Bruce suspiró nuevamente, sabía que haberle revelado al abuelo de la esterilidad de su esposa le traería una discusión con Astrid, pero de todas maneras era cuestión de tiempo para que se enterara, así que dijo a su abuelo:
—No te estoy llevando la contraria, sólo que me gustaría que me dejes ocupar de mi matrimonio— dijo él.
— ¡Me vale un pepino lo que pienses tú y tú mujer, Bruce!— exclamó el abuelo enojado— hoy mismo voy a ocuparme de el asunto con Astrid — dijo el abuelo firme en lo que decía.
— ¡Por favor, déjame resolver mis asuntos, abuelo!— exclamó Bruce enojado.
El abuelo suspiró y dijo:
— Está bien te dejaré por unos días, no quiero imaginar si Adam tu primo se entera de ésta noticia, espero que todo resulte bien para tí y tu mujer.
Bruce salió de la casa de su abuelo imaginando la hecatombe que hubiera sucedido en su casa una vez que Astrid oyera lo que su abuelo le iba a decir, realmente nunca quiso saber quién era la mujer que llevaría a su hijo en el vientre, su abuelo tenía razón, él debió estar más interesado en quién sería la otra parte que aportaría los genes para su próximo heredero.
Esa noche cuando estuvo en casa, le dijo a Astrid:
——El abuelo ya sabe que alquilaste un vientre para tener a nuestro heredero.
— Amor, ¿Por qué hiciste eso?— se quejó ella— quería que el embarazo estuviera más avanzado, pero bueno dime; ¿Cómo reaccionó?
— Se enojó al principio, pero después se calmó, solo le preocupa que Adam se entere y ocasione problemas— dijo Bruce.
— No tiene porque enterarse, pensaba usar una barriga ficticia, pero aún puedo hacerlo para que tu primo no se entere— dijo ella resignada.
— El abuelo desea conocer a la chica que llevará a nuestro hijo en el vientre— dijo Bruce y yo también.
— ¿Para qué? Lo mejor es qué se mantenga bajo perfil, déjame manejar ésto amor, es mi embarazo y yo mientras fingiré estar embarazada, ¿ves? Lo arruinaste diciéndole a Gerrit.
— ¡Me presionó, y cuando me veo acorralado no sé como actuar Astrid!— se defendió Bruce.
— Bueno, ya mañana hablaré con el abuelo y le explicaré cual es nuestro plan— dijo ella— lo convenceré de qué no es necesario conocer a la chica, solo yo mantendré contacto con ella.
A la mañana siguiente ella salió para hablar con Gerrit Callister, lo encontró sentado en su cómodo sillón.
— Hola Astrid, me imagino que vienes a explicar esa idea que tuviste de comprar un vientre— dijo Gerrit escéptico.
— Hola abuelo, ¿Por qué no te gusta la idea? Solo quiero ayudar a que tu herencia siga en tu apellido y no en el de tu sobrino Adam.
Él se quedó pensando y respondió:
—¿Tú crees que a ese se le puede engañar? ¿Cómo piensas hacerlo?
— Usaré una barriga ficticia y todos verán como crece mi embarazo— dijo ella—¿Te parece que algo pueda fallar?
— Mi mujer quien es su tía de sangre ya lo sabe y de seguro le irá con el chisme— dijo Gerrit— habla con Marjorie para ver si aún no lo ha divulgado.
— ¡Ay Gerrit, habla tú con ella y convencela, es el patrimonio de ustedes el que se está peleando, ¿porque ella tiene que estar de parte de Adam? — preguntó Astrid hastiada de tanta complicación.
— Es su sobrino biológico, y aunque no está de acuerdo con que él quede al frente, es su sangre y ese lazo es muy fuerte cariño.
— Por eso, habla con ella abuelo, todos sabemos lo tarambana que es Adam, pero cumple con el requisito de quedar al frente de tus empresas cuando tú te retires, y eso sería el desastre para todos, es un egoísta, y bueno para nada, no entiendo porque Richard que es el más juicioso de los dos hermanos no se ha casado aún — dijo ella.
— Sí y eso que es mayor que Adam, de todos modos está ahora comprometido, en cualquier momento se casa— dijo Gerrit— Stella Vaughn se llama la chica, espero que se embarace apenas se case, aunque él formó su propio emporio económico y no quiere al hermano cerca de sus empresas.
— ¡Porque sabe la mala ficha que es!— dijo Astrid.
Se levantó y dijo:
— Abuelo, habla con la abuela Marjorie, así avanzamos sin problemas.
— Está bien, ¡espera un momento! Le dije a Bruce que deseo conocer a la chica del vientre— dijo Gerrit.
— Él me lo dijo abuelo, pero mientras menos sepan de ella mucho mejor— dijo ella.
— Al menos dime su nombre— dijo Gerrit Callister, insistente.
Astrid se dio cuenta que Gerrit Callister cuando se empeñaba en algo lo conseguía a como diera lugar.
— ¡Ay abuelo! Se llama Camila Cruz— dijo Astrid, claudicando ante las peticiones de Gerrit.
— ¿Es latina?— dijo Gerrit.
Más que una pregunta fue una aseveración y Astrid preguntó:
— ¿No te gustan las latinas?
—No es eso, es que recordé algo que pasó hace algún tiempo— dijo Gerrit nostálgico— no me hagas caso.
Astrid se despidió con un beso en la mejilla de Gerrit, se sentía más tranquila después de haber conversado con él.
En cambio él abuelo no estaba tranquilo, el nombre de Camila Cruz, le revolvió recuerdos guardados por muchísimo tiempo.
—«¿Cuánto había pasado? ¿Veinticinco años? No, exactamente veinticuatro años, ella trabajaba en su casa, excelente cocinera, iba y venía cada día, pero una vez se quedó por una celebración… »
Mejor no recordaba aquello, lo guardaría en su corazón y allí se quedaría.
Gerrit Callister ya había cumplido 70 años, aún se veía alto, ojos muy vivaces y de un azul celeste impresionante, había heredado de su padre todo el emporio económico que poseía, era muy bueno para los negocios, pero quería dejar el mando a su nieto Bruce, quien era hijo de su único hijo James, pero éste había fallecido diez años atrás junto con su esposa en un accidente de auto.
Su nieto era su única esperanza de que todo lo creado por la dinastía Callister siguiera perteneciendo por derecho a esa estirpe, pero de tiempos ancestrales sus antepasados habían puesto la condición de quien quedara al frente tendría que estar casado y con descendientes, Bruce no cumplía con ese requisito.
Adam MacIntyre era su sobrino, pero no de sangre, era familia directa de su esposa, por lo tanto entraba en la sucesión, pero no era un Callister, y para agravar la situación era un bueno para nada, que solo gastaba a manos llenas y no producía un centavo, además de tener una reputación dudosa.
Por eso Gerrit estaba empeñado en que su nieto tuviera un heredero pronto, pero Astrid resultó ser estéril y hasta ahora que se acercaba su retiro fue que se interesó en buscar a un bebé, con la mala noticia de no poder engendrar, pues su útero tenía problemas para retener un embarazo, ya había embarazado dos veces y los había perdido, fue por eso que buscó a ésta chica para que le prestara el vientre y así tener al heredero de los Callister.
Marjorie adoraba a su sobrino Adam, aunque sabía que en manos de él, no podía quedar todo el patrimonio Callister, ella tenía una debilidad y era hablar sin pensar y ésto estaba haciendo cuando recibió la llamada de su adorado sobrino.
— Hola tía, ¿Cómo estás? Cuéntame como va lo del embarazo de Astrid— dijo Adam.
— Pues creo que no hay embarazo— dijo ella imprudentemente.
— ¿Volvió a perder el bebé? — preguntó éste interesado.
Después de haber dicho aquello se arrepintió y dijo:
— No, no sé nada, estoy inventando cosas, todo va bien.
—¡ Ay tía, espero y no me estés ocultando algo!— dijo Adam manipulando a Marjorie— sabes que tú eres la única que siempre me ha demostrado amor y confianza, me pondré triste si no me dices la verdad.