+ALEXANDER+ Claire y yo entramos a la casa casi en silencio, pero no era el silencio de la tranquilidad, sino el de la tensión que se había instalado entre nosotros. La atmósfera estaba cargada, densa, como si las paredes mismas retuvieran los ecos de lo que había ocurrido, y de lo que estaba por venir. Bastien ya se había marchado para continuar con la búsqueda de mi hermana. No me gustaba cómo se sentía todo, ese nudo en la garganta que no desaparecía, la culpa que crecía con cada segundo que pasaba. Me dejé caer en el sillón del despacho, mientras Claire se sentaba a mi lado, con la mirada fija en mí, cargada de reproches pero también de preocupación. No podía evitar que su voz se alzara, sus palabras eran duras, pero sinceras. —Alexander, ¿cómo pudiste? —me reprochó con el ceño frun

