Olivia se decidió a limpiar y cambiar de lugar algunas cosas, era medio día cuando llamaron a su puerta, resultó ser Gael, quién le decía que debían hablar pero ella le pidió que se marchara sin abrir la puerta, al día siguiente llamó muy temprano, invitándola a correr juntos, ella se negó sin abrirle la puerta. Por la tarde salió a hacer algunas compras, merendó un poco de cereal. Su teléfono timbró y corrió a atenderlo, era Esteban. —Hola— dijo dudando, la última vez había llamado Alonso, quizás fuese él de nuevo. —Mi dulce y amada Olivia, que alegría escuchar tu voz— el tono afectuoso de Esteban generó que una ola de vergüenza en ella y agradeció que no estuviese para verla. —¡Oh Esteban, al fin!— le dijo. —Lo siento tanto, Olivia, han sido días duros, he estado muy ocupado— se

