2. Entrando en territorio prohibido.

1842 Words
Ahora yo me di cuenta de que algo sobre este lugar no se sentía bien. Se sentía vacío y triste. Y como si estuviera en territorio enemigo. Corrí todo el camino de regreso a la habitación de Robin y a mi habitación sintiendo como si no debería estar aquí. Cuando regrese a la habitación, me perdí y me tire en la cama, sollozando. Las lágrimas picaron mis ojos y llore mientras golpeaba mi almohada, los ojos enojados y llenos de odio de Levi grabados en mi memoria. Pase el resto del día adentro. Mi papá me preguntó una y otra vez que había sucedido, pero lo descarte porque simplemente no me sentía bien. —Estoy enfermando de algo—dije. Rara vez le mentía a mi padre, pero simplemente no quería contarle sobre Levi Estaba avergonzada de cómo me había tratado y, de alguna manera, llegue a pensar que fue mi culpa. Entre ilegalmente, así que el tenía todo el derecho de estar enojado conmigo ¿verdad? A la mañana siguiente, había terminado de sentir lastima por mí misma y de esconderme de un tipo estúpido que no tenía modales y no sabía como hablar con una chica... eh... mujer joven. Nunca fui alguien que tuviera miedo de los demás, y no iba a empezar ahora después de un incidente ridículo y casual con un niño rico imbécil que se creía el rey del mundo. A última hora de la mañana, regrese a la piscina con mi hermana Robin, con la cabeza en alto, como si estuviera recuperando mi poder y reclamando mi libertad y mi derecho a estar aquí. Sin embargo, al acercarme al área de la piscina, sentí que estaba de regreso en la escuela, intentando evitar a Anna, una de las chicas malas de mi clase. Ella había tratado de intimidarme para que me sometiera, constantemente me buscaba y hacia alguna escena. Nunca entendí porque se metía conmigo. Quiero decir, había oído rumores de que el chico que le gustaba estaba enamorado de mí, pero ¿por qué le importaba? Ni siquiera había hablado con el chico y no estaba interesada en él. En cada curva, me propuse tratar de evitarla. No porque tuviera miedo. Si no porque nuestras interacciones eran tan inútiles y consumían demasiado de mi tiempo y energía. Al llegar a la piscina, mis ojos recorrieron los alrededores y me sentí aliviada al descubrir que Levi no estaba a la vista. Me senté en uno de los camastros y me quité mi vestido de sol amarillo. Estaba bastante feliz con el diminuto bikini rojo que había comprado ese año. Mostro mi cintura esbelta y acento mis caderas curvilíneas y mi busto firme. Sintiéndome feliz por el hecho de que Levi se había ido, comencé a aplicar protector solar en la espalda de Robin. —¿Podrías sujetar tu cabello? — Yo pregunté. El cabello de Robin era rojizo oscuro y siempre la había envidiado por haber heredado los colores de nuestra madre. ¿Por qué el mío tenía que ser de un oscuro aburrido como el de mi papa? Bueno al menos en verano se volvía un poco más castaño bañado por el sol, siempre me consolaría. También envidiaba el color de ojos de Robin y de mi madre: eran de un azul brillante como esmeraldas. Los míos, bueno eran avellana aburrido. En ese momento, Levi cruzo la puerta con una mujer joven del brazo. Una punzada de dolor golpeo mi plexo solar derecho e inmediatamente la odie. La joven probablemente no tendría más que mi edad y sonreía y reía. Tenía un claro rubor en las mejillas, una mirada que luego reconocería como la forma en que se ve una mujer después de haber tenido un orgasmo. Su cabello largo y rubio era ondulado y llegaba hasta la mitad de su espalda. Tenía unos pechos preciosos que parecían más falsos que reales y los labios tan carnosos que incluso yo podía imaginarme disfrutando, besándolos. ¿Habían sido alterados quirúrgicamente? Mi ira y hostilidad hacia ella no tenía ningún sentido. Aun así, cada célula de mi cuerpo quería hacerle cosas terribles... tratarla como la estúpida de Anna me trato a mí. Su brazo estaba alrededor de su pequeña cintura y le susurro algo al oído. Ella me vio y sonrió. Aparte la mirada y fije mis ojos en la espalda de Robin, poniendo cada gramo de energía en el maldito protector solar sobre su pálida piel. —¡No tan duro! — Robin me reprendió mientras me lanzaba una mirada enojada. —Dios— —Lo siento— Habíamos venido al resort todos los veranos desde que tenía uso de razón, pero ahora, con lo que paso ayer y viendo cómo me sentía en la presencia de Levi supe que no quería volver a visitar este lugar nunca más. Mis padres podrían encontrar otro resort al que llevarnos. O simplemente me quedaría en casa sola y me las arreglaría con los veranos húmedos de Illinois. Quiero decir, ya tenía edad suficiente para estar sola, especialmente ahora que pronto obtendría mi licencia de conducir. De cualquier manera, decidí que nunca más volvería aquí y esa fue mi decisión final. La chica se rió tan fuerte que mi cabeza automáticamente volvió a girar en su dirección. Él le estaba haciendo cosquillas y mordisqueando la oreja mientras caminaban. Su mirada se cruzó con la mía a través de la diversión. Sus ojos se estrecharon hasta convertirse en astillas. Quería esconderme, pero aparte de saltar en la piscina y sumergirme para siempre, no había escapatoria. Se dirigió hacia mí, con ojos como los de un halcón como si estuviera cazando. ¿Qué podría querer de mí? Nada bueno. Me miro con tanta intensidad que perdí la capacidad de respirar. ¡Pero no! No iba a intimidarme para que volviera mi habitación. No iba a permitir que me hiciera sentir no bienvenida aquí cuando mis padres eran invitados de pago. ¡Merecía que me trataran tan bien como cualquier otra persona! Me puse de pie y le devolví la mirada, con los puños a los costados. Sus ojos oscuros permanecieron fijos en los míos mientras acercaba a la chica a su lado para darle un beso apasionado. Mantuve mi expresión impasible como pude, mostrándole que no me importaba en lo más mínimo lo que hiciera con esa chica y lo que hiciera con su boca. Mi estómago se tensó por la necesidad, recordándome mucho que, por alguna razón, si me importaba. Apreté los puños con más fuerza. Y más duro. Y más fuerte... hasta que pensé que podría perforarme la piel con las uñas. La soltó y le susurro algo al odio, sin dejar de mantener contacto visual conmigo. La joven salto hacia la barra y poyo su pequeño cuerpo sobre el mostrador, al parecer para pedir una bebida. Levi se acercó a mí, caminando lenta y deliberadamente en mi dirección. Su piel bronceada brillaba en el sol y mientras se acercaba a mí, su delicioso aroma, algo varonil, algo rico y abrumador, llegó a mis fosas nasales. Se detuvo a penas medio metro de distancia y me miró de arriba a abajo con mirada perezosa como si no le importara lo que veía. Bien. Yo era simplemente una chica promedio con todo natural, y por el aspecto de las chicas con las que el escogía salir, no era su tipo. —¿Todavía estas aquí, zorrita? — pregunto. Una anciana sentada en nuestro lado se quedó sin aliento. —Cuida tu lenguaje, joven— dijo. —Mi nombre es Erin— dije. —E-R-I-N— lo deletree. —A partir de ahora te voy a conocer por zorrita— dijo. Me reclamo con sus ojos, como si estuviera imaginando algo oscuro y cruel, alguna energía animal irradiando de sus ojos. Sentí que todo mi cuerpo zumbaba ante su cercanía y no había forma de escapar de su hechizo. La parte más profunda de mi comenzó a latir una excitación no deseada que no podía resistir. Y fue tan poderoso. Quería no estar bajo la influencia de este joven, pero no importa cuánto lo intenté, no pude liberarme. Me había hecho prisionera. —Estoy aquí como huésped te gusté o no— dije. —Y si continúas acosándome, iré a hablar con tu padre— Su expresión no cambio. Ni siquiera poquito, aunque se sus pupilas se volvieron aún más oscuras, si eso fuera posible. ¿Que era más oscuro que el n***o? —Te reunirás conmigo en la habitación 1312 esta noche a las seis de la tarde—dijo —De ninguna manera— dije, mi corazón latía con fuerza en mi boca ahora. Dio un paso más cerca y su aliento revoloteo en mi rostro. Podía sentir como me mojaba, empapaba, algo que nunca había experimentado. Me sentí indignada. —A las seis. Habitación 1312 o te arrepentirás— dijo. —¡Levi! — la chica regreso con dos latas de refresco. Ella le entrego una y el la atrajo para darle un beso. Mire descaradamente mientras el mordisqueaba el labio inferior, mientras le tocaba el trasero y mientras se alejaban tomados del brazo, poniendo al día con Marcus, el mejor amigo de Levi, en el bar. Odiaba verlo con ella. Lo odiaba. Me trató como su esclava, como alguien a quien creía que podía utilizar para lo que quisiera. Hizo que mi sangre hirviera de ira... Pero también de lujuria. ¿Por qué fue tan cruel? ¿Por qué insistió en llamarme zorrita? Me dije a mi misma que no me importaba lo que el hiciera o dejara de hacer con ella. No me importaba. Y definitivamente no iba a presentarme en la habitación 1312 a las seis en punto. Fue entonces cuando íbamos a cenar con mis padres... la cena de mi decimosexto cumpleaños. Marcus, sentado en la barra, se dio vuelta y me miró, lo que me hizo pensar que estaban hablando de mí. Paso una mano por su cabello rubio peinado hacia atrás, luego me sonrió, y sus ojos me absorbieron, de una manera muy inapropiada. Se lamió los labios y me lanzó un beso, después de lo cual me guiño un ojo antes de finalmente darse la vuelta. Un escalofrío recorrió mi espalda. Ay dios mío. Marcus era un asqueroso. No solo era alto y flaco, si no que tenía ese patético bigote fino que lo hacía parecer aún más espeluznante. Eso fue tan estúpido. Estos chicos... ¡Argh! —¿A qué se debió todo eso? — preguntó Robin, acercándose a mi lado. —¿Y por qué te llamo...? — —Nada. Nada en absoluto. Pero no se lo digas a papá— le di una mirada severa. —De acuerdo, pero él no fue muy amable— dijo —Lo sé. No te preocupes por eso. No vale la pena— Termine de aplicar protector solar en su espalda, mientras intentaba ignorar como Levi me había hecho cosas placenteras... cosas tan poderosas que sabía que estaba entrando en territorio prohibido.
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