Olivia sintió como poco a poco fue recuperando la respiración hasta que se normalizara, Esteban acariciaba sus cabellos y le susurraba al oído lo hermosa que era y todo lo que causaba en él. Le decía palabras muy reconfortante.
—Eres hermosa, Olivia. . . Me encantas. . . voy a cuidarte y protegerte. . . todo está bien, ahora estás conmigo. . . Yo me haré cargo de ti, no debes preocuparte por nada. . . Tú serás mía, yo seré tuyo.
—Me gustó mucho— dijo un poco apenada, si quería que aquello resultara, ella debía poner también de su parte. Esteban no paraba de hablar y halagarla, mientras que ella se había quedado laxa, y muda.
—Yo también lo disfruté, por ahora no podemos llegar a más, pero te prometo que pronto, pronto te enseñaré mucho placer, Olivia— ella se sentó recta— ahora, deberí
