—¡Rafael!— Esteban, se puso de pie y estrechó la mano del hombre— no te había visto hoy. —Hace muy poco que llegué— respondió en tono amistoso— estaba caminando por aquí y por allá, viendo los presentes. —Qué bueno— se giró hacia la mesa— a Violeta ya la conoces. —Por supuesto, es un placer saludarte, mi bella flor— dijo coqueto. —El placer es, todo mío— sonrió con picardía. —Y está hermosa mujer es Olivia, quién nos visita hoy por primera vez. —Qué gusto señorita Olivia, espero que Venus, esté resultando de su agrado. —Sin lugar a dudas un lugar magnífico— sonrió— complacida de estar aquí está noche. —Qué alegría, espero nos visite más seguido— se giró hacia Violeta— bella flor, me encantaría tomar una copa contigo. . . en otro lugar— su pausa deliberada le causó escalofríos a

