Pálidos recuerdos se cuelan en mi mente

RECUERDO DE MI NIÑEZ

Pálidos recuerdos se cuelan en mi mente

Yo vivía en un pueblo, con calles de tierra, y por las tardes cálidas, el aroma a jazmín penetraba por todos los rincones y huequitos donde las hormigas llevan sus hojas que perfuman sus casitas. Las chicharras cantan anunciando calor ,dicen las viejitas ,-mientras ellas cantan desde la copa del árbol mas alto recostadas esperando  al  violinista ,para cantar su mejor canción .Recuerdo aun como si fuera hoy, esas tardecitas sentada en el patio de casa ,sin tener que ir a la escuela ,con el tiempo suficiente para jugar ,solía ver a mi papa limpiando el patio repleto de hojas secas, que juegan a escaparse con el viento  quien sabe adónde, hasta que mi papa logra juntarlas y con ellas formar una gran humareda ,para ahuyentar los mosquitos y así  poder sentarse a descansar .El cierra los ojos y  recuerda sus pasos crujientes pisando hojas secas, caminando por los bosques de encinas, perfumadas y reverdecientes ramas, suelos amarillos cual alfombra. Quizás allí fue cuando el diablo se llevó a Pyrené convirtiendo las piedras en verdosas siluetas onduladas. Por las noches el viento susurra su nombre y cuando la nombra, una flor de encina se abre en un delicado racimo dulce y frondoso que recuerda la infancia bajo aquel encinar de amplia sombra refrescante como la brisa cotidiana. Allí dice mi papa que los gnomos de más edad cuentan la historia una y otra vez para asegurarse que el diablo no se arrepienta de la promesa, es por eso que cantan Pyrené diosa de la belleza, poseedora de sedosas curvas verdes, testigo de tu fineza, montañas de la realeza.