REAGAN La noche se extiende y cubre la jodida casa en la que vivo, desde que mi pequeña hermana ingrata se marchó, ahora mi hogar se ha vuelto un iceberg, y la familia de la que tanto presumía con el mundo entero, se desmorona estando a punto de quedar nada. El aire nocturno es pesado, cargado con la fragancia de la lavanda que mi madre insiste en que inunde cada rincón. Estoy en mi habitación, recostada sobre mi enorme cama de sábanas de seda, fingiendo interés en una revista que hojeo sin realmente leer. Las palabras se mezclan, las imágenes se desdibujan, y todo me parece absurdamente trivial. A mi alrededor, Selene, Marcela y Ana charlan y ríen sin parar, su conversación es un revoltijo de temas insustanciales: chicos, entrenamientos, los nuevos movimientos que ensayaron para el próx

