IV

2322 Words
Tal y como siempre, Gabrielle se despierta a las cinco de la mañana, aun con los ojos cerrados va al baño, se asea, e igual se lanza a su gavetero, sin fijarse realmente en las prendas que toma, de todos modos, se pasará todo el día con su uniforme quirúrgico y si es un día muy agotador hasta puede que se venga con eso puesto. Sí, Gabrielle no es tan quisquillosa con sus cosas o su imagen, solo con sus baños. Apenas peinándose, sale de la habitación, y se queda paralizada. Otra vez olvidó que no estaba sola en casa. - Buenos días, encanto, ya está listo el desayuno – La enorme montaña hecho hombre, se dirige a ella con semblante serio, y deja un plato lleno de comida en el mesón antes de volver a la estufa. Elle tiembla un poco ante la imagen. Dmitry la saluda vistiendo únicamente el pantalón oscuro que cargaba desde el día anterior que lo consiguió, pero su torso se encuentra totalmente desnudo, siendo cubierto únicamente por todas las vendas que ella le puso. - No deberías estar levantado – después de salir de su ensoñación, se sienta frente a su plato de comida y se pregunta cómo pasará todo eso. Sí, el desayuno es la comida más importante del día, como doctora, sabe muy bien los estragos que puede sufrir el cuerpo por una mala alimentación, pero trabajando en emergencias, donde la sangre, los vómitos y demás fluidos son cosa de todos los días… bueno, su cuerpo ya se acostumbró a poco alimento en los días laborales. - No podía estar más tiempo acostado – arruga la nariz con enojo. El dolor volvió a atormentar su cuerpo desde la madrugada, se podría decir que incluso no ha podido dormir por lo mismo, pero eso no es lo que realmente lo tiene de tan mal humor. Sino que recordó el motivo por el que está ahí, como se enteró la traición de su tío, todo lo que estuvo haciendo a sus espaldas y como logró hacer que su apellido fuera un chiste. Ni mencionar cuando esa asquerosa rata traidora hizo que sus hombres lo amarraran y lo golpearan. Pero ya él se encargará de hacerle pagar por todo eso, ahora solo tiene que conseguir una manera de ponerse en contacto con sus hermanos y pensar muy bien su próximo movimiento. Le demostraría que nadie jode con él. - Ven, te cambiaré las vendas antes de irme – el azabache sale de sus pensamientos abruptamente y nota a la preciosa morena a su lado, viendo con el ceño fruncido las vendas de su abdomen. - No tienes que preocuparte, yo puedo hacerlo – no es la primera vez que es herido, al contrario, esto fue un chiste para él, si quedó inconsciente fue por la pérdida de sangre más que ese día no había comido nada. No es un hombre débil, todo lo contrario. - Dije que te sientes, después que te limpie puedes comer, yo ya tengo que ir saliendo – ya no hay manera de que llegue a tiempo, pero no está mal llegar un par de minutos tarde uno que otro día. - Tu no comiste nada, encanto – suelta con voz más tranquila luego de echar una mirada al mesón y ver que ni siquiera se comió la mitad de lo que le sirvió. Normalmente sus hermanos se lo devoran todo, entonces no es por mal sabor. O eso espera. - Trabajo en emergencias, normalmente mi desayuno es un café y un par de galletas, pero muchas gracias, estuvo delicioso – sube la mirada por un momento para sonreírle antes de volver a enfocarse en la herida que está limpiando. Al menos todo tiene buena pinta, no parece que vaya a infectarse. - Si trabajas en un lugar tan concurrido, lo mejor es que te alimentes bien ¿no crees? – ellos fueron criados con que la comida no puede faltar y que tienen que mantenerse bien alimentados. Su madre ponía mucho énfasis en eso. - No cuando ese lugar es emergencia, siempre te pueden vomitar, defecar… - dice Gabrielle tranquilamente mientras vuelve a vendarlo, pero Dmitry no puede no hacer una mueca al respecto. No tiene problema con la sangre, está acostumbrado a ella, pero lo otro… le parece simplemente asqueroso. - Suficiente, entiendo – Elle levanta la vista y cuando lo ve haciendo un gesto con disgusto, suelta una risa floja. - Después de tanto te acostumbras – se pone de pie – Te comes todo y cuando termines te acuestas a reposar, si quieres curarte rápido lo mejor será que te quedes aquí a sanar tus heridas – suelta sin poner mucha atención a sus palabras. A diferencia de Dmitry, que siempre analiza todo mil veces. - Entonces quieres mantenerme en tu casa, encanto – por un momento se sintió avergonzada, pero se decidió por voltear a verlo arqueando una ceja. Ella no es una mujer que se deja intimidar por muy enorme que sea la persona. - Claro, tus otras opciones son ir al hospital o irte por ahí y que se te salgan los puntos – se encoje de hombros la morena poniéndose su chaqueta – Es tu decisión, grandote. - ¿Quién dice que no tengo a alguien en casa que me cure las heridas? – después de escucharlo, queda paralizada por un momento. Ella estuvo con ese hombre hace dos noches, estuvieron juntos, literalmente, toda la madrugada. Ya sabía que él podría ser casado, ni siquiera sabía su nombre cuando se acostó con él, pero confirmar que si está en una relación y que volvió a quedarse con él, aun y cuando esta vez no pasó nada; la hace sentir incomoda. - Entonces será mejor que te marches de inmediato antes que la hagas preocupar más – escupe con enojo. Le molesta que alguien comprometido sea infiel, más todavía la irrita saber que ella también es culpable aun cuando no sabía nada. ¿Qué mierda? Por otro lado, el azabache sonríe de medio lado viendo como la bonita morena parecía estar pensando mil cosas a la vez. Ella definitivamente era un soplo de aire fresco para todo lo que le está pasando ahora. - ¿Celosa, encanto? – Gabrielle entrecierra los ojos hacia él y lo señala, haciendo énfasis en sus próximas palabras. - No me importa que fue lo que te pasó, yo ya cumplí al curar tus heridas, si tienes a alguien esperándote, será mejor que te marches – odia que la metan en relaciones, no es la primera vez que un sucio infiel le dice mil cosas y luego se entera que estaba con alguien más. En realidad, nunca es como si hubiese esperado algo de alguien, pero las mujeres han sido particularmente molestas al fijar su ira en ella cuando es inocente, no sabía que él estaba en una relación. Sí, ya ha pasado por malas experiencias en cuanto a hombres casados, es como si solo ellos la persiguieran. - Hey, hey – se levanta rápidamente y se acerca a la encantadora morena que parece salir furiosa de su departamento. Él solo quería bromear un poco, quizás solo se excedió – Solo jugaba, encanto, te juro que eres la única – Gabrielle rueda los ojos, pero al menos escuchar sus palabras la tranquiliza un poco. Ahora no está para soportar a ninguna esposa furiosa reclamándole como si hubiese sido ella la que se le lanzó a su querido esposo. - Eres hilarante – responde, desbordando sarcasmo con cada palabra – Ya suéltame que voy tarde, y era en serio lo de que te acuestes a reposar tus heridas – él obedece y le da su espacio, sonriendo de lado al verla tan encantadora. - Lo intentaré ¿llegarás tarde? – sí, siempre llega tarde. - Sí, no me esperes para cenar, si alguna herida se abre en la caja están los puntos adhesivos, cuando llegue lo arreglaré – suspira viéndolo, sintiendo extraño el hecho de estar despidiéndose y hablando de cuando llegue con alguien. Desde que su padre ya no está, no se había despedido antes de ir a trabajar, no ha dado los buenos días y menos ha tomado el desayuno con alguien más además de sus amigas las pocas veces que quedan juntas. Es lindo, pero extraño, como si hubiese olvidado como se siente vivir con alguien más. - Te esperare para la cena, cocinaré algo – responde como si nada. Desde que su madre murió, él fue quien se encargó de cocinarles a sus hermanos dado que era el mayor y gracias a que los demás cocinan del asco. Gabrielle asiente extrañada, no porque él se ofreciera, sino porque le cuesta un poco estar siendo despedida en la puerta y hablando de la cena. - Bien ¿necesitas que te traiga algo? – casi es una escena graciosa, lucen como un par de esposos, ella irá a trabajar y él sería el amo de casa. - Un celular, por favor, uno desechable – asiente tranquilamente, ignorando el motivo por el que quiere uno de esos y no simplemente le pide prestado el suyo. No está interesada en ahondar sobre su vida y lo que lo dejó en ese estado. No le huele bien y prefiere seguir con la feliz ignorancia sobre a quien albergó en su casa. No le apetece tener que dormir con un ojo abierto por si duerme con un asesino o algo por el estilo. En tal caso, si es un ladrón, solo le pediría no robar sus cremas. - Ah, sí tomarás mis cosas y escapas, puedes llevarte cualquier cosa menos mis jabones y cremas, también agradecería mucho si no robaras mis sales ni esencias – moriría si al llegar no pudiese tomar uno de sus amados baños. Dmitry ríe un poco al escucharla. Cree que la morena no es alguien ingenua, al contrario, parece astuta, quizás demasiado, y aun así ella no ha dudado de sí él podría matarla o algo peor, entonces, eso significa que ella simplemente es muy buena, tanto que no es bueno para ella, muchos podrían aprovecharse de su gran corazón. - Tranquila, encanto, me aseguraré de llevarme solo las cosas de valor, tus jabones están a salvo – Gabrielle entrecierra los ojos y suelta una risa sarcástica, aun así, no cree que él vaya a robar sus cosas, no luce como un ladrón. Quizás como algo peor, pero no como un ladrón. - Excelente, ya me iré, ten un buen día – ya pudiendo escuchar a su jefe discutir por su llegada tarde, se da la vuelta con pesadez, aunque no llega a dar dos pasos cuando siente una gran mano tomar su brazo y halarla con tanta fuerza que, si no la atajaba, iba directo al piso. Y con todo que está retrasándola más de la cuenta y casi la hace caer, Elle se preocupa más el hecho de haber chocado con su pecho. - Te harás daño – lo regaña dando un rápido vistazo a las gasas y tranquilizándose al no ver sangre en ellas. Ese gesto, hace que Dmitry sienta mucha más atracción hacia la encantadora morena. Ella definitivamente era muy buena para este mundo, o al menos para él. - Es que te ibas sin despedirte bien – ve como la linda morena en sus brazos frunce el ceño, pero no le da la oportunidad de discutir porque le roba un beso – Ahora sí, puedes irte – y sin esperar nada más, se adentra en el departamento y cierra la puerta a sus espaldas, dejándola totalmente sorprendida y confundida. - Los hombres son tan raros – murmura sorprendida retomando su camino a su trabajo, esperando que al menos hoy sea un día tranquilo. Apenas está saliendo de casa y ya espera con ansias su relajante y sagrado baño. Por otro lado, en el momento que el azabache cerró la puerta, todo gesto de tranquilidad se borró de su rostro. Todo estaba mal, ya sospechaba que Vitaliy, desgraciadamente, su tío, era una sucia rata rastrera, un inútil que solo sabe ladrar creyendo que intimida, pero confirmar sus sospechas es diferente. Aun en el fondo, él esperaba estar equivocado. Pero no, Dmitry nunca se equivoca, principalmente porque no importa la situación, él siempre se encarga de pensar fríamente, lo que le da una inteligencia y astucia superior, desde niño ha sido muy listo, todo es tan sencillo como ver los acontecimientos y empezar a conectar ideas, creando hasta cinco posibilidades por delante. La vida era un juego de ajedrez y nadie le ha ganado nunca ni pretende dejar que pase. Quizás no sea el hermano más ordenado, el de las convicciones más fuertes e incluso es natural en él distraerse de sus tareas de vez en cuando, pero definitivamente, él es a quien se le deja las decisiones porque sin mucho esfuerzo podría saber el siguiente movimiento del enemigo y sabrá que hacer para siempre salir ganando. Y esta vez no es diferente, él conoce a Vitaliy, sabe su manera de actuar y de pensar, y ahora que confirmó lo que tantos años ha venido atormentándolo, se encargará personalmente de que pague. Lo hará sufrir por hacer reducido su apellido a una burla, por hacer sufrir a su madre y a sus hermanos, y por haber matado a su padre.   Puede que Dmitry no sea el Bodganov más antipático, al contrario de sus hermanos menores, él opina que además del trabajo, también hay que vivir, experimentar; sabe que tener una relación es condenar a su ser amado a una vida turbia en donde es común morir pronto, pero eso no significa que las aventuras esporádicas deban ser evitadas. En fin, el mayor de los hermanos no es el más oscuro y esquivo, hasta se podría decir que es un hombre sociable, pero también es el más rencoroso, y su tío pagaría por tantos años de sufrimientos. 
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD