A las ocho y media de la noche dejé a Fiorella en la puerta de su casa. Con la emoción de lo vivido el día de hoy casi olvidaba entregarle las pastillas que le prometí comprar en la mañana. Ella fue la que las recordó al bajar del automóvil. Me costó mucho dejarla. Si por mi hubiera sido pasaría la noche con ella. Como ninguno de los dos quiere sorpresas, acordamos ir a un doctor para que le indique que método anticonceptivo usar, por su condición no podemos ser irresponsables. Tal como le prometí en la mañana la pasé buscando para ir a la Municipalidad. Apenas la dejé en el estacionamiento me dijo: - Recuerda concertar la cita por favor –me dice con gestos de preocupación-. - Está bien mi pequeña, yo te aviso en un rato –le digo para calmarla- Le diré a mi secretaria Mary

