Sofía
La primera impresión que tuve sobre Fernando fue la de un creído y odioso pelirrojo demasiado atractivo para su suerte. Recordé claramente como nuestra primera conversación no salió nada bien y tras dos encuentros fallidos más, terminé por golpearle la nariz hasta hacerlo sangrar.
En aquel entonces si alguien me hubiera dicho que años más tarde terminaría casada y perdidamente enamorada de él, no le creería.
–¡Más vueltas Matteo! ¡Más vueltas!
Escuché que la pequeña y adorable Diana le pidió a Matteo, su tío.
El mencionado la tomó en brazos otra vez y giró con ella de manera rápida, tratando de no enredarse con sus propios pies y luchando por no marearse. Ambos cayeron suavemente al suelo lleno de grass verde y se rieron al unísono.
Diana Fioretti era una niña preciosa de cas
