En la mañana al abrir mis ojos veo que el despertador marca las 9:03 a.m., me sorprendo porque no soy de dormir tanto. Descansé bastante. Inmediatamente el rostro de Fiorella vino a mi mente, al tiempo que recordé lo sucedido anoche en medio de mi sala de estar con Katherine. No tengo remordimientos de conciencia por ello. Al contrario, agradezco haber podido descargar tanta tensión que me ha producido no tener a Fiorella en mi cama. De solo imaginar todo lo que la pequeña me puede hacer sentir, inmediatamente siento esa corriente eléctrica correr por toda mi columna hasta impactar en mis testículos, como cual corto circuito, generando una excitación abrumadora que hace que mi m*****o empiece a moverse incontrolablemente. “Debo tener a esa mujer conmigo”, pienso, “Esta agonía tiene que

