Capítulo 1

1478 Words
Narra Tehuel Cuando Mati y yo salimos de la cancha, vi que había unos cuantos chicos afuera esperando, algunos me saludaron, ya los conocía de la escuela o de ahí, del club. Mientras saludaba, vi que un chico pasó por atrás de un grupito hasta la parte de administración donde la señora Rosa inscribía a los nuevos. El chico me llamó la atención, era pelirrojo con unos rulitos que le esponjaban el pelo. Era lindo, me hacía acordar a alguien, pero no estaba seguro a quién. Mati me llamó la atención, lo miré justo cuando me tiró la mochila que casi me pegaba en la cara, se rio burlón mientras salía del club. Corrí atrás de él, para irme con él y aprovechar que nadie nos iba a molestar ahí. Nati siempre estaba molestándome para que vea las cosas que hacía en el colegio y a Ana le molestaba que gritáramos porque decía que no se podía concentrar, aunque siempre usara auriculares. Cuando llegamos a su casa, nos metimos a su cuarto, tiramos nuestras cosas y prendimos la consola. Me senté en la cama mientras Mati se sentaba en el piso con la espalda contra la cama. Me alcanzó uno de los joysticks mientras me acomodaba más en su cama, a esta altura, su cuarto ya era como mío. Empezamos a jugar hablando y molestándonos, riéndonos por cualquier cosa o por lo malos que éramos jugando en equipo. Después de un rato, nos aburrimos, Mati puso una película, pero terminé distrayéndome con mi celular, Lu me había mandado unos cuantos mensajes mientras jugaba y no los había leído, no eran importantes de todas maneras, eran sobre tareas de la escuela que todavía no me había puesto a hacer y que, seguramente, lo iba a hacer cuando volviera a mi casa. Le comenté que estaba en la casa de Mati, no tardó en pedirme fotos de él. Sonreí, le di un manotazo a Mati en la cabeza haciendo que me mirara, le saqué una foto rápida para mandársela a Lu. Sonreí cuando me mandó corazones. Me hacía gracia cómo se ponían los dos, sabía que Mati y ella se gustaban desde primer año, pero ninguno de los dos hizo nada hasta ahora. Yo no tenía ganas de decir nada tampoco, me habían hecho prometer que me iba a mantener callado y hasta ahora no le había dicho nada a nadie, ni siquiera a Pame, que también era de nuestro grupo. Bloqueé mi celular, me acomodé boca abajo y miré el televisor tratando de entender lo que estaba pasando, aunque Mati me la estaba contando a medida que las cosas pasaban en la pantalla. Cuando terminó la película, decidí revisar la hora, apenas eran las siete de la tarde, pero tenía que volver a casa, tenía toque de queda desde que mi mamá descubrió que me había hecho un piercing en la lengua con el hermano de Mati, que ahora trabajaba en un estudio de tatuajes. Ahora tampoco me podía quedar a dormir en la casa de él por miedo a que me perfore alguna parte más del cuerpo o que me termine haciendo un tatuaje. Me levanté de la cama y agarré mis cosas, Mati me acompañó hasta la entrada del edificio, donde nos despedimos y empecé a caminar a mi casa. Me puse los auriculares, pero me concentré en eso unos segundos, mi cabeza me trajo de nuevo la imagen del chico que había visto cuando salíamos del club. Me recordaba a alguien, pero no sabía a quién. ¿Algún compañero de la escuela? ¿Del club? Por mucho que me esforzara por acordarme, no pude. Me rendí cuando subí al ascensor para ir a mi casa. Cuando entré, mi mamá me miró desde el comedor, hoy cocinaba mi tía. Le di un beso en la mejilla y me fui directamente a mi cuarto para dejar mis cosas e ir al baño para ducharme. Una vez listo y sin olor a transpiración, me encerré en mi cuarto. Desde que empecé la secundaria, mi mamá había decidido que era mejor que mi hermana durmiera con ella y no en el cuarto conmigo, así que podía llamar "mi cuarto" a esas cuatro paredes. Al menos podía poner mis posters sin pelearme con ella. Saqué mis cuadernos y me senté en el escritorio para hacer la tarea. Ni bien me puse a revisar lo que tenía que hacer, mi celular empezó a sonar por culpa de los mensajes que me llegaban. Miré la pantalla rápido, eran notificaciones de los grupos que tenía del colegio, del club y con mis amigos. Decidí silenciar el aparato para ponerme con la tarea, mi mamá se había puesto bastante estricta y no podía bajar mis notas si quería seguir yendo al club o salir con mis amigos. Me puse los auriculares y música para concentrarme. Estuve un rato sin prestarle atención a nada de lo que pasaba afuera de mi cuarto, no me fijé en la hora que era, ni en los mensajes que tenía sin responder, lo único que quería ahora era terminar mi tarea lo antes posible. De repente, pegué un salto cuando sentí una mano tocar mi hombro. Me saqué los auriculares de un tirón y me giré, era mi mamá. -Te estamos llamando, hijo, ya está la comida. Tu hermana está por comerse los platos, ya. Me reí, mi hermana comía tanto como yo ahora, parecía que quería copiarme hasta en eso. Había empezado a jugar al fútbol y a perseguirme cuando me veía con los auriculares puestos para saber qué estaba escuchando. Fuimos hasta el comedor donde nos sentamos, cada uno en su lugar de siempre, Nati, Ana y yo juntos, mientras mi mamá y mi tía estaban del otro lado de la mesa redonda, una al lado de la otra. Nos servimos la comida, mi hermana exactamente la misma cantidad que yo. Era gracioso verla imitarme ahora que era un poco más grande. Cuando terminamos de cenar, mi prima levantó todo y empezó a lavar los platos mientras yo la ayudaba secándolos. -¿Y? -dijo de repente. -¿Qué? -¿Algún chico que te interese? -No. No tengo ganas de salir con nadie después de lo que me hizo Lautaro. Mi prima me miró, parecía querer decir algo, pero, al final, se quedó callada esperando a que terminara de secar los platos que quedaban, guardamos todo en silencio. -Vi un chico hoy -dije de repente. -¿No era que no querías estar con nadie? -Sonrió burlona. -No es por eso, boluda. No lo vi bien, pero tengo la sensación de haberlo visto antes en otro lado. -Para mí que te gustó y nada más. -No lo vi bien. -¿Cómo decís que te recuerda a alguien, entonces? -Es algo en él me hace acordar a alguien, pero no sé a quién. -¿A Lautaro? Negué con la cabeza, no sabía explicar exactamente la sensación que había tenido cuando lo vi. Dejé la conversación, le dije a mi prima que tenía que terminar tarea y me fui directamente a mi cuarto, donde me encerré de nuevo. Me senté en el escritorio, me obligué a terminar lo que me quedaba de tarea. Una vez que terminé todo, me cambié, apagué las luces y me tiré en la cama con el celular en las manos. Revisé los mensajes que tenía, unos eran de Pamela, que me había escrito porque no entendía los ejercicios que nos habían dejado de matemáticas diciendo que no había visto cómo hacerlo en su otro colegio, la habían cambiado este año y no cazaba una a veces. Le contesté que mañana le explicaba, no tenía muchas ganas, pero sabía que era un poco obsesiva con sus notas, no podía no entender algo, eso podía hacer que bajara su promedio. Salí de w******p y me metí en YouTube para buscar algo para ver antes de irme a dormir. Escuché que afuera de mi cuarto, mi mamá luchaba para acostar a mi hermana, como todas las noches hacía un año. Me puse los auriculares dejando el ruido afuera. Terminé poniendo música en lugar de algo para ver y volví a w******p para hablar con Mati. Empezamos hablando de fútbol, pero terminamos hablando de videojuegos, de música y de Lu, porque todas las conversaciones que teníamos giraban alrededor de ella tarde o temprano. Mientras contestaba los mensajes de Mati, no pude evitar pensar de nuevo en el chico. Por alguna razón no podía dejar de pensar en él, aunque seguramente lo iba a ver en el club otra vez si se había anotado en algo. Un pensamiento cruzó por mi cabeza, ¿podría ser él? Mi corazón empezó a latir con fuerza de repente. Habían pasado cinco años desde la última vez. Cerré los ojos tratando de calmarme, no quería ilusionarme con volver a verlo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD