentido contrario a la casa, haría todo lo posible para no estar cerca de él, empezando con no vivir en la misma casa   Jared Müller Miraba como se alejaba en aquella moto, por mas que intentara buscar respuesta siempre me evitaba, se que me oculta algo, pero me es difícil el saber que es. Estoy seguro que lo que recordaba no fue un sueño como lo que ella me aseguró, era muy vivido la sensación de su cuerpo junto al mío, sus besos en mi piel, sus manos, sus caricias… me estaba mintiendo e iba a descubrir por qué lo hacía. Camine de vuelta a casa, todo era un caos, había una nueva misión, pero se sentía extraño, creo que nunca participe en una misión con ellos, se sentía como una experiencia nueva. Hasta sus palabras me parecían nuevas, su manera de disparar, de hacer estrategias, incluso las municiones eran extrañas, nunca había manejado ese tipo de armamento y estaba seguro de que ese tipo de armas no las venden en cualquier lugar, las busqué por internet y no las encontré en ninguna página, incluso no había ninguna similar en ninguna imagen.   - ¡Llegaste! ¿Dónde mierda estabas? Estamos a punto de Salir, tu incompetencia nos atrasa mueve tu culo y busca tu equipaje – asentí haciendo lo que me mandaba X ya había vivido uno de sus castigos por no cumplir con una de sus estúpidas órdenes   Me quería tener como un perro, me gritaba incluso abusaba de su poder en la organización para ponerme las tareas que los otros no querían hacer, me estaba conteniendo de partirle la cara, no quería problemas con la Teniente, los rumores cuentan lo despiadada que puede ser cuando se enoja. Tenía un arma en mis manos y algo llamó mi atención, un logo… era como una escritura en chino o tal vez ¿japones? Me mire mas detalladamente, esto no lo había visto antes, saqué mi teléfono para tomarle una foto, lo investigaría en el avión. - Es hora, ¡andando! No tenemos tiempo que perder – guardé el teléfono en mi bolsillo colgándome la mochila en un hombro – J tu iras conmigo – fruncí el ceño, ese no era el plan - Estamos completos, no hay espacio para el – un bufido salió de los labios de A era más que obvio que no le caía bien No era novedad, todos me veían como si fuera un extraño, están a la defensiva, no dejaban que entrara a las reuniones y estaba en constante vigilancia cuando se trataba de mí, otra razón más para que lo que decía la Teniente fueran puras mentiras. - L se irá en otra camioneta no te preocupes – A volteo los ojos ante las palabras de X, estos dos al parecer tampoco se llevaban bien - ¿Por qué tengo que ir con ustedes? El plan de la teniente era que yo iría con ella – sus ojos se fijaron en mí con una expresión sombría - Ella misma fue la que pidió el cambio, no es una pregunta es una orden, no me hagas arrepentirme de mi amabilidad si no te quedo claro como son las cosas aquí te las puedo demostrar – en tiempo récord lo tenía tan cerca de mí, nuestras respiraciones se mezclaban, me enderece delante de él, no le iba a permitir que me intimidaba -  Muévete a la camioneta que se asignó, no me hagas obligarte – sonreí - Lo hago por que quiero no porque tu me lo ordenes, búscate una perra yo no seré tu perra – lo empuje caminando a la camioneta, era más que obvio que lamentaría esto más tarde pero aun así no me dejaría intimidar por nadie   Todos a nuestro alrededor veían todo expectantes a lo que fuera a pasar después, estaban esperando una acción de su parte por mi acto de rebeldía que nunca paso. Azote la puerta apenas ingrese al auto, estaba sentado en los asientos de atrás, con A y S a cada lado de mí, todos estaban sumergidos en un silencio incomodo, desafiar al líder de la manada me volvía se enemigo. Apenas X ingreso al auto fijo su vista en mi por el espejo retrovisor, su mirada demostraba el odio que sentía, pero el sentimiento era mutuo, le voltee los ojos recostando mi cabeza del respaldo cerrando los ojos simulando que estaba dormido.   (….) -          ¡Huye Jared, vienen por nosotros! – mi respiración era agitada, corría por aquella casa disparaba a cada persona que se me acercaba con intenciones de acabar con mi vida – por allá – la mujer a mi lado señalo a un pasillo que estaba a mi izquierda, no le podía ver la cara – está despejado estaremos bien Nos cubrimos de los disparos detrás de una columna, por más que tratara de verle la cara se me hacía imposible.   - Este es el plan, tu corres y yo los distraigo, tienes que ir detrás de esa mujer, ella es la clave – asentí asegurándome de que nadie estuviera por los alrededores -  Vamos, está despejado – ella negó disparando -  El único que puede ir por ella eres tú, corre yo estaré bien – por mas que me negara no tenía opción -  ¿A quién buscamos? – ella miraba en dirección al pasillo contrario, su cabello cubría su cara -  ¡estas de coña? Mueve tu culo nos van a matar si nos quedamos aquí – una explosión nos impulsó hacia atrás, era una granada - ¡Corre! – mis pies se movieron solos, voltee a verla por última vez, estaba tendida en el piso con unos hombres sobre ella, no la podía salvar tenia que hacer lo que me decía Cuando le vi la cara por fin pude ver quien era, Lauren. (…)  Me desperté sobresaltado, estaba sudando, el corazón se me iba a Salir del pecho, pasé la mano por mi cara, esa mujer, era Lauren, pero ¿cómo era posible? Estaba confundido ¿Quién era la clave? - ¡Pero su ya despertó la princesa! – me sobresalte con la voz de X Mire a mi alrededor y todos estaban descargando los autos, estábamos en el hangar ¿era un sueño? Se sintió muy real para serlo. - ¿te piensas quedar todo el día ahí sentado o piensas ayudar? – A mi tendió una caja – llévasela a L – asentí bajándome del auto Era ella, L era Lauren, estaba muy seguro, ella sabia mas de lo que me decía, era obvio que me conocía de antes. Camine en su dirección colocando la caja a un lado de ella con otras cajas apiladas a su alrededor. Tenía el cabello sujeto en una cola, tenía las mejillas rojas a causa del frío, el pequeño abrigo no la cubría del todo. - A me dijo que te diera esto – ella asintió revisando su contenido mientras anotaba su contenido en una hoja - ¿necesitas algo? Estoy ocupada y contigo mirándome me estorbas, si solo era eso puedes irte – sus ojos verdes eran muy conocidos para mi - Nos conocemos de antes ¿no es así? – apenas solté aquello se puso rígida, era más que obvio que la respuesta era un sí rotundo – te recuerdo de antes, aunque lo niegues se que es cierto – bufo dejando la tabla sobre en una caja - Nos conocemos de antes por hacer misiones juntos en el escuadrón, deja de perder el tiempo y ponte hacer tus deberes, tu incompetencia nos meterá en problemas con la Teniente odia perder el tiempo – fruncí el ceño acercándome a ella - Mientes, sabes que tu y yo no somos de aquí, aunque lo niegues veo la mentira en tus ojos – se puso nerviosa con mi cercanía, trato de alejarme, pero la sujete de la cintura evitando que huya   Su respiración se estaba agitando, sus manos en mi pecho estaban haciendo presión. - Siento que te conozco mas de lo que recuerdo, incluso su boca se me hace muy conocida… - acerque mi cara a la de ella esperando que con eso hablara - ¿Qué creen que están haciendo? – me separe de ella apenas aquella exquisita voz se hizo música en mis oídos – estamos a punto de partir y ustedes aquí jugando a los amantes, muevan su culo antes de que ¡les vuele la cabeza! – L se alejo de mi como si un de leproso se tratara -Teniente yo… - se calló apenas la mirada de la susodicha cayó sobre ella - Me vale mierda lo que estaban haciendo, pero mas les vale que la misión no sea un fracaso por su culpa por si que no se las verán conmigo – su cara estaba roja, solo pude sonreír ante lo enojada que estaba, después de todo ya sabia como hacer para atraer su atención – ¿me puedes decir qué te parece gracioso? – su ceño fruncido y sus labios rojos me prendieron, esta mujer era toda una tentación - ¿estas celosa? – se acercó a mi apresando mi camisa en su puño - No juegues conmigo, te puedes arrepentir – le sonreí acercando mas mi cara a la suya Estaba agitada, su cercanía mandaba corrientes a mi entrepierna, me volvía loco tenerla tan cerca. - Muéstrame – su asombro fue muy notable, pero lo disfrazó con su seriedad de siempre – muestra como me puedo arrepentir – estaba por juntar sus labios con los míos Un fuerte golpe en mi costado me desequilibro, fue tanto el impacto que me encontraba tendido en el piso. - ¿Qué te pasó imbécil? – la teniente se le fue encima a X empujándolo – ¿no te quedaron claras mis palabras la otra vez? Aléjate de él, no lo vuelvas a tocar – empujaba su cuerpo alejándolo de mí, estaba echa una furia, su respiración agitaba y sus puños apretados junto con sus ojos fijos en mi demostraban lo mucho que quería matarme – ¿estas bien? – se acercó a mí sujetando mi cara viendo su la caída me había hecho daño – está loco, te pudiste haber golpeado la cabeza – incorpore con su ayuda - ¿te puedes levantar? ¿te duele algo? – estaba pasmado viendo cómo se movían sus labios, era raro que estuvieran tan preocupada por mí, siempre era fría y distante Miraba sus ojos maravillado con el color grisáceo que los rodeaba, sus mejillas sonrojadas, sus labios rojos, su preocupación por mi estado me causaba ternura, parecía una muñeca de porcelana, un ángel inofensivo.   - Estoy bien – soltó un suspiro colocando una mano en su pecho - Es un alivio – cuando se percató de nuestra cercanía se alejó dejando un vacío en mi interior – ve al avión y descansa, yo me encargare de todo lo que haga falta – asentí levantándome del suelo – por favor… aléjate de X, es capaz de cualquier cosa, no puedo cuidarte todo el tiempo de él – abrió sus ojos apenas se percató de lo que había dicho - Así que te importo… - negó cubriendo su cara - Haz lo que te digo, no causes más problemas – asentí, se dio la vuelta yendo a donde estaba X L aun seguí a un lado viendo todo., la contemplé esperando a que hablara.   -Te daré un consejo – se acercó cautelosa – aléjate de la teniente si no quieres tener a X pateando tu culo, cosas malas les suceden a las personas que se le acercan a ese par – fruncí el ceño sin comprender a qué se refería Y sin más se alejó, dejándome con miles de preguntas sin respuestas. (….) Estaba buscando el logo de las armas en internet, pero estaba como en el principio, no había resultados, cerré la laptop de golpe. Llevaba horas buscando el maldito logo y aún no había nada. - ¿Qué sucede? – M se sentó a mi lado con un paquete de galletas y tenía una en su boca, era asqueroso que comiera con la boca abierta. - ¿Qué significa esto? – le mostré la foto del logo, el sonrió al parecer comprendió que era lo que me frustraba - ¿era eso lo que buscabas? – asentí – no lo encontraras en internet, no son armas que se fabriquen en cualquier parte, son hechas por la teniente – mi asombro fue tanto que sentí que me echaron un balde de agua fría – ¿no te lo dijo? – negué – eso es lo que tanto hace cuando se encierre por días en su laboratorio, ¡esa mujer es una genio! Puede crear las armas más letales del mundo solo con un par de días – se notaba la admiración en sus palabras incluso en la manera en como se expresaba de ella – ese es el logo de su familia – me señaló la fotografía - ¿de su familia? – asintió mostrándome unas imágenes en su teléfono - 진짜 피 – leyó en un idioma que me era difícil de comprender – significa sangre real – miraba la escritura como si de jeroglíficos se tratara - ¿Como sabes eso? – sonrió como si el loco de los dos fuera yo - Viví con esa mujer desde que tengo 15 años, es más que obvio que me le se la vida completa, es más puedo hacer una biografía de toda su vida con los ojos cerrados – sentí envidia, el que me contara esas cosas me causaba unos celos inexplicables – tranquilo ella no es el monstruo del que todos hablan, es más bien un ser lleno de oscuridad esperando a que la salven y la guíen a la luz – sus palabras hicieron eco en mi cabeza ¿Ella estaba realmente en la oscuridad? Se veía muy fuerte, nunca imaginé que estuviera tan dañada, después de eso no volví a preguntar más nada.   (…) Atenas, Grecia. 0500 horas.   Había muchas balas a mi alrededor, era difícil el ocultarse, habíamos caído en una emboscada. Nadie se lo había esperado, pero el supuesto cliente no era más que un enemigo en las sombras esperando por la cabeza de la teniente, no lo supimos hasta que llegamos al lugar y miles de armas nos rodeaban, hombres con la cara cubierta nos apuntaban, no nos quedó más opción que atacar para escapar de ellos. Estaba amaneciendo, había perdido a todo el equipo en la huida, cada quien tomó una ruta diferente, el plan era encontrarnos en el hangar a las 0600 horas, aun me quedaba una hora, comprobé en el reloj de mi muñeca que estaba en lo cierto. Me detuve en un edificio abandonado, estaba perdido, no conocía este lugar, debía estar a kilómetros de la posición acordaba. Había perdido la comunicación con el escuadrón, el auricular se había roto en el forcejeo con unos tipos hace unos momentos. Si me devolvía lo más probable era que me mataran, y preguntarle a cualquier persona era una completa pérdida de tiempo ya que no manejaba su idioma, y por cómo estaba vestido alertarían a las autoridades, eso sería un problema mayor. La otra opción era correr hasta conseguir algún teléfono público. Empecé a correr por las estrechas calles de Atenas, todas se parecían por más que tratara de recordar por donde nos metimos anteriormente era inútil, todo se me hacia conocido como para tener la certeza de que iba por el lugar correcto. El zumbido de una bala pasando cerca de mi cara me hizo detener en seco. Estaba rodeado, solo me quedaba rezar para que no me mataran. - πιάσε τον, πρέπει να τον πάμε στο αφεντικό– un hombre con un pasamontaña les hablaba a los otros, no entendía qué mierda estaba diciendo   (atrápenlo, tenemos que llevarlo donde el jefe)   varios se acercaron a mí con intención de agarrarme, forceje con ellos evitando que me noquearan, varios golpes en mi cara desequilibraron mi cuerpo, se sabor del hierro en mi boca me alertó, la nariz me goteaba. Ya daba mi vida por perdía, me habían desarmado sin darme cuenta, no había salida. Me arrodillaron, decían cosas unos con otros preparando las armas, estaban discutiendo, al parecer se debatían si matarme o no, sus expresiones me estaban inquietando, estaba mareado, el golpe en la cabeza me desorbito. Uno de los que antes discutían colocó el cañón de su arma en mi frente, cerré los ojos esperando a que acabaran de una vez con esto, no escaparía de aquí, era demasiados para poder con ellos, la adrenalina invadía mi cuerpo y el miedo se convirtió en valor para recibir a la muerte. Varias detonaciones me quitaron el aliento, pero aun así no sentí dolor, supongo que ya estaba muerto, me deje caer al piso. El tiempo empezó a pasar con lentitud, la imagen de la teniente gritando en me hizo sonreír, hasta en mis últimos recuerdos aparecía, supongo que este era mi fin.  Lamento no haber podido besarla entes, y decirle lo mucho que me gustaban sus ojos. 
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